Desde la tramoya

Diez ridículos eufemismos de campaña

Terminan las campañas vasca y gallega. Y termina por fin la pronunciación de esas manidas frases que nadie cree, pero que los candidatos y sus equipos siguen utilizando como si sirvieran para algo. Aquí las diez más repetidas, no sólo en España sino en todo el mundo. La obvia traducción se redacta a continuación, por si había alguna duda.

1. “La única encuesta que vale es la de las urnas”. Traducción: vamos a tener un resultado de mierda. Pero hasta que eso llegue, mejor no contarlo. Imagínate que decimos, como en realidad sabemos, que vamos a tener un mal resultado. No nos vota ni nuestra madre. Es curioso esto de la política: la gente prefiere, en general, votar a ganadores que votar a quienes más necesitan el voto.

2. “Necesitamos un apoyo suficiente para garantizar un gobierno estable”. Es decir, si no tenemos mayoría absoluta para poder hacer lo que nos venga en gana, la izquierda podría aliarse y quitarnos el Gobierno. Este eufemismo, en España y en los últimos 20 años, sólo vale para la derecha. Hace décadas que la izquierda no aspira a la unidad. Aunque en un notable y lamentable anuncio para las elecciones vascas, también lo ha utilizado el PP para inhibir el voto a Ciudadanos, que considera que es tan inútil como “un paraguas en el Sáhara” o “unas chanclas en Groenlandia”. Al PP no le ha importado que Ciudadanos (y Podemos) tenga precisamente entre sus prioridades el cambio del sistema electoral para que los votos de todos valgan igual, propuesta que ha contado sistemáticamente con la oposición de los populares y los socialistas.

3. “Salimos a ganar y vamos a ganar. No estamos contemplando pactos posteriores”. Eufemismo que en realidad señala que se están considerando pactos parlamentarios para evitar que gobierne el más votado. No hay ningún partido en un sistema parlamentario como el español que no considere qué escenarios y qué alianzas se abren con un resultado u otro.

4. “En este partido saludamos el debate y la discusión abierta”. Frase que en realidad viene a decir “Ya podrían estarse calladitos los cabrones de enfrente. Esta imagen de desunión nos está matando”. Generalmente, las discusiones internas separan a los halcones de las palomas. Los primeros (aznaristas, pedristas, pablistas) apuestan por líneas duras y nítidas. Los segundos, las palomas, por posiciones más conciliadoras y sutiles (como los marianistas, los errejonistas o los susanistas).

5. “El partido tiene canales democráticos para tomar sus decisiones.” Traducción: “¿Podemos evitar la reunión del órgano nacional correspondiente?”. Si no, ¿tenemos manera de controlarlo?”. Aplícase el eufemismo para exagerar la democracia interna de los partidos que, existiendo, en realidad está adulterada siempre por las luchas entre las facciones. Los partidos manejan una materia prima, el poder, que excita los instintos incluso más que el dinero.

6. “Respetaremos la voluntad de los votantes”. Como si los votantes hablaran con una sola voz y una sola motivación. Cada votante pone la papeleta en la urna con un criterio distinto y bastante oculto. No existe un solo motivo para votar a un partido. El resultado final es una agregación bastante incomprensible de motivos.

7. “Todos estamos ahora remando en la misma dirección y apoyando a nuestro líder”. Si es necesario decir eso es que el líder está cuestionado y es probable que tras las elecciones, si el resultado es malo, las discrepancias con él o con ella se hagan públicas. En la política no hay piedad con los perdedores.

El charlatán frente a la sabionda

8. “Hablaremos sin líneas rojas”. Gran chorrada. Todo partido tiene sus líneas rojas ideológicas. En la política, como en el resto de la vida, si no hubiera líneas rojas no habría negociación. Toda negociación implica líneas rojas: el punto hasta el cual estás dispuesto a ceder.

9. “Yo no pienso en mis intereses o en los del partido, sino en los intereses de los ciudadanos”. Otra tontuna. Zara piensa en los intereses de sus clientes, por supuesto, pero existe y trata de sobrevivir por su propio interés como empresa. Lo mismo los partidos. Trabajan por el interés de sus votantes y de su país, su región o su municipio, pero también por el interés inmediato de la organización.

10. “Aquí no hablamos de sillones, sino de solucionar los problemas de los ciudadanos”. Pues qué curioso que siempre las conversaciones se bloqueen cuando se habla de sillones. No digo que las políticas concretas (las líneas rojas) no tengan importancia. Por supuesto que la tienen. Pero también es importante y genera siempre tensión el reparto de cargos, que es la manifestación práctica y concreta de la capacidad para poner esas iniciativas en marcha y para repartir la cuota de poder real que se obtiene.

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