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Relatos socialistas sobre el Estado del bienestar

La generación de Felipe González ha construido un relato muy sólido sobre el papel del PSOE en la construcción del Estado de bienestar durante sus años de  gobierno. Este relato ha cobrado fuerza como referente nostálgico en los momentos de mayor tribulación interna de los socialistas. Ante una situación de desgaste electoral, tras haber perdido la mitad de los votantes que llegó a tener en 2008, el partido, sumido hoy en su peor crisis desde la llegada de la democracia, se repliega, mira hacia su interior y trata de sacar pecho y generar orgullo recordando la época dorada de los primeros gobiernos socialistas. En el último año hemos podido oír en numerosas ocasiones discursos en los que dirigentes del PSOE salen al paso de las críticas reivindicándose como el partido que construyó el Estado del bienestar en España.

¿Qué hay de cierto en todo ello?

Sin ánimo iconoclasta alguno, me gustaría situar en sus justos términos la contribución histórica del PSOE con respecto a nuestro (insuficiente y escasamente redistributivo) Estado del bienestar. La gestión del partido socialista durante el liderazgo de González fue extensa en el

tiempo (1983-1996) e intensa en sus políticas. Las grandes líneas son bien conocidas: España se modernizó a marchas forzadas, entró en la Comunidad Europea, permaneció en la OTAN tras un traumático referéndum en 1986, desactivó el problema militar para siempre, procedió a la reconversión industrial, liberalizó algunos sectores que se habían mantenido cerrados a la competencia, descentralizó el Estado, e hizo numerosas reformas en diversos ámbitos (justicia, administración, universidad, mercado de trabajo, etc.). Hubo también aspectos negativos que ensombrecieron en buena medida su gestión, sobre todo la guerra sucia de los GAL y los numerosos escándalos de corrupción que fueron aireándose a partir de 1990.

En el plano social y redistributivo, el PSOE realizó una contribución esencial en todo lo que respecta a la institucionalización del Estado del bienestar en materia de educación, sanidad y pensiones. Hasta tal punto fue así, que en el relato de la generación socialista de González se presenta con frecuencia al PSOE como el partido que trajo el Estado de bienestar a España. Muchos estudios sobre políticas sociales en nuestro país, de hecho, comienzan en 1982, dando por supuesto que antes no hubo nada especialmente relevante.

Me gustaría presentar algunos datos que muestran una historia algo más compleja. Proceden del riguroso trabajo de Sergio Espuelas, “La evolución del gasto social público en España, 1850-2005”. Voy a comenzar por el gasto educativo, que debe considerarse separadamente del resto del gasto social, pues los gobiernos pueden invertir en educación no sólo por razones distributivas y de igualdad de oportunidades, sino también como una inversión en capital humano que redunde en una mayor productividad.

En el siguiente gráfico puede examinarse la evolución del gasto educativo en el periodo 1970-2000. Es importante comenzar antes del inicio de la democracia para poder comprobar si hay algún efecto relativo al cambio de régimen. Por lo demás, al incluir un periodo amplio, se puede ver lo que sucedió antes de la primera experiencia de gobierno socialista y después de la misma, en la primera legislatura de José María Aznar.

 

Gasto en educación como % del PIB

Parece claro que durante los últimos años del franquismo no se produjo un aumento del gasto (medido como porcentaje del PIB). Hubo un fuerte impulso en 1977-78, en medio de la transición a la democracia, pero luego los gobiernos de UCD no hicieron mucho más. La llegada al gobierno de los socialistas, sin embargo, marca el inicio de una década (1982-1992) de aumento sostenido del gasto educativo. No debe sorprender que la política educativa fuera una de las mejor valoradas por la opinión pública en todo ese tiempo. En 1993 se produce un aumento espectacular de un punto de PIB, alcanzándose el máximo de la serie. A partir de entonces, España inicia un largo periodo de ajuste destinado a cumplir con los requisitos del Tratado de Maastricht (condición necesaria para entrar en el euro); en consecuencia, el gasto educativo se resiente en los últimos años socialistas y la primera legislatura de Aznar. En términos globales, no obstante, cabe concluir que el PSOE hizo del gasto educativo una de sus prioridades, confirmándose así en buena medida el relato al que he hecho referencia al principio.

Consideremos ahora el resto del gasto social (sanidad, desempleo, familia, vejez, etc.), que constituye el grueso del Estado del bienestar. Puesto que España arrastra un problema crónico de elevado desempleo desde finales de la década de 1970, una parte importante del gasto social se destina a cubrir las prestaciones por desempleo. Por ello, en el siguiente gráfico aparecen dos líneas, una correspondiente al gasto social global y otro al gasto social descontando el gasto por desempleo.

 

Gasto social (sin educación) como % del PIB

En la parte baja del ciclo de movilización

Ahora la historia es mucho menos clara. Desde 1970 hasta 1981, es decir, en el tardofranquismo y los gobiernos de la UCD, hubo un aumento extraordinariamente importante del gasto social, pasándose de un 7,5% del PIB en 1970 a un 17,8% en 1981. A partir de ese momento, sin embargo, el gasto, con la llegada del PSOE al poder, se congela. Durante las dos primeras legislaturas de González, se detuvo el proceso de crecimiento del gasto social en España. Es sólo tras la ruptura con los sindicatos y la huelga general del 14 de diciembre de 1988, con una presión enorme de la opinión pública, cuando el PSOE decide dar un nuevo impulso al gasto social, alcanzándose el máximo en 1993. El proceso concluye de forma más bien abrupta con la llegada de la crisis económica a finales de 1992. Si se observa la línea morada, en la que se ha descontado el efecto del gasto por desempleo, puede verse que el esfuerzo del PSOE en su tercera legislatura consistió en un aumento de 2,4 puntos entre 1989 y 1993. En comparación, la UCD, entre 1977 y 1981, aumentó el gasto social en 3,3 puntos de PIB.

Lo que tenemos aquí es, pues, una evolución del gasto social muy distinta a la del relato tradicional que ha construido la generación de Felipe González. Hay una primera y fuerte expansión del gasto social en la década de 1970, con el tardofranquismo y la UCD. El PSOE detiene esa expansión y no vuelve a aumentar el gasto social hasta después de la huelga general de 1988. Entre 1989 y 1993 se produce un fuerte crecimiento, aunque no tan intenso como el de la década anterior, y se detiene con la crisis de 1992 y el inicio de los ajustes inducidos por Maastricht.

En fin, el PSOE, en la etapa de González, hizo un esfuerzo digno de reconocimiento en inversión educativa, pero la idea de que el partido socialista construyó el Estado del bienestar en España es una exageración. Su contribución fue importante, sin duda, pero durante las dos primeras legislaturas (1982-89) el gasto social prácticamente se congeló (tras una década de rápido crecimiento) y sólo volvió a expandirse tras la huelga general de 1988. El PSOE, en estos momentos de crisis, más que recrearse en supuestas glorias pasadas, debería ofrecer un compromiso creíble a favor del aumento del gasto social y su capacidad redistributiva.

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