Telepolítica

Razones y sinrazones de la moción de censura

Resulta indiscutible que Podemos lleva razón cuando habla de que España vive una peculiar etapa de nuestra historia reciente, en la que una larga serie de casos de extendida corrupción ha consolidado un mayoritario estado general de hartazgo y desconfianza en nuestro sistema. No es menos evidente que no estamos ante lo que técnicamente se conoce como un “estado de excepción”, pero aquí el lenguaje no es el problema. Todos sabemos lo que se quiere decir con esa expresión.

Podemos seguirá adelante con la moción de censura a Cifuentes a pesar de la negativa del PSOE a apoyarla

Podemos seguirá adelante con la moción de censura a Cifuentes a pesar de la negativa del PSOE a apoyarla

A la vista de las reacciones expuestas por las distintas formaciones políticas, parece claro que no existe un mínimo acuerdo respecto a que la moción de censura sea la respuesta más adecuada que el país necesita para abordar la grave situación que nos ha tocado vivir. Además, hay un problema que complica aún más todo el imposible proceso de entendimiento. En política es a veces complicado determinar con exactitud las auténticas intenciones que se persiguen con una iniciativa. Tampoco es automático que una intención se convierta luego en objetivo conseguido. De momento, sólo cabe la posibilidad de analizar las principales motivaciones que parecen animar este proceso:

 

  1. La primera de ellas, la más notoria y evidente, es la que tenemos que desechar de entrada como válida. Las mociones de censura en ocasiones se hacen para ganarlas. No es este el caso. No hay la más mínima posibilidad de que esto suceda. Lo saben todos los partidos de la cámara. No hay posibilidad de reunir a 176 diputados que voten a un nuevo presidente en sustitución de Mariano Rajoy. Por tanto, es claro que ese no es el motivo que mueve a Podemos. Objetivo descartado.
  2. Una segunda intención más que razonable es la de hacer algo que sirva para mostrar ante la opinión pública una posición activa frente a una situación de generalizada indignación. Mientras los líderes y partidos restantes se quedan en meras declaraciones más o menos airadas, Podemos busca colocarse como una fuerza no dispuesta al inmovilismo ante la degradante situación. Objetivo conseguido.
  3. Otra aparente intención menor puede ser la de desmontar a Ciudadanos de su papel como partido “controlador” del Gobierno de Rajoy. Ciudadanos no puede votar el derribo del Gobierno o perderá su núcleo de votantes, antiguos seguidores del PP, que buscan el mantenimiento de un gobierno conservador actualizado, limpio y fortalecido. La postura de frontal crítica de Podemos a Ciudadanos presenta serias dudas sobre su eficacia. Seguro que sus seguidores apoyan el ataque, pero en realidad fortalece a los simpatizantes de Albert Rivera. Pierden todas las dudas de la ubicación ideológica de su opción alejada de la nebulosa que tiempo atrás suponía compartir el espacio de la nueva política con Podemos. Aquello sí que era confuso. Objetivo discutible.
  4. La intención prioritaria de Podemos parece ser el intento de dañar la posición del PSOE, afectado por la ausencia de portavoces de peso a la altura de la delicada situación que se vive. No hay un posicionamiento claro derivado de la inexistencia de un liderazgo fuerte e indiscutible hasta la celebración de las primarias. Pablo Iglesias ha anunciado un intento de movilización popular para colocar al PSOE en el centro del tornado, el de forzar a la nueva dirección a optar por una disyuntiva fabricada ad hoc, la de secundar a Podemos frente a la corrupción o al PP. En realidad, todo va a depender de la habilidad de los socialistas para manejar la situación. Pese a la delicada situación que atraviesan, podrían tener a favor tres factores significativos: el proceso interno de primarias puede servir de excusa para evitar tomar grandes decisiones; además, hay unanimidad entre todos los candidatos en no participar en el juego político planteado por Podemos; y, finalmente, los pocos votantes que quedan en el PSOE parecen bastante firmes en su apoyo al partido. Si han resistido todo lo acaecido estos últimos tiempos, es difícil creer que ahora se vayan a descolgar. Lo lógico es que esperen a ver cómo se reconfigura el partido al que han apoyado en las peores circunstancias imaginables. Objetivo muy complejo.
  5. Cabe la posibilidad de que Podemos intente con la jugada movilizar al electorado perdido tras el voto junto a Rajoy contra la investidura de Pedro Sánchez. Tras la confluencia con IU se produjo un serio retroceso en el número de votos esperado. Cientos de miles de simpatizantes se quedaron en casa desmotivados. La permanente acusación de que en España tenemos un Gobierno del PP porque Podemos así lo decidió sigue apareciendo en cuantos trabajos de investigación sociológica se realizan. Se ha intentado una y otra vez acabar con el sambenito, pero para buena parte de los votantes de izquierda aquello supuso un acontecimiento imborrable. El hecho de que el PSOE facilitara la investidura de Rajoy supuso una evidente carga que arrastran los socialistas, pero no ha sido suficiente para levantar la losa del voto junto al PP contra un Gobierno que hubiera cambiado la historia de estos últimos años. Con esta moción de censura, Podemos puede intentar que la gente visualice al PSOE junto a Ciudadanos manteniendo al PP en el poder en las actuales circunstancias.  Es de suponer que el PSOE se negará a aceptar el escenario. Siempre podría elegir abstenerse en las votaciones y rechazar participar en el dilema planteado. Lo cierto es que resulta muy difícil predecir la reacción general del electorado cuando el evento tenga lugar. Objetivo controvertido.
  6. Hay dudas sobre si la intención última de la moción de censura es la de hacer caer o debilitar el gobierno de Rajoy. Todo parece indicar que el PP no va a modificar su estrategia a corto plazo. Solamente una caída de sus expectativas electorales podría obligarle a un cambio de rumbo que no quiere y, seguramente, tampoco puede aceptar. Por eso, es evidente que su única plataforma de subsistencia es la de agruparse en el partidismo extremo. Es la única manera de intentar consolidar su fuerza electoral. Por eso reitera los mensajes relativos a la existencia de enemigos radicales que buscan la destrucción del sistema y la extensión de la idea de que la corrupción es un mal generalizado a todos los partidos y achacable a personas aisladas no identificables con siglas concretas. Cabe la posibilidad de que la iniciativa de Podemos en solitario, sin el apoyo de ninguna otra fuerza, le sirva en el fondo al PP para reafirmar sus votantes. Casi con seguridad, es en esta argumentación en la que se van a apoyar. Objetivo arriesgado.
  7. Las mociones de 1980 y 1987, al igual que esta, no se hicieron para derribar al gobierno existente. En aquellas ocasiones, el principal objetivo era el de presentar ante la nación la escenificación de un próximo presidente de Gobierno. En el caso de Felipe González, la representación fue un éxito. Sus dotes parlamentarias y el debilitamiento creciente de la UCD le proclamaron manifiesto vencedor de aquella moción, derrotada en votos parlamentarios. La misma intención con resultado inverso se produjo en 1987 con Antonio Hernández Mancha. Su intento de usurpación virtual de la presidencia de Gobierno fue un rotundo fracaso y contribuyó a acortar con mayor celeridad su fugaz paso por la política. Pablo Iglesias tiene la oportunidad de aprovechar la moción para fortalecer su castigada imagen. Su valoración es tan baja entre buena parte de los españoles, como firme y elevada lo es entre sus seguidores. No olvidemos que en Vistalegre 2, uno de cada tres participantes en el proceso votó a favor de la posibilidad de que se marchara de la formación si perdía frente a las tesis de Errejón. Pablo Iglesias tiene la oportunidad de recuperar parte del desgaste sufrido como figura política. Independientemente de la abrumadora votación negativa que obtuviera, siempre tendría la posibilidad de jugársela a ocupar el centro absoluto de la escena política. De su capacidad para hacer frente al reto dependería el resultado final. Objetivo incierto.

En resumen, Podemos recupera la iniciativa política perdida en los últimos tiempos. No hay duda alguna de que la elección de la extendida corrupción como tema central del debate nacional es un acierto. Resulta discutible que la moción de censura sea la propuesta más adecuada para sintonizar con la mayor parte de los ciudadanos. La división que ha provocado no es buen síntoma. La falta de unidad abre un abanico de valoraciones y de especulaciones difíciles de objetivar. El movimiento de Podemos tiene posibles ventajas y asume ciertos riesgos. Podría visualizarse como líder real de la oposición al PP, dejando al PSOE y a Ciudadanos fuera de juego. Por el contrario, corre el peligro de que su ubicación en el mapa político se arrincone aún más, quedando fuera de toda posible estrategia de alianzas, siempre deseada por la mayor parte de los electores. Queda también la seria duda de si para el PP la iniciativa de Podemos es dañina o, por el contrario, le puede ayudar a victimizar su postura ante sus votantes. Por último, la moción de censura, si finalmente la protagoniza Pablo Iglesias, se jugará en definitiva en el escenario parlamentario y el resultado dependerá de su capacidad para estar a la altura de las circunstancias.

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