Plaza Pública

Bruselas no cierra el telón

Marta Morcuende

Aún me remuevo cuando escucho sirenas de policía. Se me enciende de manera inevitable una luz de alerta. Luego recuerdo que estoy en medio de una gran ciudad, que pasan mil historias, que el coche de policía quizás solo quiera quitarse el atasco de en medio, y se me pasa. Hace un año desde que Bruselas se despertara compungida por las explosiones de un ataque muy anunciado. 32 personas fueron asesinadas y más de 300 resultaron heridas en los ataques que tuvieron lugar en el aeropuerto y en la estación de metro de Maelbeek, en pleno corazón del barrio europeo. Y aun así la vida siguió. El susto del momento pronto empezó a evaporarse y los habitantes de Bruselas seguimos con nuestras vidas como si nada hubiese ocurrido.

Meses antes, tras los ataques de París y el supuesto riesgo inminente de ataque en Bruselas, la ciudad quedaba paralizada y sus habitantes aterrados. Una gran parte de los eventos se cancelaron; calles, plazas y bares quedaron vacíos; parecíamos vivir en stand-by. El turismo cayó en picado y comenzó una gran campaña para volver a atraer turistas a la capital europea.

Tras el 22 de marzo la vida no se detuvo. Desde la administración pública se dio orden de no detener la vida de la ciudad. Habían aprendido del error anterior y no se podía hacer más daño al sector turístico. Y nosotros lo agradecimos. Es más sencillo reponerse de algo así si puedes salir tranquilamente con tus amigos a tomarte una cerveza y desconectar en vez de encerrarte en casa y cuestionarte qué, cuándo y cómo será lo siguiente en pasar.

Un año después la vida sigue en ebullición en Bruselas. La gran actividad y variedad cultural que caracteriza la ciudad no se ha visto mermada por la fecha en la que nos encontramos. Mi Facebook está lleno de eventos a los que “estoy interesada” en atender durante toda la semana: exposiciones fotográficas, proyecciones de documentales sobre la menstruación, jam sessions, manifestaciones en favor de la Unión Europea… Nada en relación al terror. Nada que nos obligue a sentir miedo y desviarnos de nuestra rutina.

Cosas más importantes acontecen en estos momentos que bien merecen nuestra atención. Los ataques terroristas son un arma fácil para hacernos sentir miedo. El miedo te nubla y te impide concentrarte en otros asuntos. Pero necesitamos esa concentración, necesitamos prestar atención a cosas más importantes y complejas que están ocurriendo en estos momentos, como los procesos judiciales a los que están siendo sometidos ciertos dirigentes políticos en nuestro país, o el avance de partidos xenófobos frente a las elecciones que se aproximan en varios países de la Unión Europea.

El interés general de cuidar nuestras raíces rurales

Quiero estar alerta, y no porque escuche constantes sirenas de policía, sino porque estoy cansada de que me infundan miedo. Estoy cansada de que intenten despistarme de lo que creo que realmente merece toda mi atención como ciudadana.

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* Marta Morcuende es una periodista afincada en BruselasMarta Morcuende

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