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Caso Bankia

Botín, González y Fainé empujaron a Guindos a salvar Bankia con dinero público

El presidente del Santander, Emilio Botín, a su salida de la Audiencia Nacional.

Los banqueros Emilio Botín (Santander), Francisco González (BBVA) y Isidre Fainé (Caixabank) empujaron al ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, a intervenir Bankia con dinero público. Esta es la principal conclusión de las tres declaraciones como testigos mantenidas este viernes ante el magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, según explicaron fuentes jurídicas, que especificaron que Francisco González definió a Bankia como "el elefante en la habitación" y que Rato presentó en 2012 "unas cifras que no eran creíbles".

La comparecencia ante el juez tenía como objeto principal despejar las dudas dejadas por Guindos en su comparecencia por escrito como testigo. Pues en la misma no especificó los motivos que le impulsó a convocar hasta dos reuniones para abordar el problema de Bankia. Los encuentros, celebrados el 4 de mayo (viernes) y el 6 de mayo (domingo) con Rato, Fainé, Botín y González, tuvieron lugar en el Ministerio. La última de estas reuniones, que duraron cada una alrededor de una hora y media, precedió a la dimisión de Rato: "Las cuentas que presentó no eran creíbles", reconoció en su comparecencia Francisco González, a quien fuentes del caso calificaron como el más crítico con la gestión del exministro del PP, pues en cada viaje que realizaba al exterior le preguntaban por la situación de Bankia.

En este sentido, González aseguró al juez que su postura en la reunión consistió en plantear que Bankia necesitaba entre 15.000 y 20.000 millones de euros de dinero público y su intervención, y no 7.000 millones como planteaba Rato. Preguntado por Andrés Herzog, uno de los abogados de la acusación en nombre de UPyD, autor de la querella que dio inicio al caso, sobre los motivos del empeño de Rato por utilizar solo 7.000 millones y no los 15.000 necesarios, el presidente del BBVA dijo: "Mi opinión personal es que si el plan de Rato se aprobaba tenía la oportunidad de continuar porque no haría falta una nacionalización".

Interpelado también por el motivo por el que la caja llegó a ese punto de deterioro, González resaltó que los problemas no se habían abordado a tiempo, y entre febrero y abril de 2012 había mucha desconfianza en los mercados con Bankia. Además, explicó que parte de las diferencias consistían en que Rato, cuya intervención calificó como de "excesivamente optimista", consideraba que los créditos eran un activo, una cuestión que fue objeto de discusión entre los cinco interlocutores de las reuniones celebradas en el Ministerio de Economía. "Las cifras presentadas en marzo [de 2012] sobre el año 2011 no eran creíbles. No es creíble que en una situación tan complicada hubiera beneficios". En este sentido, González también dejó un comentario muy gráfico acerca de las diferentes interpretaciones de los asientos contables de Bankia: "La contabilidad es un chicle y acepta un gran margen de interpretación, pero esos datos no eran creíbles".

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Por su parte, el presidente del Santander, Emilio Botín, admitió que en la reunión en el Ministerio mostró su preocupación por la situación de Bankia, al mismo tiempo que consideró que la mejor solución para resolver este problema fue la que adoptó el ministro Guindos. "Fue partidario de hacer una operación rapidísima, que consistían en la nacionalización y la ayuda masiva de fondos, de unos 15.000 millones, lo que contrastaba con la idea de Rato", explican fuentes que asistieron aa declaración mantenida este viernes en la Audiencia Nacional. Por su parte, Botín no quiso entrar en la credibilidad de las cuentas de Rato, aunque sí argumentó que uno de los elementos de los que se habló fueron los "activos ponderados por riesgo". Asimismo, Botín reconoció que la finalidad principal de la reunión era atender la preocupación de los mercados internacionales por Bankia. Pero que Rato defendió sus números.

Al contrario que Botín y González, el presidente de Caixa Bank, Isidre Fainé, explicó que él sí daba por buenas las cifras de Rato que consideraba que Bankia necesitaba únicamente 7.000 millones de euros. "Su planteamiento era coherente", dijo el banquero catalán en palabras de fuentes del caso.

En cuanto a la dimisión de Rato, ninguno de los testigos aseguró conocer esa salida, negando que se hubiera adoptado esa decisión en la reunión del domingo, que según Botín finalizó sin ninguna conclusión. También negaron haber hablado del nombre del sucesor de Rato, José Ignacio Goirigolzarri.

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