El futuro del PSOE

El PSOE impulsa un nuevo modelo de Estado que cubra los “vacíos” de la Transición

Rubalcaba junto a Griñán posan en la foto de familia del Consejo Territorial del PSOE.

Juanma Romero (Granada)

Un "paso de gigante". La apuesta "clara y firme" por un modelo que no cree que la solución que España necesita sea ni el "retroceso" ni la "ruptura". Ni tampoco el "inmovilismo". Una nueva arquitectura anclada en la España federal. 

Todo eso es lo que pretende ser la Declaración de Granada. Un nuevo pacto territorial: la España de todos, el manifiesto aprobado este sábado en la ciudad andaluza por el Consejo Territorial del PSOE, el foro que reúne a Alfredo Pérez Rubalcaba y a todos sus barones territoriales. Cumbre con un cometido claro: alumbrar un nuevo diseño de la Constitución y reparar el divorcio con el PSC. Aún falta de conocer el texto largo, el que concreta las propuestas, los cambios que contendrá la nueva Carta Magna que propone el PSOE para hacer del Estado autonómico un Estado federal. Lo que sí hizo Rubalcaba fue leer el documento resumen, la Declaración de Granada, a la que siguió una rueda de prensa del propio secretario general. 

Vayamos por partes. Primero, a la letra del manifiesto, apoyado por todos los barones, incluido el primer secretario del PSC, Pere Navarro. Tras alabar el modelo autonómico español como una historia de "éxito", como el "instrumento más eficaz de vertebración nacional y de cohesión social" que ha tenido el país en toda su historia, el PSOE defiende que ese Estado de las CCAA fundado con la Constitución de 1978 necesita "una profunda revisión y una actualización urgente" por tres razones. Uno, porque la arquitectura que salió de la Transición era "tentativa", por lo que se dejaron "excesivamente abiertos e imprecisos algunos aspectos esenciales del modelo autonómico". "Ha llegado el momento de llenar los vacíos, precisar lo que quedó impreciso, actualizar lo que ha quedado obsoleto y corregir lo que ha demostrado ser disfuncional o simplemente no ha cumplido adecuadamente su papel". Dos, porque falta consolidar, asentar y garantizar el Estado del bienestar. Y tres, porque la crisis económica, además de dejar un rastro de "malestar social", se ha proyectado también "sobre el conjunto del sistema político", haciendo renacer "la tentación centralista y la tentación secesionista". 

El PSOE se coloca entonces como la muralla entre unos y otros. "El triunfo de cualquiera de esos dos proyectos antagónicos, el que pretende recentralizar España y el que pretende desmembrarla, sería un desastre, y desataría de nuevo todas las tensiones territoriales que durante demasiado tiempo hicieron imposible la convivencia en libertad de los pueblos de España", reza la declaración. Los socialistas concluyen así que la solución pasa por una "reforma en profundidad", avanzando "hacia el federalismo, con todas sus consecuencias" y restableciendo "el consenso territorial en España". El partido proclama que ese, el federalismo, es el "camino lógico y constructivo". Más aún, es el "único punto de encuentro posible para restablecer el consenso territorial en España", y en defenderlo e impulsarlo empleará "todas sus fuerzas". 

"Tender puentes en lugar de volarlos"

La Declaración de Granada pasa entonces a enumerar los cimientos necesarios del nuevo Estado (respeto a las identidades, solidaridad, cooperación efectiva entre el Gobierno central y los Ejecutivos autonómicos, igualdad de derechos básicos de todos los ciudadanos y eficacia en la gestión de los recursos públicos) para a partir de ellos listar los cambios constitucionales precisos: clarificación competencial, Senado como verdadera Cámara autonómica, reconocimiento de los hechos diferenciales, aprobación de un sistema de financiación autonómica "justo y equitativo", incorporación de la protección social, la sanidad y la educación como derechos "fundamentales",  introducción de mecanismos de cooperación institucional...

"Necesitamos renovar el pacto para reformar el sistema político y construir la democracia del siglo XXI. Como parte de ello, necesita un nuevo pacto territorial, no para debilitar el Estado de las Autonomías, y tampoco para desandar lo recorrido en estas tres décadas y media, sino para seguir avanzando en el único camino que ha demostrado ser fructífero. Para seguir viviendo y conviviendo juntos, que es la única forma de que salgamos adelante. El Partido Socialista está dispuesto a levantar esta doble bandera: la bandera de las reformas y la bandera de los consensos. Estamos dispuestos a compartir y debatir ideas e iniciativas, a hablar con todos y de todo, a tender puentes en lugar de volarlos", refrenda el texto. 

El PSOE recuerda que él fue quien ayudó a construir el Estado autonómico con su "esfuerzo", de modo que hoy se siente en la necesidad de proponer su reforma para "salvarlo de las tendencias contrapuestas que lo amenazan". Lo percibe como su "obligación histórica con España". 

Mientras Rubalcaba leía la declaración rodeado por todos sus barones bajo una caseta del jardín del hotel Saray, se oyó un enorme estruendo. El ligero aire que soplaba –a aquellas horas, cerca de las dos de la tarde, Granada era un horno– sirvió para vencer los biombos que separaban la piscina donde los clientes se bañaban del espacio donde estaban periodistas y dirigentes. Al desconcierto inicial por no saber qué había pasado siguió una leve preocupación, pues las celosías de madera habían caído sobre la cabeza de algunos informadores. El extremeño Guillermo Fernández Vara, médico forense, se apresuró y corrió hacia el periodista de El Mundo, el más afectado por el impacto, y que se resentía de la clavícula. No fue más que un susto aunque la foto de un cierto desastre ya se la llevaba el PSOE. Rubalcaba prosiguió después la lectura. Cuando acabó, volvió hacia el interior del hotel. 

Nada de abrir "todo en canal"

Al cabo de pocos minutos, rueda de prensa del secretario general. Se le notaba algo tenso y cortante. Aparte de alabar el "modelo compartido" de PSOE y PSC, y de dar por zanjada su división interna, Rubalcaba incidió en una de las propuestas contenidas en el documento y adelantada ayer: la creación de un fondo de garantía del Estado del bienestar, similar a la hucha de las pensiones, que va engordando en las épocas de bonanza para que "cuando vengan mal dadas" haya dinero como para que no tener que recortar en sanidad, educación y servicios sociales, con independencia de dónde vivan. 

La reforma constitucional imposible (por ahora)

La reforma constitucional imposible (por ahora)

Es lo que Rubalcaba ha llamado el "artículo 135 bis de la Constitución". En 2011, PSOE y PP reformaron en un abrir y cerrar de ojos el artículo 135 de la Carta Magna para consagrar la estabilidad presupuestaria. Los socialistas consideran ahora que "es el momento de completar esa reforma", esa modificación que se hizo "a medias", para garantizar una "estabilidad social". El secretario general se dirigió entonces al PP: si hace menos de dos años ambas fuerzas llegaron a consensuar un cambio de la Ley Fundamental, ahora, que España vive un momento "muy difícil", las dos deberían ser "capaces" de ponerse de acuerdo en este nuevo pacto, en la preservación de la "igualdad de los ciudadanos". "Esto es un proyecto de reforma constitucional que exige el acuerdo que debería ser al menos tan amplio como el de 1978. Esto es más que un pacto territorial, es una propuesta de un nuevo pacto para convivir, para respetarnos, de cohesión social, de igualdad". 

Ni siquiera se trata, recalcó, de "abrir todo en canal", ni de "cuestionar el Estado autonómico, que ha sido un éxito, sino de mejorarlo, perfeccionarlo y completarlo". Pero no deja de ser una propuesta del PSOE. De mucho calado, la mayor en los últimos treinta años en lo que concierne a la articulación territorial, pero que se queda en papel mojado si el PP dice no

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