Cataluña

PSOE y PSC fracasan en su intento de pactar un nuevo protocolo de relaciones

Pere Navarro, primer secretario del PSC, durante la reunión del Comité Federal del PSOE, este sábado en Ferraz.

No hay un nuevo protocolo de relaciones entre el PSOE y el PSC. No lo hay y no es seguro que haya un nuevo documento que reemplace al ya existente de 1977. Y no lo hay porque no ha sido posible cerrar un acuerdo entre los dos partidos hermanos. Lo que sí se ha creado es un Comité Permanente de Coordinación Política entre el PSOE y el PSC, un órgano de diálogo continuo y paritario que gestione las relaciones y resuelva las discrepancias. 

La negociación sobre el nuevo protocolo se ha prolongado durante meses, y ha sido "larga y difícil". Ayer mismo, la dirección encabezada por Alfredo Pérez Rubalcaba lo llevó a la ejecutiva federal, y allí comprobó que había resistencias de varios dirigentes. Las conversaciones se prolongaron durante la noche y hasta la madrugada de hoy, pero esta mañana se retiró el documento y no se sometió a votación del Comité Federal, el máximo órgano del partido. Varios barones habían expresado a la entrada, públicamente, que se oponían frontalmente a una puerta abierta que dejaba abierta el borrador: que en caso de que hubiera divergencias irresolubles, los diputados del PSC pudieran votar de forma diferenciada a sus compañeros del Grupo Socialista. 

Los negociadores, Elena Valenciano por parte de Rubalcaba, y Antoni Balmón, por el lado de Pere Navarro, en cuanto vieron que no prosperaría el pacto de ninguna manera, decidieron tirar "por elevación", dar más fuerza y contenido a ese órgano de diálogo de nuevo cuño: el Comité Permanente de Coordinación Política PSOE-PSC. Una comisión "que velará por el cumplimiento del conjunto de los acuerdos establecidos" entre los dos partidos, "elaborará un documento general de actuación y articulación parlamentaria, resolviendo las discrepancias que puedan surgir en este ámbito". El órgano será paritario y estará formado por los líderes de PSOE y PSC, un miembro de cada ejecutiva y dos del grupo parlamentario (uno en representación de cada formación). 

Lo que no pudieron responder las fuentes de PSOE y PSC que explicaron a la prensa el contenido del acuerdo es qué pasará exactamente a partir de ahora. Se trabajará, dijeron, para que no haya discrepancias, para que no ocurra lo que pasó en febrero, cuando dos mociones de CiU e ICV sobre el derecho a decidir que apoyaron los diputados catalanes generaron el cisma. Pero si agotadas las vías del diálogo no hay entendimiento, la puerta del voto distinto sigue abierta, como estaba antes. Tampoco está claro si en ese caso habrá sanciones a los parlamentarios rebeldes. Todo eso está en el aire.

Lo único que sí está más claro es que el PSC volverá a la dirección del Grupo Socialista en el Congreso, de la que salió en febrero. La dirección de Navarro decidirá quién es el elegido, si revalida su confianza en José Zaragoza o nomina a otro responsable. En suma, se vuelve a la casilla de salida, al escenario existente a principios de año. Sin que se haya renovado el acuerdo parlamentario suscrito en 1977 y cuya renovación se aplaza sin fecha. Todos esos cabos se irán despejando progresivamente. 

"Ni concesiones ni cesiones"

Fuentes del PSOE explicaron que el diálogo de los últimos meses, y especialmente en la última semana, fue en todo momento "dinámica", de forma bilateral entre Ferraz y el PSC –comandada por Valenciano y Balmón– y entre Ferraz y el resto del partido. En la ejecutiva federal de ayer el equipo de Rubalcaba somete al escrutinio de los dirigentes tanto el borrador de protocolo como la propuesta de creación del comité. Ante las "dificultades de negociación" que se pusieron de manifiesto en las últimas horas, y a la vista de que ese "camino", el del protocolo, "no llevaba muy lejos", se decidió aparcarlo y dar más fuerza al órgano de gestión de los conflictos. Por tanto, sólo este último papel se elevó al Comité Federal, y allí fue aprobado sin votos en contra. 

De un lado y otro se afanaron en recalcar la importancia del acuerdo alcanzado. Porque se había "abierto el prisma", se había ampliado el campo de acción: de tasar las relaciones puramente parlamentarias a crear un órgano para discutir periódicamente de políticas que escapan al trabajo cotidiano del Congreso. Hasta ahora, las dos formaciones sólo compartían un único lugar de discusión orgánica, el Comité Federal –los miembros catalanes de la ejecutiva son elegidos en el congreso y no se sientan allí en representación del PSC–, y ahora dispondrán de otro "espacio de coordinación" al máximo nivel. 

Al convencimiento de que había que ampliar el foco también contribuyó, añadieron, el complicadísimo panorama político existente en Cataluña, y el consenso sobre el discurso sellado la semana pasada en Granada, que significa la apuesta por la federalización del Estado. "La situación requiere de nuevos tiempos y nuevas vías", de la articulación de "un frente común" entre PSOE y PSC que se ha consolidado en los dos últimos fines de semana, alegaba un cargo catalán, que agregaba: "No hay que interpretar que hay ni concesiones ni cesiones, sino un acuerdo entre dos formaciones que compartimos un ideario y el fin de nuestra acción política. Es evidente que hay discrepancias. Se pueden resolver en dos horas, como hicieron Artur Mas y Mariano Rajoy. O se puede escoger un camino de apuesta por el frente común y de tirar hacia adelante. Es un acuerdo de confianza, de compartir un camino y un protocolo. Así de ha de leer y así lo entendemos nosotros". 

"Construir una relación bilateral, sentarse a acordar"

Ferraz abundó en que hoy por hoy, tras Granada, el margen de discrepancias se ha estrechado mucho, y con este nuevo órgano se dará vida a un "espacio de conversación y de acuerdo". ¿Y si hubiera existido ese comité se habría podido evitar la votación diferente de febrero a cuenta del derecho a decidir? "A lo mejor sí y a lo mejor no. No había dónde hacer esa gestión del conflicto, más que a golpe de teléfono". ¿Se cambia ahora el móvil por el despacho?, se les preguntó a los dirigentes. "No, es construir una relación bilateral, es sentarse a acordar, a conversar sobre política", respondieron fuentes de Ferraz. 

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PSOE y PSC esperan que la "praxis" de las reuniones y la conversación continua hará que no sucedan episodios como el de febrero en el Congreso. "Se trata de no llegar a eso en la medida de lo posible. Este comité se crea para que las dos fuerzas se pongan de acuerdo, unas veces dando la razón al PSOE y otras veces al PSC". Los catalanes remacharon, por su parte, que no buscan la "confrontación". "No vamos a renunciar a nuestra autonomía, pero pertenecemos a una misma familia política. Quien espere sumar divergencias, se engañará". 

Pero nada dice que no puedan surgir roces insalvables. "Ojalá que no. Esa es nuestra tarea. Conocemos el pasado, pero no vamos a anticipar el futuro. Si las discrepancias no pueden ser resueltas, llegaremos a la expresión de la autonomía del PSC que será la que sea", esquivaron desde el PSC. Ferraz apuntaló la idea de que no se trata de ver "quién mete el gol", sino de hacer un "trabajo muy de fondo y serio" para evitar que se produzca. La dirección federal señaló que, de todos modos, la tentación del voto distinto y los incendios en el grupo parlamentario se da en más ocasiones, y no siempre relativas a Cataluña. Un caso claro, recordaron, es el del agua, que enfrenta a los socialistas aragoneses y manchegos con los del Levante. "Estas tensiones son normales y se resuelven hablando. Posiciones que parecen alejadísimas al final se acaban acercando". En cualquier caso, PSOE y PSC reiteraron que nunca estuvo encima de la mesa la "libertad de voto", entendida como la vía libre a la indisciplina, sino sólo la votación discrepante en asuntos sensibles para Cataluña. 

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