Impuestos

Hacienda se revuelve contra los dirigentes del PP que anuncian bajadas de impuestos

Montoro gana la partida a Soria

Abrió la veda en junio el presidente de Extremadura, José Antonio Monago, anunciando una bajada de impuestos en el debate sobre el estado de la región. El revuelo generado en el Gobierno y en el PP fue relativo. El líder de los conservadores extremeños, que gobierna en coalición con IU, puede permitirse ciertas licencias, según admiten en la formación. No en vano, no ostenta la mayoría absoluta y, además, tiene en sus manos un feudo muy complicado para su partido en el que llegar a la presidencia no fue fácil.

Es evidente que anunciar una bajada de impuestos cuando el Consejo de Ministros anunciaba nuevas subidas –impuestos medioambientales, alcohol, tabaco...–  hacía chirriar el discurso de los conservadores, que llevan a gala "hacer lo mismo en todas las comunidades" y no tener "17 discursos", uno por comunidad autónoma, como, a su juicio, tienen los socialistas. Pero la situación era más o menos controlable. 

El problema ha llegado ahora, cuando algunos barones regionales del PP y la alcaldesa de Madrid, el ayuntamiento más endeudado de España, han calentado la presentación del proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado, poniendo sobre la mesa bajadas de impuestos para el nuevo curso político. Este discurso deja en evidencia a un Gobierno que lo único que ha podido prometer hasta la fecha es que en septiembre de 2014, cuando Rajoy inaugure el curso político en Soutomaior (Pontevedra), el escenario clásico para este tipo de actos en el PP, anunciará una bajada de impuestos. Una reducción que, por cierto, llegaría en 2015. No pasa por alto que es para ese año cuando está prevista la celebración de elecciones generales.

Sin querer entrar al choque directo, la semana pasada el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, hizo un intento de poner fin a este tipo de anuncios advirtiendo que la reducción de impuestos tiene que ser compatible con el cumplimiento de los objetivos de déficit. Y que estas prácticas deben estar incluidos en los planes económico-financieros y de ajustes de las respectivas administraciones. Tras estas palabras, el ministro intentaba poner en evidencia el hecho de que es totalmente contradictorio, por ejemplo, tener deudas con los proveedores y, por otra parte, ir anunciando subidas de impuestos. Es, por ejemplo, el caso del consistorio madrileño.

Más agrio fue el enfrentamiento que un par de días antes, el 18 de septiembre, impulsó Montoro con la Comunidad de Madrid. Ignacio González, que reclama permanentemente una financiación más justa para Madrid, se había comprometido a una bajada de impuestos para 2014. Y el ministro, con desparpajo, le respondió en una conversación informal con periodistas en el Congreso que si baja impuestos "es que le sobra el dinero". La guerra ya estaba montada. De hecho, ya venía de lejos. El sucesor de Aguirre en la Comunidad de Madrid es uno de los más firmes opositores dentro del PP al déficit a la carta que Hacienda ha instaurado para las comunidades en 2013.

Alberto Fabra, presidente de la Comunidad Valenciana, otro de los feudos más potentes del partido, ha sido el último barón de Rajoy en subirse al carro de la subida de impuestos. Y la respuesta desde Hacienda es la misma: "Mientras pueda y cumpla con los objetivos previstos, adelante", sostienen fuentes del departamento de Montoro consultadas por infoLibre.

Dos variables, la electoral y la de la financiación autonómica

No obstante, las mismas fuentes no ocultan que este tipo de gestos que dejan en evidencia la política del Gobierno tienen un doble trasfondo: electoral y financiero. Electoral, porque serán las comunidades autónomas y los ayuntamientos los primeros en examinarse en las urnas en 2015, antes de las generales. En este sentido, gran parte de los barones del PP creen que van a ser los primeros en pagar el castigo de las políticas del Gobierno de Rajoy. Es decir, que corren el riesgo de perder sus respectivos territorios. De ahí que hayan comenzado ya con el desmarque. "Es como estar en una campaña permanente", reconoce un dirigente regional.

En materia económica, Hacienda tiene pendiente abrir las negociaciones para la reforma del modelo de financiación. Desde este departamento consideran que las comunidades están ya empezando a posicionarse y a presionar para marcar territorio. En esta variable, la cuestión catalana no es algo baladí. 

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En pleno desafío soberanista de Artur Mas a Rajoy, los barones del PP miran con recelo las posibles conversaciones que Gobierno y Generalitat puedan estar llevando a cabo para desbloquear la cuestión. La insistencia del Ejecutivo a Cataluña en el hecho de que las conversaciones no pueden ir más allá de la ley y la Constitución hacen que en el PP estén convencidos de que el conflicto va a intentar desatascarse por el flanco financiero. Montoro es consciente de este escenario. "No hay nada, no hay nada nuevo", lleva una semana respondiendo con insistencia cada vez que se le pregunta sobre cómo van las conversaciones con Cataluña.

Máxima tensión

El tema de los impuestos genera máxima tensión en el Gobierno. Se trata de un asunto muy delicado porque su subida, prácticamente cuando acababan de aterrizar en Moncloa, supuso una rectificación en toda regla del programa electoral con el que concluyeron a las generales en 2011. Dirigentes de peso en el partido como José María Aznar o Esperanza Aguirre han aprovechado la actuación de Rajoy en esta materia para poner en duda su gestión al frente del Gobierno.

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