CASO NÓOS

El expresident: “Tampoco nadie preguntó por mí en la farmacia de mi mujer”

Camps reaparece en la Cortes tras la confirmación de su absolución

Marisa Gallero

Domingo 17 de noviembre. 11.30 horas. Francisco Camps tenía que contestar por escrito y en presencia de la secretaria judicial a las preguntas redactadas por el juez José Castro, en calidad de testigo del caso Nóos.

Pero, según declaraciones del expresidente de la Generalitat valenciana, esa providencia que el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma notificó el sábado nunca llegó a sus manos: “¿Paradero desconocido? Si he estado todo el fin de semana en mi casa… No he recibido ninguna llamada, ¿qué se supone que tengo que hacer?”.

La secuencia de los hechos, según Francisco Camps, es la siguiente:

“El martes, 12 de noviembre, a las 18 horas, una inspectora se personó en mi despacho en el Consejo Jurídico Consultivo, para explicarme que tenía dos posibilidades, declarar en el juzgado o por escrito. El miércoles, a las 13 horas, me presenté por teléfono a la secretaria judicial, leyéndole el escrito que había preparado y fijando como domicilio de la citación el mismo donde me entregó la Policía Nacional el anterior, mi despacho en la Plaza de San Nicolás, cercano al Palau”.

“A las 13.30 envío por fax el escrito al Juzgado de Instrucción número 3 de Palma en el que solicito declarar por escrito como testigo en el caso Nóos”.

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Ese mismo viernes, 15 de noviembre, se publica que queda anulada la citación para el sábado y el juez da cinco días de plazo a las partes, a contar a partir del lunes, 18 de noviembre, para que remitan al juzgado las preguntas que tendrá que contestar Francisco Camps. “Doy por hecho que está todo aclarado y hago vida de sábado y domingo”.

Camps cuenta con estupefacción que nunca estuvo ilocalizable: “El sábado por la tarde empieza el lío. Que no me encuentran por toda Valencia. He estado en mi casa, excepto un rato el sábado por la tarde. Tengo teléfono fijo y no me han llamado. Mi mujer tiene una farmacia en el centro de Valencia y estuvo el sábado trabajando, tampoco nadie preguntó por mí…”.

“Entonces, ¿tenía que saber que el juez el sábado a mediodía iba a dictar otra providencia urgente citándome a declarar? ¿Voy hasta el juzgado que está cerrado un domingo o a buscar al juez al hotel? ¿Salgo con un megáfono para que me encuentren? Es todo muy absurdo”.

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