El relevo de Griñán

Susana Díaz exhibe su poder en el PSOE en el congreso de la renovación

Susana Díaz, tras ser proclamada secretaria general en el congreso extraordinario del PSOE-A en Granada, este 23 de noviembre.

J. R.

Susana Díaz ya reina y tiene mando en plaza. Ya es secretaria general del PSOE de Andalucía, y con un respaldo del 98,63%. Abrumador. 

En menos de seis meses, Susana Díaz Pachecho, sevillana, trianera, de 39 años recién cumplidos, ha dado un triple salto mortal. De consejera de Presidencia de la Junta a candidata por aclamación, de ahí a presidenta del Gobierno andaluz, y desde este sábado, 23 de noviembre, jefa suprema de la federación socialista con más acciones dentro de todo el PSOE: más de 46.000 militantesacciones . Una carrera meteórica auspiciada, alentada y hasta trabajada por su padre político, José Antonio Griñán

Pasaban pocos minutos de las ocho de la tarde cuando Teresa Jiménez, la presidenta del congreso regional extraordinario de Granada, leía el escrutinio: 732 votos emitidos, 722 a favor de Díaz, diez blancos, ningún nulo. Un 98,63% de respaldo que sintetiza el enorme poder orgánico e institucional que atesora una mujer que es vista en todas las esquinas del PSOE como el referente, como la figura que está marcando y marcará el camino del futuro del partido. Lo dijo ella misma tras su proclamación como secretaria general: "Hay que ganar bien en Andalucía para ganar bien en España". Andalucía como brújula y faro para el resto del PSOE. 

En un partido ayuno de sosiego y estímulos, acostumbrado a las malas noticias, a la angustia por la falta de liderazgo sólido y la debilidad de Alfredo Pérez Rubalcaba, Díaz exhibe fuerza, despunta, y así la ven sus compañeros. Y lo aplauden las bases, a las que encandila su lenguaje claro, sus ideas fuerza expresadas de forma desnuda, su apuesta por el retorno a las esencias del socialismo, su insistencia en la "renovación", la palabra que más ha recorrido la jornada en las intervenciones ante el plenario y que parece chocar con la propia continuidad de Rubalcaba en Ferraz.

Todo esto estaba concentrado en su discurso de postulación como candidata a la Secretaría General del PSOE-A, delante de 2.500 personas (778 delegados), delante de la cúpula federal y la casi totalidad de los barones regionales. Tiempo nuevo, unidad, fortaleza, partido reconocible, anclado en la izquierda porque si se centra "pierde", asunción de errores. Ideas fuerza como balas al corazón de la militancia, cosidas en una intervención de media hora. Sin papeles, como siempre. 

"Que el PSOE sea más fuerte, más unido, más cohesionado"

La presidenta de la Junta machacó la importancia del relevo, la apertura de un nuevo "ciclo" en Andalucía y en España, verdadero leit motiv de este cónclave del cambio generacional. "Quiero abrir un nuevo tiempo en mi partido, y vengo convencida de que debemos dar un impulso a un partido centenario. Aquí culmina un proceso de renovación pero se abre una etapa. Voy a intentar que el PSOE sea más fuerte, esté más unido, cohesionado, y responda a lo que los ciudadanos esperan de nosotros. Ahí me voy a dejar la piel. No tengáis duda de eso", prometió. 

Pero también dijo a sus compañeros que no vale conformarse. Que hay que dar pasos al frente. Les pidió, como hiciera hace 15 días en Madrid, en la Conferencia Política, que asuman "errores" y reconozcan en qué se han equivocado, que sean "implacablen en la lucha contra la corrupción". "Las conductas dentro del partido tienen que ser ejemplares para que los ciudadanos nos crean y seamos capaces de restablecer las alianzas, de reconciliarnos con la mayoría social". El PSOE hoy, aventuró, sería "el partido más votado" si se celebrasen unas nuevas elecciones en Andalucía, a diferencia de lo que ocurrió en 2012. Pero no basta, hay que ir más allá, apremió. "Tenemos que aspirar a recuperar la amplia mayoría social que hemos tenido en nuestra tierra, y tenemos que aspirar a mirar al futuro libre de hipotecas". 

En plata, que el PSOE ha de buscar no ganar por poco, sino casi arrasar, disponer de mayoría absoluta y tener las manos libres, sin tener que depender de Izquierda Unida en el Gobierno.

A Díaz le gusta introducir píldoras de autocrítica en sus intervenciones públicas. Como dijo este sábado, no debe ser "tabú" afrontar los porqués de las derrotas, preguntarse qué paso y qué se hizo mal, porque eso es una condición para "recuperar la confianza de la gente". La presidenta se retrotrajo al 25 de marzo de 2012, cuando su partido quedó por detrás del PP: "Hubo medidas que nosotros mismso no nos identificábamos con ellas. Es verdad que hubo comportamientos que nos alejaron de nuestra amplia mayoría". 

Guiño a los ciudadanos que salen a la calle

La crítica vale tanto para el PSOE en España como a los 31 años de gobiernos socialistas ininterrumpidos en Andalucía. "No hay que tener miedo a reconocer que hay cosas que no se han hecho bien". Andalucía ha saltado "del pasado al presente", se ha hecho una región "moderna", con hospitales, escuelas, parques tecnológicos e infraestructuras, enumeró, pero hay cosas "que pueden funcionar mejor". Porque Andalucía, siguió, tiene un gravísimo problema, el paro, superior a la media española ahora y antes. "Hay que ser exigentes [...]. Seguramente no hemos hecho lo suficiente".

¿Y qué hacer? Díaz quiere un partido "útil, abierto, orgulloso de sus valores, refugiado en sus compromisos", muy apegado a la calle. Recordó en ese momento sus palabras de hace quince días, en la Conferencia Política, cuando subrayó que miles de ciudadanos están saliendo a la calle para reivindicar que no se destruya aquello que precisamente construyeron los socialistas. "No pedía que los utilizáramos, que intentáramos siquiera ocupar el espacio que no es nuestro. Sí pedía que cuando los ciudadanos nos miren y digan 'No nos representan', encuentren un partido que diga: 'Nosotros sí os representamos'. Eso es lo que yo pedía. Y podemos hacerlo, porque está en nuestras manos que este partido tenga la fortaleza que necesitan los ciudadanos". Un guiño al 15-M. Otro énfasis más en esa recuperación de la confianza de la gente por la que tanto clamó.

Ella misma se comprometió a ser, desde ahora, la secretaria general "de las casas del pueblo y de las agrupaciones" y a seguir haciendo "gestos para la unidad", como los que ha venido liderando: la pacificación con los críticos y la elección, como nueva presidenta del partido, a la jiennense Micaela Navarro, en sustitución de la sevillana Amparo Rubiales. "Este partido no excluye a nadie". "Os pido con el corazón que os unáis. Es el momento de la unidad. Es el momento del PSOE". 

Mario Jiménez abraza a Susana Díaz tras su proclamación como secretaria general del PSOE andaluz, este sábado 23 de noviembre en Granada | PSOE-A

La presidenta de la Junta asumió como propia la tarea de cauterizar las heridas y amalgamar el partido en torno a ella misma. Dos "obligaciones" tiene: "Que la izquierda no se haga conservadora porque pierde y que mi partido no se rompa". A lo primero ayuda la senda trazada en la Conferencia Política, que marcó "un antes y un después". El partido debe gritar que frente a un Gobierno que aprueba "leyes bárbaras", una derecha que busca "quitar derechos y libertades", hay un PSOE que está dispuesto a luchar para conservar esas conquistas. "El PSOE está fuerte y de pie para defender los derechos y libertades de la gente que lo está pasando mal", acentuó una vez proclamada líder. 

No podía faltar Griñán. Porque si el PSOE andaluz llegó a este congreso, a este momento crucial, es "gracias a la inteligencia y generosidad" de un hombre "bueno, decente, honrado, honesto, trabajador, pero muy inteligente". "Tan inteligente que, gracias a su decisión, hoy estamos aquí gobernando un nuevo tiempo y proyecto", elogió. 

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Después de la votación, comenzó la liturgia de la confección de la ejecutiva, cuyos tres platos fuertes ya habían sido desvelados en los últimos días y horas. Así, en la dirección que mañana domingo voten los delegados, no habrá vicesecretaría general, porque Díaz quiere reservarse todo el poder. El que ocupaba ese cargo, Mario Jiménez, volverá a ser portavoz en el Parlamento autonómico y dejará su escaño como senador. Su vacante en Madrid será cubierta por Francisco Álvarez de la Chica, el actual portavoz en la Cámara. 

Segunda incógnita: la presidencia. La sustituta de la histórica Amparo Rubiales será la jiennense Micaela Navarro, con la que Díaz quiere simbolizar la pacificación en el PSOE-A y enterrar las tiranteces con los críticos que marcaron el último mandato de Griñán. Y tercera X: la Secretaría de Organización. Esta noche, según las fuentes consultadas por infoLibre, se daba por seguro, tal y como se venía apuntando, que el gaditano Juan Cornejo seguiría llevando las riendas del aparato. 

El "tiempo nuevo" del que tanto habla la presidenta continúa ahora, culminado el proceso de relevo, la transferencia de poder de Griñán a Díaz. Ella se estrena con una fuerza insólita, una cifra del 98,63%. "Tanto respaldo es mucha responsabilidad", confesó tras ser aclamada como secretaria general. Ahora tiene detrás muchos ojos, de Andalucía y fuera, observándola. No lo tendrá fácil. Porque la realidad de Andalucía no es confortable, con más de un millón de parados, ni la de su partido, donde las turbulencias no pararán. 

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