El final de ETA

Uriarte pide al Gobierno que “dulcifique” la política de presos para que el proceso “no se pudra”

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El obispo emérito de San Sebastián, Juan María Uriarte, reclamó a ETA su desarme y disolución, y al Gobierno que "dulcifique" la política penitenciaria para evitar que el proceso "se pudra". Además, instó a "todas las víctimas" a que, cuando sean capaces, "otorguen el perdón" con el fin de "recoser los tejidos desgarrados de una comunidad que quiere vivir unida".

Uriarte hizo estas declaraciones, recogidas por la agencia Europa Press, en una comparecencia ante los medios de comunicación antes de recibir el premio Sabino Arana en el teatro Arriaga de Bilbao por "su muy significativa contribución a la paz y a la reconciliación, y por su firme defensa de los derechos humanos, de todos los derechos para todas las personas".

El obispo emérito, que ejerció de 'facilitador' entre el Gobierno español y ETA en la tregua de 1998, ha señalado que "el proceso está bastante estancado y puede tener algún riesgo deterioro", aunque no llevará "a la situación anterior" de violencia de ETA porque eso es algo "prácticamente imposible".

No obstante, precisó que el riesgo es que el proceso, "de alguna manera, se pudra". Por ello, emplazó a los ciudadanos, instituciones y responsables de la Iglesia a "estimular a los principales actores del proceso para que no dejen dormirse, desnaturalizarse o diferirse 'sine die' este proceso de paz y reconciliación que tanto necesitamos después de 50 años de sobresalto".

En su opinión, "el paso" para que esto no se pudra lo tienen que dar "todos". A su juicio, cada ciudadano vasco "puede hacer algo", además de los diferentes estamentos de la sociedad, desde la universidad" hasta los municipios y barrios.

Asimismo, consideró que ETA debe entregar, primero las armas, para "dejarlas definitivamente" y disolverse, pero también debe acompañarse con otros "pasos de todos los interlocutores importantes que puede haber en la sociedad", incluido el Gobierno que, en su opinión, tiene que "dulcificar, adaptar y actualizar" la política penitenciaria.

Víctimas

También se dirigió a "todas" las víctimas, aunque reconoció que es difícil porque son "el rostro desgarrado y desgarrador de este duro espacio de 50 años", para que, en el momento en el que puedan ser capaces, otorguen "un perdón".

"Ese gesto difícil y doloroso de generosidad es importante para recoser los tejidos desgarrados de una comunidad que ha mostrado ya que quiere seguir viviendo unida", apuntó.

En este sentido, afirmó que "la paz social, la reconciliación, los derechos humanos individuales y colectivos no son, en absoluto, ajenos a la preocupación de un obispo, incluso aunque está ya jubilado".

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Tras recordar que San Pablo ya dejó escrito que "los apóstoles son mensajeros de la reconciliación", destacó que Juan Pablo II apostilló que "la misión reconciliadora es tarea de todos los cristianos".

Juan María Uriarte explicó que, "una veces con mayor acierto y otras con menos", ha dedicado "apasionadamente" de su vida a "promover esa reconciliación".

En esta línea, apuntó que, para ello, se debe "desvelar todas la verdad de los desmanes cometidos, aplicar la Justicia con humanidad y preparar por medio de un diálogo sincero que busca la convergencia, que reconozca, sane y repare a todas las víctimas y que, a su debido tiempo, promueva el perdón difícil y generoso sin el cual no es posible la reconciliación auténtica".

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