Sanidad

El Gobierno de Cospedal reduce las listas de espera enviando pacientes a clínicas privadas de Madrid y Valencia

  El Gobierno de Castilla-La Mancha envía pacientes a Madrid y la Comunitat Valenciana para que sean operados en clínicas privadas de ambas comunidades. Esta práctica, de la que la Consejería de Sanidad castellano-manchega no ofrece cifras detalladas sobre cuántas operaciones derivadas a centros privados ha habido hasta la fecha, forma parte de un plan de choque para reducir la lista de espera de la sanidad pública anunciado el pasado mayo por el consejero José Ignacio Echániz y puesto en marcha en septiembre. "Serán 15 millones de euros dedicados única y exclusivamente a que los castellano-manchegos sean atendidos cuanto antes", dijo en su presentación el titular de Sanidad. Lo que no explicó el consejero es la práctica estrella del plan: la derivación de pacientes a hospitales privados situados en otras autonomías. 

El protocolo, según ha podido saber infoLibre de varios testimonios, es el siguiente. Los pacientes, que normalmente llevan meses en lista de espera, son avisados por teléfono de que pueden agilizar la fecha de sus intervenciones si son derivados a otro centro. Si no aceptan, aseguran pacientes y profesionales, se les informa de que pierden el turno y de que el tiempo de espera se puede alargar durante meses. Las pruebas preoperatorias suelen hacerse bien en hospitales públicos, bien en privados, pero siempre dentro de la región. La intervención, ya es otra cosa. Aunque también hay traslados dentro de la comunidad, en la consejería de Sanidad admiten que son "habituales" las derivaciones a clínicas privadas de Madrid y la Comunidad Valenciana, aunque aseguran que se hacen siguiendo criterios de proximidad. A los pacientes se les ofrece entonces la posibilidad de viajar en tren –el Servicio de Salud  de Castilla-La Mancha (Sescam) abona también el billete de un acompañante– o de hacerlo en una ambulancia en la que van dos pacientes más y sus respectivos acompañantes. Tras ser operados, los pacientes son devueltos a sus domicilios por el mismo medio que hayan elegido a la ida. Y los acompañantes no reciben ningún tipo de dieta ni ayuda económica por el tiempo que tienen que pasar fuera de la comunidad. 

En su momento, Echániz señaló que el plan incluía la posibilidad de realizar conciertos con centros privados en caso de que fuera necesario, "siempre de forma secundaria". Sin embargo, fuentes de su departamento asumen que la prácticas es "recurrente", aunque tiene carácter "temporal". Los 15 millones de euros están a punto de acabarse y aseguran que las derivaciones disminuirán por una sencilla razón: no hay más dinero. "El Gobierno del PSOE nos dejó 200 millones de euros de deuda con la sanidad privada y 600.000 facturas sin pagar en los cajones", se justifican. Así que el motivo de los traslados, señalan, es únicamente económico. "Las clínicas privadas de Castilla-La Mancha, que han vivido en una situación cercana al monopolio, no aceptaron los precios ofertados por la consejería. Nos sale más barato mandar a la gente a Madrid o Valencia que operarles en Castilla-La Mancha. Sabemos que es una incomodidad, pero es mejor atender a más pacientes", aseguran. La clínica Ruber o el Hospital Beata María Ana, ambos en Madrid, forman parte de la lista de centros privados beneficiados por las derivaciones desde Castilla-La Mancha.

"Peonadas, pero en la privada"

En su presentación, el consejero dijo también que este plan iba a incluir la contratación de personal de algunas especialidades para reforzar plantillas en los hospitales y sacar adelante más intervenciones quirúrgicas, más pruebas diagnósticas y más consultas. Según datos de la consejería, desde septiembre, se ha incrementado la actividad en los hospitales públicos. "En Castilla-La Mancha se hacen más operaciones ahora que cuando había peonadas [intervenciones quirúrgicas de tarde que los médicos cobran como horas extra]", dicen. Además, aseguran que el Sescam ha contratado cinco equipos quirúrgicos formados cada uno por tres personas. En total, 15 contrataciones. Estos datos contrastan con los de los sindicatos, que llevan meses denunciando la destrucción de empleo en la sanidad castellano-manchega. 

"Cuando el Gobierno regional nos anunció en la mesa sectorial que iba a sacar adelante este plan les dijimos que muy bien, pero que se contratara a profesionales para hacerlo en la sanidad pública, en la que tenemos medios pero no personal para hacerlo. Es lamentable que mientras se despiden profesionales de la pública se hagan este tipo de derivaciones", señala José Manuel Pinillos, secretario del Sector Socio-Sanitario de UGT en la región. Según cálculos de su organización, desde septiembre de 2012, el Gobierno de Cospedal ha despedido a 800 interinos a los que no ha renovado sus contratos.

En CCOO aumentan la cifra de puestos amortizados en la sanidad pública castellano-manchega a 1.500 desde 2011. "Si tenemos en cuenta los interinos y eventuales despedidos y las jubilaciones no cubiertas la cifra es esa", señala Concepción Plaza, secretaria de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO en Castilla-La Mancha. "La derivación de pacientes a hospitales privados es una barbaridad. Supone desgaste para los pacientes y destrucción de empleo y las intervenciones quirúrgicas entrañan riesgos. Se están haciendo peonadas, pero en la privada", añade Plaza.

Los testimonios de las personas afectadas

El pasado diciembre Adela Martínez, de 73 años, recibió una llamada de teléfono del Sescam. Llevaba meses a la espera de una intervención de vesícula. Le dijeron que la operaban en 15 días. Eso, claro, si estaba dispuesta a que la intervención se realizara a más de 250 kilómetros de su pueblo, Madrigueras, en la provincia de Albacete. "Le dijeron que si era en Madrid, en la clínica privada Sagrado Corazón, no tardarían en operarla, pero que si prefería que fuera en Albacete podría estar hasta un año esperando. Como tenía mucho dolor, aceptamos", relata a infoLibre su hija, Consuelo Cuartero. 

A las 4.30 de la mañana una ambulancia pasó a recoger a Consuelo y a su madre en su casa. Después pasaron por otros dos pueblos para recoger a otros dos pacientes. Y al fin emprendieron juntos el viaje a Madrid. No hubo complicaciones en la operación y Adela recibió el alta a las 09.00 horas del día siguiente. Ya fuera de la habitación, tuvo que hacer tiempo en una de las salas de espera del hospital hasta las cuatro de la tarde a que los pacientes con los que tenía que volver a Albacete fueran también dados de alta. Estaban de vuelta en su pueblo sobre la siete. "A la vuelta la ambulancia daba tumbos. Estos traslados son una barbaridad teniendo en cuenta que tenemos un hospital perfectamente equipado a treinta minutos de casa", dice Consuelo. 

Francisca Balmaceda, de 86 años, vivió una situación similar. Residente en Albacete, fue operada también de la vesícula en el Hospital Beata María Ana de Madrid. "Estaba muy mal y, aunque indignados, decidimos aceptarlo. Nos dijeron que si se operaba en Albacete el proceso se alargaría meses porque perdería su lugar en la lista", cuenta Pilar Martínez, su hija. A Francisca, la pruebas preoperatorias se las hicieron en el Hospital del Rosario de su cuidad. Y también decidió trasladarse a Madrid en ambulancia. Como a Adela, el vehiculo pasó a buscarla de madrugada. El viaje de vuelta, recién operada, fue "horrible". "Mi madre se iba agarrando la herida porque pensaba que se le iba a salir todo por ahí. Una vergüenza que una mujer tan mayor tenga que pasar por esa situación", se queja Pilar. 

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