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'Vanity Fair'

Viri Fernández mantiene a Rajoy informado de lo que cuentan de él en ‘Al rojo vivo’

Elvira Fernández, esposa de Mariano Rajoy.

infolibre

Con un extenso reportaje, Vanity Fair se acerca en su último número a la figura de la mujer de Mariano Rajoy, Elvira Fernández Balboa. Viri, el arma secreta de Rajoy es el título de un vasto reportaje en el que se traza un completo perfil de la inquilina de la Moncloa. "Tiene mucha personalidad y mucho carácter. Y las ideas muy claras. Ideas propias, no las de su marido", se señala. Su influencia sobre el presidente es enorme, es su principal apoyo y su mejor consejera, informa Europa Press.

Si hay algo que realiza con verdadera pasión es ver la televisión. Analiza los informativos y cualquier programa televisivo con el rigor de un profesional, destaca la revista, y de paso le transmite a su esposo los comentarios de Al rojo vivo, programa de La Sexta muy crítico con el PP, que ve a menudo. Esta economista, que estudió en la Universidad de Santiago, acabó especializándose en la compra de derechos de películas y contenidos audiovisuales.

La publicación recuerda que Elvira llegó a Moncloa de puntillas. Pero su paso por ella no está siendo indiferente: hasta un 30% ha conseguido reducir el gasto en el palacete. No realizó ninguna reforma en la vivienda, tan solo una mano de pintura y un cambio de cuadros y muebles del fondo de Patrimonio Nacional. Su gusto fluctúa entre el estilo recargado de Botella y el minimalismo de Espinosa.

Su gran pasión por el arte le acercará a Jaime de los Santos, el hombre que a día de hoy se ha convertido en su sombra. Dicha pasión se ha convertido en la gran válvula de escape de la esposa del presidente del Gobierno. Es asidua a galerías a las que acude conduciendo su propio coche, un Mercedes blanco serie A. Siempre en compañía de De los Santos. Con él va también de compras, aunque dicen que no le gusta especialmente hacerlo. Frecuenta Purificación García y Uterqüe, ambas de factura gallega, pero también el diseño sueco de COS, la línea más exclusiva de H&M. Para las grandes ocasiones opta por modistos españoles. Sus hijos, Mariano, de 14 años, y Juan, de 8, visten principalmente de Zara.

Pero no sólo el arte le entusiasma. Lectora voraz –lo último que ha leído es Lennon, del francés David Foenkinos–, es también una entusiasta del cine, siempre que puede se escapa a la primera sesión aprovechando que apenas hay público.

Viri es además ordenada, meticulosa y austera. "Ha pasado a comprar en mercados" y es habitual ver el camión de reparto de Mercadona en La Moncloa. Ha cambiado las flores por plantas y las cuatro suscripciones a periódicos por una. Lógico así tanto ahorro. Eso sí, desde que se trasladó a Moncloa dejó de cocinar. Sus gustos culinarios incluyen el marisco gallego, los platos poco elaborados y el cocido de su madre.

Su rutina diaria no difiere mucho de la de una familia de clase media acomodada. Los Rajoy desayunan y cenan juntos, incluido el padre del presidente, Mariano, de 93 años, que reside con ellos "y a quien adora". Hace años que el líder del PP reservó los domingos para pasarlos con su esposa e hijos. Además, durante la campaña electoral, se impuso la costumbre de dormir todas las noches en casa. Mantienen trato frecuente: "Hay pocos elementos de conflicto entre ellos. Es difícil que afloren discrepancias", comenta un miembro del gabinete de Rajoy.

En cuanto a sus hijos, tiene claro que no quiere que la vida en Moncloa les cambie. "Pelea para que los niños crezcan en un entorno normal, sin que sufran los feos bandazos de la política", señala una vieja amiga de Pontevedra. Estudian en el Colegio Británico, donde coinciden con los hijos de Fátima Báñez, titular de Empleo, y con los del exministro socialista José Blanco.

Precisamente de lo que más presume Mariano es de que sus hijos tienen un excelente nivel de inglés. Algún verano les ha mandado a Suiza a estudiar. Y aunque Viri no puede ayudarles con el idioma, sí lo hace con las matemáticas. De hecho, de joven ganó su primer sueldo dando clases particulares.

"Familiar" es uno de los calificativos más repetidos por quienes la conocen. Por esta faceta suya pasó sin embargo una dura prueba en 1997, cuando perdió a una niña a los seis meses de gestación. Tenía decorada la habitación de la que hubiera sido su primogénita. "Lo pasó realmente mal, cayó en una depresión. Sentía pánico de no poder tener más hijos", asegura un íntimo amigo.

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