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Elecciones europeas

Valenciano pide transformar la indignación en votos para los socialistas europeos

Elena Valenciano y Martin Schulz, con Rubalcaba, Zapatero y González, este 30 de marzo en el Palacio de Congresos de Madrid.

J. R.

El PSOE programó desde el principio las elecciones europeas como una gran batalla ideológica entre la izquierda y la derecha, casi la guerra final como el único medio para salir de la crisis, combatir el enorme desempleo y defender las libertades y los derechos. Pero los socialistas también son conscientes de que parte de la frustración, de esos ciudadanos de izquierdas que protestan en las calles y se sienten desengañados, se queda en casa. O recela de la socialdemocracia. A ellos llamó este domingo Elena Valenciano en el acto de puesta de largo de la candidatura del PSOE para estos comicios del 25-M, arropada por todos los jefes del partido –incluidos los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero– en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid. "Vamos a hablar de la pobreza, de la gente de hoy no ve la luz al final del túnel, de los jóvenes, de los trabajadores de 50 años que no tendrán más empleo, de las mujeres, de las familias desahuciadas, de los mayores. De los que sufren [...]. Pero no basta sólo con hablar de ellos. ¡Hay que ganar la batalla por ellos! ¡No basta con indignarse, hay que votar, ganar y cambiar! Eso es lo que vamos a hacer. El voto es lo único que tenemos, pero es muy poderoso. Es a lo que más miedo tienen los poderosos", gritó. Y a esos poderosos, dijo, no hay que volver a decirles que "rectifiquen", sino que "se vayan, que ya está bien". 

Ese "poder" está encarnado por las derechas, a las que pidió "frenar". A la derecha española de Mariano Rajoy, "que está quebrando" todo lo que se construyó a partir de la Transición. A la derecha europea, que ha "fracasado estrepitosamente" y ahora quiere volver a gobernar la UE con un candidato, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, que no pasará por las urnas. Y a la extrema derecha. La cabeza de lista pidió por eso "valentía", sin tener "ningún miedo", "valientes porque Europa importa". "Porque podemos ganar". "Y valientes porque podemos cambiar el rumbo". De nuevo Valenciano se dirigió a los desencantados, para que crean que sí "se puede cambiar el mundo, Europa y España", para que confíen en que se puede pasar de la "Europa de los gobiernos a la Europa de los ciudadanos, con rostro humano". "No hay tiempo para España. Es ahora o nunca", clamó. "Nunca como ahora hizo tanta falta que ganen los socialdemócratas", porque "España solo saldrá de la crisis si Europa es gobernada por la socialdemocracia", y porque la UE se juega "todo lo conseguido en 50 años: la paz, la igualdad, la libertad y la prosperidad".

"Rajoy es el hombre que no habla de las mujeres"

La vicesecretaria general fue enhebrando su discurso pasando por todos los colectivos y prioridades en los que el PSOE quiere centrar su atención, demostrando que lejos de las cifras de recuperación que vende el Gobierno, hay una realidad más dura. La primera "bandera y causa", el empleo juvenil. La segunda, la de las mujeres. Tras elogiar los logros de los Gobiernos de Zapatero por la igualdad, subrayó que el líder del PP quiere devolver a las mujeres "al túnel del tiempo" con su regresiva Ley del Aborto. Y recordó que en lo que va de año hay ya 23 mujeres asesinadas, víctimas de la violencia machista, de las que el presidente no se ha acordado. "Rajoy es el hombre que no habla de las mujeres". El PSOE ha propuesto una mesa nacional para abordar el problema. Oferta rechazada por el Ejecutivo. "¿A qué está esperando para hacerse cargo de este drama?". Valenciano trajo a colación en ese punto las iniciativas que propondrá nada más pisar Bruselas. Una, sobre la seguridad de las mujeres. Las otras, sobre igualdad salarial, para que se implante un salario mínimo en todos los países y una cuarta para "prohibir amnistías fiscales" como la aprobada por Cristóbal Montoro en 2012. 

Valenciano compartía protagonismo con el candidato de los socialdemócratas europeos, el alemán Martin Schulz. Él, quien reiteró una y otra vez que quiere "cambiar Europa, para que Europa vuelva a mejorar la vida de las personas", fue el más autocrítico de todos los oradores. Sin género de dudas. "¿Los votantes nos abandonaron o fuimos nosotros quienes abandonamos a los votantes?", preguntó a una grada repleta (2.000 asistentes, según los cálculos del PSOE). La platea, agradecida por haber punzado la conciencia, le respondió con una fuerte ovación y se puso en pie. "¿Nos hemos vuelto insensibles al sufrimiento de las personas? Sólo si somos capaces de compartir este dolor de los que están sufriendo, recuperaremos la confianza. Sólo si somos capaces mereceremos ganar las elecciones", advirtió. Y lanzó un mensaje final a un potencial elector: "Si es la primera vez que votas o si has dudado sintiendo que la izquierda ha perdido sus referentes en los últimos años, es el momento de volver a casa, a la familia socialista". Como Valenciano, Schulz aprovechó para lanzar propuestas. Una, muy "simple": que las multinacionales paguen los impuestos en el país en el que generen los beneficios. Todo ello en un impecable castellano, aunque con fuerte acento germano. 

Suárez, "ni una gota de rencor"

Valenciano se pregunta “quién va a dar la cara por la política de Rajoy en las europeas”

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Alfredo Pérez Rubalcaba y Tomás Gómez, líder de los socialistas madrileños, hicieron, como dijo el secretario general del PSOE, de "teloneros". Y se dedicaron más a la política doméstica. Rubalcaba se centró en la crítica directa a Rajoy por no haber designado a su candidato el 25-M. ¿Cómo puede pedir el PP a la gente que vote, si "su candidato está debajo de la cama y no quiere salir?". Valenciano le contestó luego: "Es que nadie quiere poner la cara por Rajoy". Gómez, por su parte, hizo hincapié en el "muro" que divide "a la humanidad en dos": a un lado, la "libertad, la prosperidad y la humanidad", y a otro lado, el "pasado", la "necesidad y la pobreza".

Valenciano estuvo arropada por la dirigencia socialista de ayer y de hoy. Estuvieron González y Guerra –aclamados por su papel en la Transición, aunque no se sentaron juntos–, estuvo Zapatero –vitoreado por su lucha por la libertad de las mujeres–, estuvo el presidente asturiano, Javier Fernández (no la andaluza Susana Díaz), estuvieron exministros, estuvo el líder de la UGT, Cándido Méndez, estuvieron potenciales candidatos a las primarias como Patxi López y Eduardo Madina. Y estuvo presente, en los discursos, el fallecido Adolfo Suárez, quien, como alabó Rubalcaba, nunca derramó "una gota de rencor" pese a las aceradas críticas que le dirigió el PSOE en sus tiempos como presidente. Para todos hubo elogios, palabras desde el atril, gestos de unidad. Dos no podían desapercibidos: el agradecimiento que la candidata dirigió a Gómez por "haber ganado la batalla de la privatización de la sanidad" y el cariño prodigado a Rubalcaba, su jefe y mentor: "Gracias, Alfredo, por cumplir tu palabra, por hacerte cargo del partido en un momento muy difícil, y no haberte dejado quebrar". Mensajes que no sólo valen para el pasado, sino para el futuro inmediato que llegará tras el 25-M: las primarias. Lo dicho, el PSOE de ayer, de hoy... y tal vez del mañana.

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