Entrevista

Alberto Garzón: “Hay circunstancias que invitan a pensar que el rey ha podido participar en algún delito”

El político y economista Alberto Garzón.

Ni en sus mejores presagios hubiera imaginado que el máximo representante de la monarquía pudiera ser precisamente el que le añadiera interés a la lectura de su nuevo libro. En La Tercera República (Ediciones Península), Alberto Garzón (Logroño, 1985) propone una alternativa económica, social y en la Jefatura del Estado que cambie radicalmente el clima de “desilusión colectiva” que padece nuestro país.

PREGUNTA: En el libro habla de la situación actual como “idónea” para poner en marcha una III República. Imagino que la abdicación del rey no ha hecho más que reforzar su argumento.

RESPUESTA: Está claro que había una estrategia de intentar legitimar a Felipe de Borbón para que ascendiera al trono y esa estrategia estaba preparada antes de las elecciones europeas. Lo que pasa es que estos comicios lo han precipitado por lo que han significado: un duro golpe al bipartidismo, al que han reducido por debajo de un 50%. Eso se ha traducido en un miedo del PP y del PSOE a no controlar el proceso y ha desencadenado en una serie de acontecimientos: cobrarse la cabeza de Rubalcaba y la de Juan Carlos I. Ahora se abre la posibilidad de una nueva forma de entender la política que está asociada con la república frente a una forma vieja de entenderla que está asociada con la monarquía.

P: ¿Cree entonces que está directamente relacionado el resultado electoral del 25-M con la precipitación de la abdicación del rey?

R: Sí, hay que tener en cuenta que lo que se está manifestando en esta crisis económica es el desprestigio de las instituciones públicas, la pérdida de apoyo al PP y al PSOE y el crecimiento de la abstención. La pérdida de credibilidad de, por ejemplo, la judicatura. O de la Casa del Rey, implicada en casos de corrupción, de clientelismo, de amiguismo, de utilización de las instituciones para su propio beneficio…Todo eso ha ido estrechando la capacidad de la monarquía de reproducirse. Por eso han preferido hacerlo ahora que esperar a unas elecciones municipales o generales en las que no controlan los resultados.

P: ¿Cree que se ha podido adelantar la abdicación del rey por la caída del bipartidismo?

R: Desde luego, el bipartidismo es el sostén político de la transformación económica que está sufriendo España hacia un aspecto regresivo. Sin el PP y sin el PSOE, las reformas estructurales de la troika no se pueden aplicar y por eso su caída preocupa al Fondo Monetario Internacional. El propio FMI dijo, en un informe en agosto de 2013, que uno de los riesgos para España la pérdida de popularidad de los grandes partidos, porque si no les apoyaban lo suficiente sería más complicado llevar a cabo las reformas estructurales que incluyen la reforma de las pensiones, la reforma laboral, las reformas fiscales, y que todas van en la línea de transformar la economía española hacia un escenario más regresivo.

P: Cayo Lara, coordinador federal de su partido, reconoció este martes que la batalla parlamentaria estaba perdida, ¿existe alguna posibilidad todavía de que Felipe no sea rey?

R: Confío en la posibilidad de que no sea rey, pero es cierto que la aritmética parlamentaria es la que es. Sin embargo, en España las repúblicas han venido siempre de una forma sorpresiva y no descarto que no sea rey o que lo sea por un plazo de tiempo muy reducido. En el parlamento vamos a retratar al Partido Socialista, vamos a ver cómo traiciona a sus votantes porque es un partido republicano que estará anteponiendo otro criterio al de los principios, insultando además a gran parte de sus bases sociales que pudieran pensar de una forma diferente y a las que además les quita la oportunidad de opinar. Eso es lo que nosotros estamos reclamando: un referéndum para que la gente pueda participar y opinar.

P: ¿Qué pasa si se celebran el referéndum que piden y gana el “no”?

R: Por lo menos habremos abierto ya la espita. Estaremos ante un escenario de debate político interesante y tendremos la obligación de hacer muchas más pedagogía política para apoyar el republicanismo. En cualquier caso, habremos comenzado un proceso participativo que permita a la gente opinar y votar, y eso es un avance en sí mismo. Además, ponderaremos bien cuál es el apoyo al republicanismo y cuál a la monarquía y nos servirá como foro para debatir el proceso constituyente en su conjunto.

P: Cuando la ley orgánica llegue al Congreso de los Diputados, al grupo parlamentario de la Izquierda Plural –del que usted forma parte– no le quedará otra opción que hacer una enmienda a la totalidad.

R: Sí, por supuesto. O un texto alternativo en el que propongamos la abdicación del rey seguida de una consulta ciudadana para ver si se sigue en una monarquía. También hacer mucha pedagogía a favor de un escenario republicano, en el que jugamos con el viento a favor dado que la Casa del Rey ha perdido apoyo sistemáticamente y que, especialmente en el sector más joven, ya no cuenta con ningún tipo de apoyo.

P: La ley orgánica no contempla, al menos de momento, la ruptura de la inviolabilidad del monarca declarada en la Constitución y ustedes han mostrado su intención de plantear querellas por los hechos delictivos que el rey hubiera podido cometer en todo su reinado, ¿a qué actos delictivos se refieren?

R: Hay una serie de circunstancias que invitan a pensar que el rey ha podido participar en determinados delitos, aunque fuera de forma indirecta, pero con responsabilidad, y hasta ahora ni siquiera se planteaban las restricciones legales. Este es el momento para hacerlo. Se trata de garantizar que todos los ciudadanos somos iguales. Vamos a ver como Juan Carlos I pasa a la condición de ciudadano y a estar sometido a la misma legislación que el resto. Está expuesto a las querellas y a las demandas y nosotros vamos a ser los primeros en estudiar esa posibilidad. Lo que tenemos que hacer es evitar que el PP y el PSOE blinden al rey.

P: En La Tercera República habla del republicanismo no solo como algo antagónico a lo monárquico, sino como una tradición política íntegra, ¿esto significa que no se trata solo de votar para elegir al jefe del Estado?La Tercera República

R: Efectivamente, se trata más bien de entender que hay una contraposición entre una tradición política liberal que entiende que la política es delegativa, es decir, que los ciudadanos delegan su soberanía en los que van a tomar las decisiones por ellos y van a reducir el activismo político de la gente a votar cada cuatro años. Frente a esto, hay una tradición política republicana que nos habla de participación, de revocatorios, fiscalización de los cargos públicos, transparencia, referendos, iniciativas legislativas populares… En definitiva, nos habla de una sociedad civil participativa.

P: En el libro habla, de hecho, de una democracia procedimental.

R: Sí, la democracia entendida como procedimiento nos interpela sobre las reglas del juego. Si esas reglas suponen que la voluntad de los ciudadanos para traducirse en una decisión final tiene que pasar por una serie de intermediaros, al final esa voluntad no se ejecuta. Una democracia procedimental republicana permite establecer unas reglas del juego que garanticen que la voluntad de los ciudadanos se acabe ejecutando. Una democracia sustantiva, desde el punto de vista republicano y socialista, nos habla de que no hay una democracia si a la gente le falta empleo, si a la gente le falta sanidad o si no tiene acceso a los servicios públicos.

P: Y, ¿cómo resolvería una república cuestiones como el desempleo o la corrupción política?

R: En este libro se habla de república no solo relacionada con la Jefatura de Estado, sino como una nueva forma de entender la política, más transparente, que desincentive, combata y sancione la corrupción con revocatorios, con una serie de mecanismos que nos hablen de democracia participativa. Pero también con otra economía, una economía al servicio de las personas, y no al contrario. Por eso la república es el símbolo y el elemento que engloba esa nueva política y esta nueva política es la que responde a los problemas de la gente.

P: En su obra utiliza el término “restauración borbónica”.

R: La restauración borbónica sería el intento de dar un sostén político a la trasformaciones de la troika para España. La troika tienen un plan muy claro, que es la transformación estructural de la vida de los ciudadanos a través de las reformas de las pensiones, del sistema financiero, de la reforma de la constitución para salvar el capitalismo… Pero esto necesita apoyo político, y se lo brindan PP y PSOE. Como el bipartidismo está cayendo, hay un intento de apuntalar el sistema político a ese proceso constituyente al que llamamos restauración borbónica porque no es solo el PP y el PSOE, sino también la Casa de l Rey la que juega un papel fundamental.

P: Julio Anguita ha defendido en alguna ocasión que no hay que ser tan nostálgico con la II República, que hay trabajar con elementos de esta pero pensando en la Tercera. ¿Es esta una de las ideas que inspiró su libro?

R: Sí, yo soy de otra generación, la del 85, y la II República nos queda lejos. Tenemos un componente emocional importante en tanto que hay una tradición política y una lucha por la democracia en nuestro país, pero nos interesa más pensar en el futuro, recuperar la dignidad de la lucha por la II República y la dignidad de aquellos que combatieron al fascismo, para construir desde ese punto de partida una III República que nos permita tener esperanza, que es algo que no tenemos hoy bajo la monarquía y el sistema político del 78. La república parece un símbolo de oportunidad para ello.

P: ¿Cree que se debería contar con los republicanos de derechas para pensar en una III República?

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R: Si quieren votar a favor de una república en un referéndum nadie se lo va a impedir. Lo que ocurre es que nosotros estamos hablando de una república que traiga nuevas formas de organización, nuevas reglas del juego y nueva formas de entender la economía. Necesitamos un apoyo masivo a favor de esas tesis y hay que hacer mucha pedagogía política. Después será cada individuo desde sus coordenadas ideológicas el que decida si ese proceso constituyente se lleva a cabo o no.

P: Mientras tanto, a los republicanos solo les queda la protesta en la calle.

R: Cuando el Congreso se bunkeriza, se convierte en una burbuja que solo piensa en elementos que le afectan a él y no escucha a la calle. Tiene una dinámica y unas lentes para ver la realidad política que son de otra época y que no ve, ni detecta, el lugar político. El Congreso hará entonces leyes que la gente no entiende. Incluso hará leyes contra la gente como en el caso de la dación en pago, donde hemos visto que la sociedad camina por un lado y el Congreso por otro. En ese sentido, la calle seguirá construyendo su sociedad alternativa al margen de las instituciones.

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