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El futuro de la monarquía

La escuela abona el imaginario de inestabilidad de la República

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La abdicación del rey Juan Carlos I ha reabierto un debate que llevaba tiempo calmado, el del modelo por el que se rige la Jefatura del Estado en España. El propio monarca dijo en el discurso televisado en el que confirmó su marcha que su hijo encarnaba "la estabilidad", una cualidad que, dijo, "es seña de identidad de la institución monárquica". Frente a ese carácter de estabilidad, la república a la que llaman algunos colectivos y partidos de izquierda, es vista por una parte de la sociedad como un modelo convulso, de crispación y que en el pasado precipitó una guerra civil. Esta percepción es alentada desde ciertas formaciones políticas y corporaciones empresariales y mediáticas, que desde el lunes no han dejado de deshacerse en elogios hacia Juan Carlos I y su contribución a forjar "el periodo más largo de progreso económico y social" que han vivido los españoles. 

A la creación de este imaginario, señalan docentes consultados por infoLibre, ha contribuido en parte la forma en la que se enseña la Historia de la España del siglo XX en las escuelas. Y, especialmente, cómo se plasma en los currículos y los libros de texto en torno a los cuales se desarrolla la mayor parte del tiempo escolar. Enrique Díez Gutiérrez, profesor de la Facultad de Educación en la Universidad de León, ha elaborado dos investigaciones en las que ha analizado cómo reflejan los manuales los contenidos correspondientes a la II República, el golpe militar, la posguerra civil, la represión de la dictadura y la lucha antifranquista. En estos trabajos ha revisado especialmente libros de 4º de ESO y de 2º de Bachillerato, por ser los períodos en los que se trabaja más detenidamente esta etapa.

La primera conclusión de estas investigaciones, señala Díez Gutiérrez, es que aunque la forma en que se trata este período "ha evolucionado", sí se encuentra una "minimización, cuando no ocultación" de los hechos ocurridos y, especialmente, de la represión de la dictadura. De entre todas las editoriales, Enrique Díez Gutiérrez –que actualmente ejerce también las labores de coordinador del Área de Educación de IU– cree que Vicens Vives es la que mejor ha incorporado una visión de la historia alejada de la teoría de la equidistancia de la que, según sus análisis, padecen la mayoría de manuales. "Durante la Transición se trató de minimizar lo que había ocurrido en el pasado. Caló la idea de que lo que tenía que hacer la sociedad española era superarlo y se equiparó el golpe de Estado con la II República. Ahora hay libros que recogen la idea de que el golpe fue consecuencia de una etapa de conflicto". 

"La República ha recibido una avalancha de descrédito, se ha representado con el caos, con la catástrofe", señala Mirta Núñez Díaz-Balart, directora de la Cátedra de Memoria Histórica del Siglo XX de la Universidad Complutense de Madrid. A su juicio, este imaginario tiene que ver con el hecho de que la Transición "mantuviera la desmemoria durante sus años iniciales", algo que "no se ha corregido en un período posterior". "La propaganda franquista fomentó una visión que nadie ha enmendado después. Lamentablemente la investigación historiográfica no logra saltar del ámbito académico", subraya. 

Los principales acontecimientos del siglo XX forman parte de las enseñanzas mínimas establecidas por ley durante la Secundaria y el Bachillerato, si bien su distribución en los nuevos currículos de la LOMCE todavía es una incógnita. Por ejemplo, el currículo actual de la asignatura Historia de España en Bachillerato establece el estudio de la guerra civil, la dictadura, el proceso de transición a la democracia, la Constitución de 1978, los principios constitucionales y el desarrollo institucional y autonómico. Sin embargo, la realidad es que el profesorado a veces solo puede dar "cuatro pinceladas" a la última parte de este temario por falta de tiempo, tal y como se puso de manifiesto con la reciente muerte del ex presidente Adolfo Suárez, cuya trayectoria era desconocida incluso para muchos jóvenes universitarios.

Escasa profundidad

"La escuela y el currículo tienen una influencia limitada en la configuración de la memoria colectiva, en general, y de los jóvenes, en particular. Pero es cierto que los acontecimientos surgidos en torno a la República y a la Guerra Civil se abordan de manera sumaria y escasa en las escuelas, con poca profundidad. En 4º de la ESO, donde hay una materia específica de Historia de España, esta etapa sólo ocupa el 5% del curso escolar", sostiene Juan Mainer, catedrático de Geografía e Historia del Instituto Ramón y Cajal de Huesca. 

Hay quien esgrime falta de tiempo para dar unos temarios muy abultados, aunque Díez apunta también a otras causas. "Hay profesores que tienen miedo a abordar temas polémicos. Hay una absoluta falta de conocimiento sobre en qué consistió la II República porque no llega a impartirse en profundidad. No fue sólo que no hubiera monarquía, sino que significó también la ampliación de derechos civiles, la regeneración democrática...". En este sentido, Díez censura el hecho de que un hipotético cambio en el modelo de jefatura del Estado sea un tema que tampoco se aborde de manera general en las escuelas. "La monarquía se da como un sistema irreversible, como un modelo que es el mal menor. Eso genera que en las generaciones más jóvenes se abra una brecha sólo con la perspectiva de la igualdad pero no como un cambio profundo de sistema". 

Mainer, por su parte, considera que tanto en la escuela como en los medios de comunicación, desde la Transición se ha incidido en la idea de "la importancia de la estabilidad a través de poderes casi carismáticos" y de que "el conflicto o la disidencia no son síntomas de progreso". Ambas percepciones, señala este docente, son "muy provechosas para el poder". "Creo que en la escuela hay cierto desapego a lo que ocurre en la realidad. No hace lo que debería para cambiar ese discurso dominante que está instalado en los medios y en la memoria colectiva hegemónica de las familias españolas", sostiene. 

Libros de texto sin memoria

Libros de texto sin memoria

Un vacío legal  

La Ley de Memoria Histórica, aprobada en 2007 por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, no alude en ningún momento a cómo deben tratarse en la escuela los acontecimientos que se produjeron en España a lo largo del siglo XX. En su articulado no hay ninguna referencia al ámbito educativo, según recuerda Rafael Escudero, profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid. "Nunca ha habido una política educativa dirigida a explicar qué pasó realmente en España. No se hizo en la Transición, cuando se optó por tratar con equidistancia República y franquismo, ni se ha hecho después. No puede ser que el conocimiento de lo que ocurrió en el pasado dependa de la buena voluntad del profesorado", lamenta.

Escudero recuerda que, en su borrador, el proyecto andaluz sí incluye la memoria democrática en el currículo tanto de ESO como de Bachillerato "con el objetivo de hacer efectivo el derecho a la verdad y fortalecer los valores democráticos".

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