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Desahucios

Kutxabank desahucia a una familia con tres niños, uno de ellos un bebé de 21 días

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A pesar de los intentos de negociación por parte de la familia y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), finalmente Jorge, Yolanda y sus hijos de 3 y 9 años y un recién nacido de 21 días han sido desahuciados de la casa donde vivían desde hacía un año, en el madrileño barrio de Usera. Esta era la tercerca vez que la comisión judicial acudía al domicilio acompañada por la Policía para llevar a cabo el desalojo, pero en las ocasiones anteriores la presión de la PAH y el avanzado embarazo de Yolanda pospusieron la expulsión. La intención de los activistas de frenar el desahucio se saldó con cinco detenidos y varios heridos tras las cargas de la Policía.

Más de veinte personas encadenadas en la escalera, unas diez en el portal de la casa y otras veinte en el interior junto a Jorge, el padre de la familia, pasaron la noche acampando para tratar de evitar el desahucio, que estaba fijado para las siete de la mañana. Poco antes de esa hora, decenas de personas se concentraron frente al inmueble, que se encontraba rodeado por furgonetas y agentes de la UIP hasta por cuatro calles diferentes, cerrando el paso a la zona desde las 6:40. Ni siquiera la prensa pudo acceder a la zona, supuedtamente "por motivos de seguridad".

A lo largo de la mañana más vecinos y miembros de la PAH, que ha publicado en su cuenta de Twitter imágenes del interior del edificio durante del desalojo, fueron llegando al grito de "¡Vecina, despierta, desahucian en tu puerta!. La tensión entre los activistas y los policías fue aumentando con discusiones y algún que otro forcejeo. En torno a las nueve de la mañana los cámaras y periodistas que se encontraban en la casa fueron desalojados. Los que salían decían que los agentes habían obligado a los reporteros a salir antes que a los activistas, a lo que estos últimos se negaron "por miedo a que no hubiese testigos de la represión". Seis personas fueran detenidos mientras salían del edificio por mostrar "resistencia y oposición", según la Policía.

Entre las ocho y media y las nueve y media todos los que acamparon fueron desalojados, incluidos los abogados de la familia. Solo quedó Jorge con la comisión judicial que puso por condición para que pudiera recoger sus objetos personales que no quedara en el interior ninguna persona ajena a la familia. El matrimonio había decidido que Yolanda y sus tres hijos no estarían presentes durante el desahucio por el bien de los niños. Según informan desde la PAH, Jorge sacó todas sus cosas de casa y a continuación la Policía destrozó todo el piso para que quedara inservible.

Mientras tanto, en el exterior, casi una centena de personas trataban de hablar con los policías para convencerles de que no permitieran el desahucio. "¿Es que no os da vergüenza? ¿No sentís empatía? ¡Podría ser vuestra familia!", le decía un activista a uno de los agentes, "Muy bien chaval", le respondió el funcionario público dándole unas palmadas en el hombro.

En uno de estos enfrentamientos se produjo el momento de mayor crispación cuando uno de los agentes se rió de los comentarios que le hacía un activista. La fuerte discusión por la actitud del policía fue creciendo y los agentes acabaron cargando contra los activistas con enorme violencia, golpeando con las porras y apartando a los vecinos por el cuello. En la carga fue detenido un joven y varios salieron con heridas en brazos y abdomen; uno de ellos con un gran chichón en la cabeza que fue trasladado posteriormente al hospital Gregorio Marañón por contusiones.

Tras el encontronazo, la hermana de Yolanda, que se encontraba presente, sufrió un ataque de ansiedad y tuvo que ser atendida por varios técnicos del Samur, aunque la ambulancia debió quedarse al otro lado de la calle puesto que las furgonetas de la Policía Nacional seguían cortando ese tramo. Los vecinos se quejaron de que sólo algunos policías se preocuparon por la salud de la joven, embarazada de un mes. "¿Llamáis vosotros o llamamos nosotros?, es gratis", preguntó un antidisturbio a un activista.

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La PAH ha denunciado la actitud de la entidad bancaria, que se ha opuesto en todo momento a cualquier tipo de negociación. "Hemos hablado con la directora de la oficina, incluso con Irantzu Irastorza, directora del departamento jurídico de Kutxabank, responsable máxima de desahucios, y se niegan a ofrecer un alquiler social o cualquier otra opción", comentó Mercedes Salamanca, portavoz de la plataforma. La abogada de la familia, Alejandra Jacinto, que fue la última en salir de la casa antes que Jorge, afirmó lo mismo: "nos han dicho que nada de negociaciones, no hay posibilidad".

"Tanto el IVIMA [Instituto de la Vivienda Pública de la Comunidad de Madrid], como la EMV [Empresa Municipal de la Vivienda], que han hecho alquileres de protección social con precios más bajos para la gente más humilde, están desahuciando a cientos de familias y vendiendo los hogares a fondos buitre", señaló Mercedes Salamanca. "Estamos hablando de deudas de 2.000 euros por las que los echan", añadió. La portavoz denucia que los afectados no pueden hacer frente a esas cantidades "porque la penuria es abrumadora", por eso desde la PAH les ayudan a ocupar casas de los bancos que están vacías.

Entre las decenas de vecinos movilizados en la calle estaba una joven que llevaba en brazos a su hijo pequeño. Alos dos los desahuciarán de su casa dentro de 15 días.

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