Derechos civiles

Las restricciones municipales devuelven al Orgullo su alma más reivindicativa

Manifestantes en el Orgullo Gay

Andrea Sánchez

La celebración del Orgullo Gay en Madrid ha vuelto a atraer este año a miles de visitantes y turistas -los organizadores han previsto una asistencia de más de un millón de personas- deseosos de vivir y festejar uno de los eventos más famosos de la capital.

Este año el lema elegido ha sido "Nos manifestamos por quienes no pueden", un mensaje en defensa y apoyo de aquellas personas que en otros países, debido a su orientación sexual, son perseguidas, encarceladas e incluso asesinadas.

Los diversos obstáculos que han puesto el Ayuntamiento de Madrid y la Delegación del Gobierno a los organizadores del evento ha devuelto la polémica a la fiesta. El pasado miércoles ya se pudieron oír en la plaza de Chueca, durante el pregón que sirvió de arranque a la celebración y en elq ue no se permitió el uso de megafonía, gritos de "Botella dimisión, Botella dimisión".

Las quejas de las asociaciones de vecinos han sido la excusa para sacar la fiesta por primera vez del barrio de Chueca, que siempre había sido el epicentro de la celebración. Además, por segundo año consecutivo, la manifestación  tuvo que trasladarse al Paseo del Prado en vez de recorrer la Gran Vía, como era tradición, debido a motivos de seguridad, según la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes.

Varios partidos políticos se sumaron a la manifestación desfilando entre carrozas con banderas y carteles. Entre ellos  el PSOE, Ciudadanos, Equo e Izquierda Unida.

Este año son muchos los que dudan de si Madrid sigue siendo la capital europea del Orgullo Gay, en parte por las limitaciones que ha sufrido el festejo. Aún así, la festividad no ha perdido su fuerza reivindicativa. El acto central fue la manifestación celebrada este sábado para levantar la voz por todos aquellos gays, lesbianas, transexuales y bisexuales que no pueden hacerlo en sus países.

A diferencia de años anteriores, en esta ocasión las celebraciones han tenido que salir de su núcleo tradicional, el barrio madrileño de Chueca. La excusa de las autoridades ha sido el problema del ruido, asunto del que ya se venían quejando años atrás las asociaciones de vecinos. Pero no todo el mundo está de acuerdo. Una propietaria de dos bares en pleno corazón de Chueca y dueña de una de las carrozas que desfilaron este sábado no cree que esta sea la causa. "El problema no es que sobrepasemos los 55 decibelios permitidos; solamente con estar en la plaza tomando algo, ya se sobrepasan. ¿En las fiestas de la Paloma o en las celebraciones de fútbol no se rebasan? Estas restricciones son un ataque a la libertad de expresión", sentencia la empresaria.

El hecho de que la comunidad gay, lesbiana, bisexual y transexual no pueda celebrar estas fiestas en el barrio de Chueca no ha sido el único obstáculo con el que se han topado las organizaciones convocantes. Ya el año pasado se les prohibió realizar el recorrido del desfile por la Gran Vía. El ayuntamiento les ofreció como segunda opción el Paseo del Prado. Daniel, de 29 años, y Max, de 25, dos alemanes pioneros en asistir a las fiestas del Orgullo, lamentaban que el desfile haya cambiado de recorrido. "Cuando se desfilaba por Gran Vía te sentías en el centro de Madrid, en el corazón de la capital. Ahora ya no es lo mismo. Lo único bueno es que aquí hay árboles y puedes estar a la sombra", comentaba uno de ellos. 

El lema elegido para este año ha sido "Nos manifestamos por quienes no pueden". Óscar y José coinciden en que es muy importante. "No hay que olvidar a las víctimas de la homofobia. En muchos países estas personas no pueden vivir dignamente, ni siquiera en España se ha conseguido una tolerancia total. El único delito es el de dos personas que se quieren", comentaba la pareja, que se casa el año que viene. "Estos días Madrid es rosa, para lamento de Botella", apostillaba uno de ellos.

A las reivindicaciones de los derechos de igualdad y tolerancia se ha sumado este año la defensa del derecho a la libertad de expresión. En la manifestación de este sábado se hizo visible el apoyo de distintos partidos políticos entre los que se encontraban el PSOE, Izquierda Unida, Ciudadanos, Equo y PACMA. Algunos de ellos desfilaron en carrozas y otros a pie portando banderas.

Las declaraciones de la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, en las que aseguró tener "dudas de que este tipo de acontecimientos entren dentro del derecho de reunión", no ha sentado bien entre las asociaciones y la comunidad homosexual, bisexual y transexual. La promotora de una de las carrozas, que no ha querido revelar su identidad por temor a represalias, lamentaba las palabras de la delegada. "Cuando se reúne el Foro de la Familia no pasa nada. Nosotros deberíamos tener el mismo derecho a reunirnos", reclama.

Las fiestas del Orgullo Gay finalizan este domingo a las 22.45 horas con una ceremonia de clausura en la plaza del Rey, una de las pocas celebraciones que permanecen fieles al barrio de Chueca.

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