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Economía

Rajoy sostiene que “el barullo” es “malo” para la economía

Rajoy sostiene que "el barullo" es "malo" para la economía

Cataluña, repaso a la situación internacional, repaso a la situación interna del PP, candidaturas políticas, política internacional y economía. Mucha economía. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, convocó este martes en el palacio de la Moncloa a la prensa para la tradicional copa de navidad. Fueron varios los corrillos que mantuvo y en los que abordó, a petición de los informadores, gran parte de los asuntos de actualidad. Eso sí, intentó esquivar los más incómodos y de los que siempre rehúye, como las cuestiones de partido relacionadas con la corrupción y las candidaturas. Y se explayó en el terreno en el que mejor se siente: el económico. Precisamente, hablando de economía, el jefe del Ejecutivo compartió con los periodistas su preocupación con la situación que atraviesa Grecia. Un malestar que resumió con una frase: "El barullo", dijo, es "malo para la economía". Frente a ese "barullo", se dibujó como garante de la estabilidad.

Ligado a Grecia se le preguntó sobre el papel de la formación Syriza y su posible extrapolación a Podemos, la formación liderada por Pablo Iglesias. A juicio de Rajoy, el partido revelación de las europeas y el que pisa más fuerte en todas las encuestas, no está "tan consolidado" en España como el partido griego. 

Hasta la fecha, y todo apunta a que esta estrategia no va a cambiar, los conservadores creen que la irrupción de Podemos es un filón en tanto en cuanto les va a servir para movilizar a esos 2,8 millones de votantes 2,8 millones de votantes –2,3 en la abstención y 500.000 en el voto en blanco– que según el partido en su día sí les votaron y ahora les dan la espalda.

Ya sobre su propia formación, el Partido Popular, el presidente del Gobierno consideró que el hundimiento que le pronostican las encuestas para las municipales y autonómicas no será tal. Y mantuvo que en las elecciones europeas, tanto el PP como el PSOE daban muy mal en las encuestas y al final fueron los dos partidos que mejores resultados obtuvieron. Ligada a esta idea, en un corrillo anterior, se preguntó por qué el exlíder de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, se había marchado cuando tanto el PSOE como el PP podían ser considerados los ganadores de estos comicios. De hecho, admitió que, en su día, pidió al antecesor de Pedro Sánchez que no se fuera.

La corrupción, mejor que no se hubiese producido

No es un secreto que la relación entre Sánchez y Rajoy es más fría que la que mantenía con Rubalcaba. Hace un par de semanas, en una sesión de control al Gobierno en el Congreso, el presidente le espetó que el PSOE estaba mejor en la etapa anterior. Los conservadores consideran una traición que sean ahora ellos los que planteen otra reforma de la Constitución a cuenta del artículo 135.

El presidente no está muy cómodo hablando sobre asuntos de corrupción. Y dio una nueva muestra más de ello cuando, en conversación informal, los periodistas le preguntaron por la imputación de la cúpula del PP de Francisco Camps en la rama valenciana de la trama Gürtel. Sin querer entrar en el fondo de la cuestión, sostuvo que es mejor que esto no hubiese ocurrido. Sin más.

No obstante, esto no hace que dé por perdida la Comunidad Valenciana, uno de los principales graneros de votos para los conservadores. "No doy por perdida ni la hora", añadió.

Las listas de Madrid: la "incompatibilidad de Santamaría"

Un día después de compartir mesa y mantel con Esperanza Aguirre e Ignacio González, el presidente del Gobierno seguía resistiéndose a soltar prenda sobre sus planes para Madrid. Y daba la impresión de que su misterio no se desvelará próximamente. Todo apunta a que habrá que esperar al mes de enero. Sin querer decantarse por los nombres que suenan en las quinielas, el presidente sostuvo que apostará por aquellos "que ganen". Pero no se decantó por ninguno de los nombres que suenan. De hecho, presumió de que no comparte con nadie decisiones de este calado. Y puso como ejemplo que no se filtrara ni el nombre de Alfonso Alonso como ministro de Sanidad, ni el de Rafael Hernando como sustituto de éste último al frente de la portavocía del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso.

Si dio a entender, aunque no fue una afirmación rotunda, que no se iba a desprender de su número dos en el Ejecutivo para que ésta encabece la lista al Ayuntamiento de Madrid. Lo hizo cuando sostuvo que el puesto de vicepresidenta "no es compatible" con el de alcaldesa.

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Como ha venido ocurriendo en los últimos años, el presidente cuenta con que el debate del estado de la nación se celebre en febrero. Está pendiente de una conversación con Pedro Sánchez para fijar posibles.

Sobre Cataluña dijo no contemplar un adelanto electoral a modo de elecciones plebiscitarias. A su juicio, la estrategia de Artur Mas y del líder de ERC, Oriol Junqueras, es una forma de dilatar el tiempo.

El jefe del Ejecutivo reconoció no haber hablado con el president del 9-N a día de hoy. Los contactos, aunque menos frecuentes que en la etapa previa a la consulta, los mantiene Santamaría con la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega.

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