Cambio social

La crisis crea la figura del “consumidor rebelde” que rechaza las grandes marcas

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Que la crisis económica ha convertido a España en un país crítico con la economía de mercado y su principales protagonistas quizá no suponga una sorpresa. Pero al poner cifras, la cosa cambia. Y es que, según un estudio de la consultora MyWord, en los últimos tiempos hasta un 25% de los españoles se han convertido en "consumidores rebeldes" que "admiten sentir rechazo por las grandes empresas y corporaciones".

La cifra se enmarca dentro del informe Mikroscopia, que recoge patrones de comportamiento de los consumidores españoles y analiza cincuenta microtendencias y hábitos que están emergiendo con la crisis económica. Hay algunas tendencias que son minoritarias, pero otras han irrumpido "de golpe" en la sociedad: es el caso de lo que la directora de MyWord y expresidenta del CIS, Belén Barreiro, llama "ruptura entre consumidores y corporaciones". No es para menos: una cuarta parte de la población declara su aversión a las prácticas de las grandes empresas.

Según explica Barreiro, este rechazo se da de forma "transversal" entre los consumidores de unas y otras clases sociales, aunque el informe sí recoge diferencias. Quienes más aversión por las grandes corporaciones han generado a raíz de la crisis económica son aquellos que antes declaraban situarse con un nivel de ingresos bajo y que ahora han pasado a encontrarse en "una situación muy delicada": hasta el 43% de ellos rechaza a estas compañías. Pero el fenómeno no sólo se produce entre los más empobrecidos: también se suma a él un 31% de los ciudadanos que han pasado de ser clase media a media-baja, el 27% de los que han pasado de media-alta a media e incluso un 21% de los que consideran que han subido en el ascensor social.

Paralelismo con la situación política

La expresidenta del CIS asegura que existe un paralelismo claro entre esta situación, que según explica ha surgido de manera repentina y con mucha fuerza, y el auge de Podemos. "Se explica igual. Obviamente, los que declaran rechazar a las grandes empresas no son los extremistas, porque no hay tantos, y las cifras indican que no son un nicho ubicado en un espacio concreto o una clase social concreta, sino que el fenómeno es transversal", afirma Barreiro; lo mismo que ocurre, según las encuestas, con el partido de Iglesias.

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"El formar parte de los ciudadanos empobrecidos hace que te vuelvas más reacio a estas compañías, pero no es un fenómeno ajeno a otras personas, porque para generar este rechazo también entran en juego consideraciones éticas y morales", abunda la directora de MyWord, que explica que "aunque la crisis pueda no haberte tocado, si que puede haberte hecho tomar conciencia de que no se pueden llevar a cabo ciertas prácticas". Y a nivel ideológico, pese a que existen más personas de izquierdas que de derechas que declaran su aversión a estas empresas, el estudio revela que el fenómeno sigue manteniendo su transversalidad.

"Lo que nos dio la pista para investigar fueron los datos del Pew Research Center que dicen que en 2007 España era una de los países más favorables a la economía de mercado, por encima de otros como Francia o Alemania, y en 2014 lo que nos encontramos es que, en una lista de 40, España se encuentra entre los últimos, teniendo sólo por debajo a México y Argentina", explica Barreiro. Esto, no obstante, no significa esto que los nuevos consumidores rebeldes sean anticapitalistas; más bien refleja que "dudan de la manera en que está concebido actualmente el sistema", según la expresidenta del CIS.

Y esto redunda en la aparición de nuevos patrones de consumo y comportamiento. "La sociedad golpeada por la crisis no se resigna, sino que se ha vuelto más activa y coperativa", asegura Barreiro, que explica que lo que disgusta a los nuevos consumidores rebeldes no son los productos y servicios que ofrecen algunas marcas, sino sus actitudes y prácticas. Para huir de ellas, los ciudadanos "buscan soluciones dentro de la propia sociedad" a través de iniciativas incipientes, como el consumo colaborativo –en plataformas del estilo, por ejemplo, de Blablacar–, una tendencia que la directora de MyWord vincula de nuevo a las nuevas tendencias a nivel político, como la aparición de "candidaturas ciudadanas" como los movimientos Ganemos para las elecciones municipales.

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