Talento a la fuga

“En España me ofrecían 400 euros por trabajar siete horas diarias. Es un chiste”

"Somos la consecuencia del mal Gobierno de nuestro país

“Me ofrecían 400 euros por trabajar siete horas diarias. Es un chiste”. Eso era todo lo que España le ofrecía a Carolina López, una enfermera de 24 años que ejerce ahora en Newcastle-Under-Lyme, un pequeño municipio situado al Oeste de Inglaterra, al que también llegaron José Castañeda (26 años) y Javier Martínez (24 años), otros dos enfermeros que como ella se vieron atraídos por la convocatoria de 150 plazas para uno de los hospitales públicos de la localidad británica.

Se marcharon buscando la estabilidad laboral que España les negaba. “Que me explotaran no era algo que aceptase, por mucha experiencia que cogiera”, explica Carolina, que tras terminar sus estudios en la Universidad de Cádiz no dudó en poner rumbo al extranjero. “Si en nuestro país no nos quieren, qué hacemos”, ya se preguntaba en los últimos años de carrera. “Cuando era estudiante trabajé un tiempo en un pub y todos mis compañeros eran alumnos de grado o de máster. Estamos hablando de ingenieros, de enfermeros… y no había trabajo. Entonces ya estábamos buscando destino: Alemania, Inglaterra o donde fuéramos requeridos”, recuerda.

Una situación que también se hizo patente para José: “Al final de la carrera solo recibíamos charlas para encontrar trabajo en el extranjero o en la sanidad privada. El sector público se nos planteaba como algo impensable”. Algo con lo que también se encontró Javier cuando accedió al mercado laboral: “Conseguí que me llamaran de un centro de salud los domingos. Pero llegó un momento que me inquietaba al llegar a casa y pensar que solo trabajaba un día a la semana”.

Carolina López en la plaza Victoria Square, en la ciudad de Birmingham.

“Si España tuviera los recursos de la Sanidad británica, seríamos los mejores del mundo”

Y así fue como estos tres jóvenes españoles, siguiendo caminos distintos, acabaron por coincidir en el mismo hospital, donde han tenido la oportunidad de convertirse en observadores privilegiados del sistema sanitario británico y de sus diferencias con el español. “Lo que más llama la atención cuando llegas es que se ve que hay muchísimo dinero”, explica Javier. “Hay personal para parar un tren: limpiadores, celadores, auxiliares…es una barbaridad. Además puedes ver por Internet lo que ganan los jefes y es una pasta”, afirma sorprendido.

Una abundancia de recursos que no se traduce en la eficiencia que cabría esperar. “Si España tuviera ese dinero sería la mejor sanidad del mundo. Desperdician muchísimos recursos”, asegura. Una ineficiencia que los tres explican por la excesiva burocratización de sus funciones cotidianas. “Aquí se documenta todo”, explica Carolina. “Se practica la medicina a la defensiva, en la que lo primero de todo es proteger tus espaldas y si alguien hace algo mal tener el papeleo para demostrarlo. Cada uno va a su rollo”. En este sentido se pronuncia también José: “Le dan mucha importancia a la documentación, en España se le da más a que el paciente esté bien de verdad”.

Condiciones laborales

A pesar de que los tres siguen prefiriendo el sistema sanitario español, ninguno se plantea por el momento regresar a España. Las condiciones laborales que les ofrece el sistema británico se han convertido en una poderosa atadura para estos tres enfermeros. “Las condiciones son buenas, son 37 horas a la semana con un sueldo que ronda las 1.500 libras (2.002 euros), con pluses de noches, domingos y las extras”. Unas diferencias salariales que según José podrían hacer perder a España a toda una generación de jóvenes profesionales: “Es una cuestión de salario, si te acostumbras a ganar 2.000 libras, no vas a querer volver a España por menos”.

El enfermero José Castañeda.

“Sigo siendo español y nos han quitado el derecho a voto”

“Lo que en Bélgica es normal, en España sería un sueño”

“Lo que en Bélgica es normal, en España sería un sueño”

Con todo, los tres esperan que un vuelco en la situación económica española les permita volver a su país en los próximos años. “España está ahora en un momento político clave y muy difícil, y creo que en las próximas elecciones se va a decidir algo muy importante. El próximo Gobierno va a tener afrontar una situación muy mala”, afirma Carolina con cierto tono de confianza en el cambio al que ya no podrá contribuir con su voto en las próximas elecciones municipales por el precipitado y repentino cierre del censo electoral de los españoles que residen en el extranjero.

Una noticia que le llega en el transcurso de la entrevista con infoLibre y que recibe con sorpresa e indignación: “¿Qué ya no puedo votar? Me estoy enterando ahora. Me parece fatal, porque nosotros somos la consecuencia de la mala gestión del Gobierno de nuestro país”. Como ella, Javier y José también se sienten forzosamente excluidos del sistema democrático. “Sigo siendo español y nos han quitado el derecho a voto”, asevera enfadado Javier, que se muestra dispuesto a sortear todos los obstáculos para ejercer su derecho a participar en los próximos comicios: “Yo me planteo bajar a España solo por votar. He votado siempre”.

Como tantos jóvenes españoles, Javier, Carolina y José contemplan con expectación e incertidumbre el futuro de la España a la que anhelan poder regresar un día. Las condiciones laborales que han encontrado en Inglaterra no les han hecho renunciar al país que, como dice Javier, una vez invirtió en ellos para que finalmente lo “aprovechara” el sistema sanitario Británico. “Uno se siente muy extraño cuando vive fuera de la ciudad donde se ha criado. No te sientes como en casa”, afirma Carolina, que, como Javier y José, aguarda el momento en el que un contrato estable le permita volver a España.

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