Crisis en el PSOE

Sánchez escenifica un “golpe de autoridad” que pone en riesgo los resultados en Andalucía

El diputado socialista Rafael Simancas, que preside la Comisión Gestora que dirigirá el PSM, durante la rueda de prensa de este jueves.

El PSOE entra de nuevo en una espiral de crisis interna de impredecibles consecuencias tras la decisión de Pedro Sánchez de fulminar al secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, y nombrar en su lugar a una gestora presidida por Rafael Simancas. A cien días de las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Pero nada hace indicar que la grieta se cerrará de forma inmediata, porque Gómez prometió no dar un paso atrás y seguir defendiéndose en los órganos del partido e incluso en los tribunales. La noticia fue interpretada como un "golpe de autoridad" de Sánchez para intentar reforzar su liderazgo. Un "golpe de mano", un "atropello", decían en el PSM. Pero lo cierto es que ese gesto podría poner en riesgo, según analizaban varios dirigentes, los resultados en una federación tan absolutamente clave como Andalucía, la primera en someterse al escrutinio de las urnas en poco más de un mes, y donde Susana Díaz (y no sólo ella) se juega parte del futuro del PSOE. 

Por mucho que desde hace meses se oía repetidamente la posibilidad de que Gómez (Enschede, Holanda, 1968) no llegara vivo a las elecciones del 24 de mayo, no se esperaba que fuera precisamente ahora. La operación se conoció poco antes de las once de la mañana, antes incluso de que se reuniera la Comisión Permanente del PSOE, el equipo más cercano al secretario general. Para entonces, la decisión ya estaba tomada. En los días previos, Sánchez había comentado con algunos dirigentes –como el barón extremeño, Guillermo Fernández Vara, con quien compartió actos el fin de semana– que deseaba buscar una solución para Madrid, que quería que Gómez dejara la candidatura. Ayer miércoles, según fuentes próximas a Sánchez, le citó a las 10.15 horas en Ferraz, pero este "excusó su asistencia", así que decidió llamarle por teléfono para comunicarle que lo apartaba del liderazgo del PSM –que ejercía desde 2007–, que suspendía los órganos de dirección regionales y en consecuencia nombraba una comisión gestora que condujese la federación hasta el siguiente congreso extraordinario. Una decapitación rotunda sin precedentes en el partido.

Esa versión no concuerda con la que dio Gómez en rueda de prensa en Callao, la sede regional, y en la que insistían sus más directos colaboradores: que no había recibido ningún toque de atención de Sánchez, que se enteró de su destitución "por los medios" y que después de que la noticia apareciese publicada, habló con él. El líder madrileño le dijo que no se plegaría, que no aceptaría una decisión que, a su juicio, es "un inmenso error que tendrá consecuencias desastrosas para el PSOE". Error, una operación "antidemocrática", que aún en el PSM exigen que se rectifique. Porque si no es así, la contienda continuará, "no ha hecho más que empezar", vaticinó él mismo. 

Discrepancias de Chacón, Zerolo y Matarín

Según explicó César Luena, el secretario de Organización federal, la destitución se debe al "deterioro grave" de la imagen pública por partido y de la "inestabilidad orgánica". Por los coletazos de la operación Púnica, por el sobrecoste del tranvía de Parla que está siendo investigado por la Justicia (aunque Gómez no está imputado) o los conflictos internos en localidades como Leganés, Aranjuez o Parla. Fuentes muy próximas a Sánchez subrayaron a infoLibre que la decisión se debió, en suma, a cuestiones "orgánicas, políticas y electorales", y no tanto por la derivada de Parla. "Había un grito unánime en el PSM, un clamor por las bases, y había que tomar decisiones, y él es el secretario general", incidían en Ferraz. O sea, que tenía que hacer lo posible para impedir un posible batacazo el 24-M en un punto clave e irrenunciable como Madrid.

Sánchez y Luena trasladaron la decisión a la Permanente del PSOE. Sólo se oyeron tres voces discrepantes: la de la secretaria de Relaciones Internacionales, la exministra Carme Chacón, que consideró que el cese "no es oportuno" en este momento; y la de los dirigentes madrileños Pedro Zerolo, secretario de Movimientos Sociales (presidente hasta ahora del PSM), y Eva Matarín, responsable de Inmigración. El primero remarcó el trabajo de Gómez en las instituciones y en la calle, y la segunda expresó su apoyo "al cien por cien" al líder madrileño, y pidió "más explicaciones y argumentos", según asistentes a la reunión. 

Hubo un tiempo en que Sánchez y Gómez fueron íntimos enemigos, cuando el primero apoyó a Trinidad Jiménez como candidata en las primarias de 2010. Pero en el congreso del pasado verano, el jefe del PSM decidió respaldarlo, como habían hecho los barones alineados con Susana Díaz. Aquello dividió al PSM. Pero los dos recompusieron su relación y, de hecho, Sánchez lo integró en su ejecutiva federal como vocal. 

Gabilondo, el mejor situado

La relación, obviamente, ya está totalmente rota. Gómez compareció en Callao, la sede regional, rodeado de cuadros y militantes del PSM, en una clara demostración de fuerza, y prometió defenderse de los ataques "injustos" a su honorabilidad y criticó a Sánchez por haberse subido al "caballo del desgaste" propiciado por el PP y sus "aliados", como El País. Anoche, en la Ser, ratificó que se sigue considerando "candidato y secretario" y que seguirá acudiendo a trabajar a su despacho. Recurrirá la decisión ante la Comisión de Garantías, sin descartar los tribunales. "Las resoluciones de la ejecutiva federal se cumplen y se hacen cumplir", había dicho Luena por la mañana, cuando se le preguntó por el previsible no del líder de los socialistas madrileños. En Ferraz esperan que Gómez finalmente se rinda y deje trabajar a la gestora presidida por Simancas y compuesta por 12 vocales más. Entre ellos, por cierto, varios dirigentes próximos a Alfredo Pérez Rubalcaba, como Jaime Lissavetzky (todavía portavoz municipal), Pilar Sánchez Acera, Javier Rodríguez o Nani Moya. 

Simancas y los 12 miembros de la gestora deberán ir dando los siguientes pasos. De momento, el diputado y predecesor de Gómez en la Secretaría General del PSM (2000-2007) ya se puso en contacto con varios líderes locales para trasladarles tranquilidad. Pero está por ver que todo el PSM se alinee con él y se desmarque de Gómez, que ha mantenido un control férreo de la federación.

En los próximos días, se reunirá la Comisión Federal de Listas para elegir el nuevo candidato autonómico, visto que es "obvio" que Gómez no goza del respaldo de la dirección de Sánchez. El mejor colocado es el exministro de Educación Ángel Gabilondo, y es uno de los nombres que se barajan, tal como admitió Simancas en una entrevista en la Ser, en Hora 25. Este diario intentó contactar con él, pero tuvo durante toda la tarde su teléfono desconectado. Quien sí se mantendrá como cabeza de lista a la Alcaldía es Antonio Miguel Carmona, que ayer siguió mostrando su total respaldo al líder saliente. Por ver está igualmente si la caída de este no le afecta en su campaña.

Silencio de los barones y de Díaz

Gómez señaló que "bastantes" dirigentes federales le mostraron personalmente su apoyo. Pero ninguno salió ayer a defenderlo, a dar la cara por él. La consigna que se respiraba en las direcciones regionales era la del respeto a la decisión adoptada por Sánchez. "En momentos de crisis, no es el momento de cuestionar al secretario general", manifestó a este periódico el manchego Emiliano García-Page. "El PSOE no es una federación de partidos, es un partido federal. Ferraz manda y los demás acatamos", abundó el extremeño Guillermo Fernández Vara. Ximo Puig, jefe del PSPV-PSOE, consideró "complicada" la situación del PSM, pero confió en que en el diálogo se encuentre "la salida" porque "hay que hablar y razonar y poner por encima de todo el interés de las personas".

Quien no quiso pronunciarse, pese a ser preguntada por ello, fue la presidenta de la Junta. "Desconozco la información y permítame que no pueda opinar sobre algo que desconozco. No tengo la información y no puedo opinar", dijo Díaz a los medios, después de que la noticia hubiera trascendido. 

Sin embargo, la decisión no cayó bien en la federación. Sus colaboradores subrayaban, primero, la "perplejidad", el "desconocimiento", la "sorpresa" por un golpe del que no estaban al tanto. "Y una decisión tan drástica como la de disolver los órganos de una federación necesita una explicación mucho más convincente de la que se ha dado. Nadie entiende nada. Si no gustaba como candidato, se podría haber forzado su caída en la Comisión Federal de Listas, pero hacerlo así... es mucho más traumático", expresaba un dirigente provincial de la total confianza de Díaz, que a la vez exteriorizaba su preocupación por las consecuencias que pueda tener en las elecciones andaluzas: "Todo el ruido es malo. Habrá que ver cuánto llega a la ciudadanía y cuánto lo aprovecha el PP". La federación había reclamado a Ferraz la menor contaminación posible de asuntos nacionales. De hecho, apenas había comentado nada del pacto antiterrorista, la última gran polémica en el PSOE. La cúpula de Díaz cree que si se cuelan debates estatales (o internos) perjudican su candidatura, en la que quiere sacar pecho de su gestión de gobierno. 

Críticas con las formas y los tiempos

No sólo piensan en Andalucía que la decisión de Sánchez pueden hacer peligrar los resultados en las elecciones del 22 de marzo. También lo creen varios dirigentes consultados de otras federaciones y diputados en el Congreso. Y un traspié de Díaz en sus comicios podría ahondar la crisis en el partido y sumirlo en el desánimo y el caos antes de la siguiente cita, las municipales y autonómicas del 24 de mayo.

Algunos dirigentes sospechan que detrás de la maniobra del secretario general puede esconderse un intento de fortalecer su posición frente a Díaz. Sus relaciones son más que frías y ella ha rehusado apoyarle como candidato a la Moncloa. "De ser una operación orgánica, sería una barbaridad" que podría destruir directamente al PSOE, según interpretan varios mandos territoriales. En Ferraz rechazan por completo esa hipótesis, aunque lanzaban un desafío: "A ver cuántos salen a defender a Tomás. A ver si va a ser verdad que Pedro no está solo como tantos decían. Se verá que quienes estaban haciéndole la cama eran cuatro. El problema lo tiene Susana en los juzgados. El secretario general no tiene que pactar nada. Tiene que tomar decisiones. No tiene ni que pedir permiso ni que pedir perdón", sancionaba uno de los miembros de su equipo. 

En las direcciones territoriales el malestar no es tanto por el fondo –sí existía el análisis de que Gómez no acababa de tirar en las encuestas, que ya venía de un pésimo resultado en las europeas (18,95%, por debajo del 23,01% nacional), tras una secuencia de pérdida sucesiva de votos y militantes desde que asumió el mando en 2007–, sino por la forma de Sánchez de gestionar la crisis y los tiempos empleados. Como se piensa que al "culpar a Gómez de corrupto, no le queda otra que defenderse". "Se podía haber vendido como un gesto de autoridad o como un electroshock electoral, pero si se encastilla el conflicto nos rompe el debate electoral. El problema es la gente que está con Tomás, no sólo él. Y si se declara en rebeldía, puede acabar en expulsión", observaba preocupado un barón regional. "Es que esto rompe con la cultura del partido, es que no es un dedazo, es emplear la metralleta", aseguraba una diputada que discrepaba con Gómez pero también no está conforme con los métodos de Sánchez. En las filas socialistas cunde el miedo a entrar en una senda "peligrosa", que se aparte a secretarios autonómicos o candidatos por cuestiones arbitrarias, por meras sospechas (no hay imputaciones sobre la mesa) o por una mala marcha en las encuestas. "Cualquiera podría ser el siguiente", opina un jefe autonómico. 

Un barón regional que sí le defiende entiende que quizá los tiempos no sean los más idóneos, pero tampoco "sirve de nada lamentarse" y pensar qué habría pasado si la decisión hubiera llegado hace meses. "Esto fortalece el papel del secretario general. No hay cosa que le guste más a la gente que un gesto de autoridad. Ahora se podrá decir todo de Pedro menos que es un líder interino". La operación, en cualquier caso, es "arriesgada", tal y como dijo Simancas, y sólo se sabrá el 24-M si también fue acertada o si, a la postre, conduce, como algunos pesimistas pensaban anoche, a la "autodestrucción del PSOE". 

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