Elecciones primarias

¿Debe primar el éxito electoral sobre la democracia interna?

Felipe González

"A los compañeros que piensan que la democracia interna está por encima de los resultados electorales debo decirles que se equivocan". Ese es el argumento sobre el que ha girado el artículo que ha publicado este jueves el expresidente del Gobierno y ex secretario general del PSOE Felipe González, en el diario El País, en el cual ha defendido la destitución de Tomás Gómez como líder socialista en Madrid en aras de conseguir un mayor número de votos para alcanzar el Gobierno regional. ¿Tiene razón González? Algunos expertos consultados por infoLibre no comparten ese argumento: "Si en un partido el éxito electoral y la democracia interna están en contradicción, ese partido tiene un problema grave", explica Daniel Innerarity, prestigioso catedrático de Filosofía Política y Social en la Universidad del País Vasco (UPV).  

El artículo, titulado Madrid: superar la endogamia y donde González defiende que "hay que evitar la confusión que produce tener los votos de la agrupación con tener los de la ciudadanía", ha provocado un intenso debate a causa de la reciente polémica que suscitó la decisión del líder del PSOE, Pedro Sánchez, de cesar a Gómez por sus malas expectativas electorales. Según el expresidente del Gobierno, Sánchez tomó la determinación adecuada porque en Madrid hace falta "una candidatura y un programa de acción" que ocupen "el espacio de centralidad", desde "posiciones progresistas" pero dando "seguridad a amplias mayorías sociales". A juicio de González, esto requiere superar la "endogamia" que generan las primarias si el candidato elegido finalmente no es apoyado masivamente por la ciudadanía.

"Renunciar a las primarias sería un error"

"Las primarias no son una solución mágica, tienen inconvenientes, pero en el PSOE renunciar a ellas es un profundo error", asegura Daniel Innerarity, quien explica que las elecciones primarias tienden a "polarizar" un partido y pueden llegar a enfrentar a varios sectores del mismo; pero frente a los inconvenientes, destaca que existen muchas más ventajas. "A los ciudadanos la política nos interesa y los partidos nos resultan atractivos cuando se nos implica en un proceso cuyo resultado final es incierto", señala el filósofo, que afirma que "no hay cosa menos interesantes que un resultado predeterminado" por el aparato de una formación a la hora de acercar esa opción política a la ciudadanía.

En este sentido, el profesor de la UPV asegura en referencia a la posibilidad de que un candidato con muchos apoyos internos fracase de cara a la ciudadanía que "lo que sale mal seguro es no asumir riesgos, que es lo que el PSOE lleva mucho tiempo haciendo". "La gente nos equivocamos, está claro, y hay ejemplos en la propia historia del PSOE de errores en el cambio de liderazgo", admite Innerarity, que no obstante señala que "siendo eso cierto, lo que está claro es que nos equivocamos seguro si no contamos con la gente. En la cultura socialdemócrata los valores de la eficacia o la cohesión están subordinados a una cultura de la contingencia política, de participación y procesos abiertos".

Por ello, remacha el catedrático, "la argumentación de Felipe González resulta atractiva para sectores de la sociedad que no van a votar al PSOE, ni con primarias ni sin ellas, porque apela a la gente cuyo orden de valores sitúa en primer lugar la eficiencia, la eficacia, la cohesión, la organización o la unidad".

De su misma opinión es Javier de Lucas, catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía política en la Universitat de València (UV), que señala que "al 95% de los votantes o posibles votantes socialistas ese discurso les tiene que provocar rechazo".

"Para el aparato del partido el discurso es eficaz y tiene razón", abunda De Lucas, quien destaca que "tan sólo los militantes de estricta observancia que pongan el partido por delante de cualquier cosa pueden aceptarlo". "A la mayoría de los que no son militantes les tiene que provocar rechazo, y más rechazo provocará en esos votantes que Pedro Sánchez quiere recuperar y que han abandonado al PSOE por percibirlo como un partido con prácticas encorsetadas, de viejas estructuras", señala en este sentido el catedrático, que tacha el artículo de "grave error".

Dos concepciones de partido

"Quiero reiterar que la democracia interna de los partidos es un bien necesario para la elección de los cargos orgánicos y para la selección de las candidaturas que se presentan a la ciudadanía", señala González en su artículo, lo que para él no debe suponer que la pugna interna conlleve que el PSOE deba resignarse a gobernar solo cuando "pierdan la mayoría" el resto de partidos. "Tenemos que superar las tentaciones endogámicas y controladoras y apoyar la gran oportunidad que se nos está ofreciendo en estos días de personas y proyectos que lleguen a la mayoría social que espera respuestas", plantea.

Felipe González antepone los resultados electorales a la democracia interna

Felipe González antepone los resultados electorales a la democracia interna

Con respecto a estas afirmaciones, Innerarity asegura que el punto de equilibrio entre democracia interna y eficacia depende de la cultura y el funcionamiento de cada partido. Pero no está de acuerdo con que los socialistas deban abjurar de las primarias. "Está claro que si las primarias se implantasen en el PP harían aguas por los cuatro costados, porque su cultura es la de designar liderazgos muy concentrados. Pero el PSOE debería preguntarse si, de acuerdo a su tradición, es un buen o un mal modelo para ellos". 

Por su parte, De Lucas considera que precisamente suprimir las primarias potencia más la endogamia que el celebrarlas, pese a los inconvenientes que comportan. Y enmarca la reflexión de González en un contexto más amplio. "Aquí se enfrentan dos concepciones: la vieja concepción de los partidos, casi leninista, como una maquinaria al servicio de alcanzar el poder eficazmente, y una segunda concepción de partido como una organización más cercana a lo que entendemos como movimientos sociales, un cauce por el cual los ciudadanos pueden organizarse para intervenir, no sólo para conquistar el poder sino para gestionarlo".

"Como dice Maquiavelo, el político lo que quiere es mantenerse en el poder, y para eso necesita un aparato engrasado y eficaz donde la gente obedezca y a la vez sea controlable. Y eso rechina si introduces elementos que amplían el número de sujetos que intervienen en ese proceso", remacha el catedrático De Lucas, quien añade que la "tentación" de conformar este tipo de estructuras no se circunscribe a dirigentes del PSOE, sino también a algunos de otros partidos como Podemos o Ciudadanos. No obstante, para De Lucas, este enfoque "electoralista" sólo puede funcionar "a corto plazo": "Un partido que exhibe visiblemente que prescinde de la democracia interna y de reglas básicas de partido como las que rigen las primarias da una imagen nefasta a medio y largo plazo".

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