Programas electorales

El PSOE renuncia en su programa al impuesto sobre la riqueza y apostará por el ingreso mínimo vital

El PSOE renuncia al impuesto sobre la riqueza en su programa y apuesta por el ingreso mínimo vital

Ibon Uría

El Partido Socialista ya ha decidido cuál será la piedra angular de su programa electoral para las generales de diciembre: el ingreso mínimo vital. Esa propuesta, presentada por el secretario general Pedro Sánchez en un acto público a finales del pasado julio, se convertirá en el tema central de la oferta de los socialistas en el ámbito económico, según confirman a infoLibre fuentes de la dirección de la formación.

En el partido consideran que el citado ingreso mínimo vital es una propuesta "creíble" y factible –"las cuentas salen", señala un miembro de la Ejecutiva socialista–. Asumen que se convertirá en una de las principales partidas de gasto social en los Presupuestos Generales del Estado, pero consideran que es una herramienta "clave" para "combatir la desigualdad", que se ha acentuado durante la crisis económica.

Por contra, la propuesta de un impuesto sobre las grandes fortunas ha sido descartada y no se incluirá en el programa de los socialistas para las elecciones generales que, a falta de la convocatoria oficial, se celebrarán con toda probabilidad el 13 o el 20 de diciembre. La presentación de ese programa estaba prevista para principios de octubre pero, finalmente, no tendrá lugar hasta finales de noviembre.

Fuga de capitales

Los cargos socialistas explican que la del impuesto a la riqueza es una idea compleja y no exenta de riesgos. "Nadie sabe cómo se articula para que sea eficaz, especialmente si se pone en marcha en un solo Estado", admiten. En el partido sostienen además que la aplicación de un gravamen específico abriría la puerta a una fuga de capitales. "El riesgo –insisten– es real".

De ponerse en marcha en España un impuesto de ese tipo, en la dirección socialista consideran que sería muy fácil de esquivar para los grandes millonarios. Y lo sería porque ni siquiera se verían en la necesidad de trasladar los fondos de España a un paraíso fiscal para eludir el pago: "Bastaría con irse a Luxemburgo", comentan. "Sería sencillísimo", recalcan.

En el diseño del programa electoral del PSOE participa un equipo de expertos que asesora al secretario general y candidato a la Moncloa, Pedro Sánchez. Una suerte de Gobierno en la sombra integrado por una docena de expertos que trabaja desde finales de junio. Entre ellos están Sami Naïr (Cooperación y migraciones), Ángel Gabilondo (Educación, Ciencia y Cultura), o Rafael Bengoa (Sanidad).

Otra de las propuestas que se incluirá en el capítulo dedicado a la economía es el incremento de la fiscalidad a todas las energías no renovables. El PSOE también admite que es necesario "negociar" el programa "en su conjunto" con Bruselas, y apuesta por comunicar esta idea a la ciudadanía durante la campaña electoral para reforzar la credibilidad de sus propuestas.

Ingreso mínimo vital

La propuesta del ingreso mínimo vital que figurará negro sobre blanco en el programa de los socialistas no es nueva. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, la presentó oficialmente a finales de julio en un Foro sobre Igualdad y Oportunidades en Mérida. Afirmó entonces que este ingreso es más "útil" que una renta básica universal, concepto que tildó de "sugerente" en el plano teórico, pero que tachó de "inviable".

El debate, sin embargo, viene de atrás. Ya en la resolución de la Conferencia Política del partido celebrada en noviembre de 2013, el PSOE apostó por "cambios profundos en el sistema de bienestar español" que implicaran la "formulación de una política de garantía de ingresos común en todo el Estado" para asegurar "unos mínimos de subsistencia a todos los ciudadanos". 

En una primera fase a desarrollar en una legislatura, apunta ese documento, el objetivo pasaría por establecer "una garantía mínima de ingresos de carácter básico para el conjunto del Estado que garantice un nivel de vida digno", para lo que "se evaluarían las necesidades de cada ciudadano" considerando factores como el número de personas dependientes o la presencia de niños en el hogar.

Última red de protección

Según los cálculos actuales del partido, la medida beneficiaría a 730.000 hogares que no tienen ingresos y costaría 6.450 millones de euros al año, una cifra similar a la suma del gasto en Servicios Sociales y políticas activas de empleo –esas partidas alcanzan los 6.690 millones de euros en los Presupuestos de 2015–, aunque muy inferior a los 25.300 millones de euros dedicados al pago de prestaciones por desempleo.

El ingreso mínimo vital se financiaría como el resto de prestaciones no contributivas de la Seguridad Social mediante una transferencia de los Presupuestos. En el PSOE explican que se trata de una "última red de protección" que permitiría a las familias "afrontar sus necesidades más básicas". Para el Estado, agregan, sería un mecanismo para "terminar con la pobreza infantil extrema" y combatir la brecha entre ricos y pobres.

Las personas en situación de pobreza severa –menos de 7.100 euros anuales– recibirían 426 euros al mes si tienen como máximo una persona a su cargo, 570 euros al mes en caso de tener dos personas a su cargo y 708 euros si tienen a tres personas a su cargo. Además, obtendría un pago de 150 euros adicionales al mes por cada hijo.

En el caso de las ciudadanos con rentas anuales entre los 7.100 y los 11.500 euros –el denominado umbral de pobreza alta–, recibirían 100 euros al mes por cada hijo, y las familias con rentas de entre 11.500 y 17.000 euros en los últimos doce meses –umbral de pobreza moderada– tendrían una prestación de 50 euros al mes por hijo.

impuesto a las grandes fortunas

En el caso del impuesto a la riqueza, el PSOE está decidido a renunciar a una medida que sí incluyó en su programa electoral de 2011, cuando apostó por "crear un nuevo impuesto sobre las grandes fortunas" que sustituyera al Impuesto de Patrimonio, permitiera "alcanzar los objetivos de progresividad" e introdujera "una nueva fiscalidad de las Sicav".

De hecho, en mayo de 2010 el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero anticipó que de forma "extraordinaria y temporal" se introduciría un impuesto para rentas altas. En agosto de ese año, Elena Valenciano coincidió y aseguró que se trataba de un "buen momento" para introducir esa figura impositiva y "pedir un esfuerzo a quienes tienen más". 

Ese gravamen extraordinario fue, ya en la recta final de la legislatura pasada y durante la campaña, una de las medidas del programa de la que sacaron pecho los socialistas. En agosto de 2011, por ejemplo, el entonces portavoz del Gobierno José Blanco retó al PP a incluir "un impuesto para los ricos" entre sus propuestas.

Rebajar el tono

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La propuesta se moduló poco después. En un documento titulado Bases para la reforma fiscal, que data de abril de 2013, el PSOE olvidó el gravamen específico para ricos y apostó por "integrar en una figura tributaria única" –que sustituiría además al Impuesto de Patrimonio– las rentas del trabajo, los rendimientos financieros y la capacidad económica derivada de la riqueza patrimonial.

Para lograr que las grandes fortunas contribuyeran "de forma justa y equilibrada" al sostenimiento del Estado, los socialistas sugirieron un "modelo de gravamen integrado", cuyo esquema implicaba valorar el patrimonio global de los contribuyentes, estimar la rentabilidad que podría generar cada año y, si ese importe supera el mínimo exento del IRPF, gravarlo en consecuencia.

Esa es la idea que se mantiene a día de hoy entre las filas socialistas: la de una reforma que grave la riqueza pero a través de cambios en las figuras tributarias ya existentes, esencialmente convirtiendo el IRPF en un impuesto que no sólo contemple las rentas salariales, sino también las del ahorro y las del patrimonio.

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