Elecciones catalanas 27-S

El resultado del 27-S dependerá de la movilización de los votantes no independentistas

El resultado del 27-S dependerá de la movilización del voto no independentista

La carrera por las elecciones catalanas comienza, oficialmente, este viernes. Entre los días 11 y 25 de septiembre se desarrollará una campaña electoral muy marcada por lo especial de los comicios que se celebrarán el domingo 27, una fecha que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha señalado como el punto de partida del proceso de independencia de Cataluña si los partidos que defienden la secesión consiguen una mayoría de escaños en el Parlamento.

El voto de los indecisos o los llamamientos a la permanencia en España por las consecuencias económicas de la independencia son tan sólo algunos de los elementos de unas elecciones muy polarizadas que se mueven entre lo que Julián Santamaría, catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), denomina las dimensiones "emocional" y "reflexiva". Los casos de corrupción que afectan al partido de Mas también están salpicando la campaña, si bien los expertos coinciden en que el elemento más determinante de estos comicios será la posibilidad de que los partidos no independentistas consigan movilizar a sus potenciales votantes.

Este jueves, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hacía público su sondeo preelectoral, una encuesta en la que el soberanismo se queda rozando la mayoría absoluta con el 44% de los votos, si bien la suma de los escaños de Junts pel Sí y las CUP –el criterio que el propio Mas ha elegido como indicador para saber si tiene apoyos suficientes para la independencia– daría como resultado 68 o 69 actas, superando por los pelos la mitad del Parlamento. No obstante "hay mucho partido", sostienen los expertos, que coinciden en señalar elementos como la participación entre las grandes claves que determinarán el resultado de los comicios.

LA MOVILIZACIÓN

Los candidatos, especialmente los no independentistas, han pedido durante toda la precampaña a los electores que no se queden en casa. Desde el aspirante del PP, Xavier García Albiol –que sostuvo que superar un 72% de participación serviría para "desmontar el chiringuito a los independentistas"– hasta el líder de Podemos, Pablo Iglesias –que alentó a quienes "no se avergüenzan de tener abuelos andaluces" a ir a las urnas–, políticos de uno y otro signo han planteado la importancia de una alta participación.

Y es que, según explican los expertos, es el sector constitucionalista el que tiene que movilizar a sus potenciales votantes, porque los independentistas prácticamente han tocado techo en su capacidad de movilización. "Todo el mundo asume que más o menos la mitad de la población podría votar a los partidos independentistas, mientras que la parte constitucionalista todavía no se ha activado y no se sabe si lo hará", sostiene Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y expresidente del CIS, que sostiene que esta es la "gran incógnita" de la que podría depender el resultado de las elecciones.

Con él coincide Ignacio Jurado, profesor de Ciencia Política en la Universidad de York, quien no obstante matiza que el concepto de "alta participación" puede convertirse en una trampa en estos comicios precisamente a causa de la extrema movilización del bloque soberanista. "Se puede llegar perfectamente a tener una alta participación sólo con la movilización de los independentistas", defiende el politólogo, que no obstante admite que "si todo el mundo fuese a votar, eso favorecería" al eje no secesionista. En este sentido, Julián Santamaría recuerda que las elecciones que la sociedad considera muy importantes terminan provocando que aumente el número de votantes que acuden a las urnas.

Lo que sí es un triunfo de Junts pel Sí y otros partidos nacionalistas como las CUP es el hecho de que hayan conseguido que el debate se desplace hacia la posibilidad de la independencia y no hacia otros temas como los sociales, sostiene Jurado, que asevera que Mas y los suyos han conseguido "que las elecciones sean plebiscitarias". "Veo difícil que la agenda social llegue a ocupar un lugar predominante en la campaña", afirma el experto, que además apunta que los partidos no independentistas juegan con un elemento en contra que no sufren los soberanistas: la fragmentación de su voto y la falta de un líder icónico.

LOS INDECISOS

La otra pata de la movilización que podría cambiar los resultados de las elecciones es hacia dónde se decantará el voto de los indecisos. Según el barómetro preelectoral del CIS de este jueves, un 28,7% de los encuestados aún no tienen decidido qué papeleta escogerán, y según los expertos este es un elemento que afecta fundamentalmente a los potenciales votantes de los partidos no independentistas, ya que los soberanistas tienen menos opciones para elegir –fundamentalmente Junts pel Sí y las CUP– y están mucho más motivados para ejercer su derecho al sufragio.

Según Julián Santamaría, esta bolsa de indecisos alberga dos tipos de votantes: "los que no saben si van a votar o no, y los que no saben qué van a votar". A su juicio, la campaña será una oportunidad de conseguir movilizar a los potenciales electores que aún no han decidido su voto, aunque "va a estar muy dominada por un aspecto dramático pro-independentista, porque va a empezar con la gran manifestación de la Diada y va a estar muy mediatizada por el esfuerzo de los soberanistas de incluir argumentos emocionales".

"¿Serán capaces el resto de partidos de contrarrestar esa dramatización con un esfuerzo semejante para introducir argumentos racionales que reuslten convincentes? Tengo mis dudas", sostiene el sociólogo, con quien coincide Fernando Vallespín, que también llama la atención a lo excepcional de una campaña que se iniciará con la Diada, "un acto de propaganda a favor del independentismo que contribuirá a que ningún independentista se quede en casa".

En este sentido, los partidos contrarios a la independencia de Cataluña van a tener complicado que la campaña "se aleje del aspecto nacional", reitera Ignacio Jurado, que sin embargo llama la atención sobre la entrada en el panorama político de un actor como Podemos, que junto a ICV defiende el derecho a decidir y un nuevo encaje de Cataluña en España, pero no la secesión. "Creo que Podemos puede movilizar votos presentando otro proyecto nacional" unionista pero diferente al de Ciudadanos o PP, sostiene el politólogo, que considera a Catalunya Sí que es Pot "el único partido que puede arañar votos del bloque soberanista", especialmente de aquellos que buscan "protestar contra el statu quo".

Vallespín, por su parte, llama la atención al posible "voto oculto" que no reflejan las encuestas. "Hay un sector importante de gente que parece que no está convencida de votar a Junts pel Sí porque mezcla churras con merinas y podría votar por Unió [que según el CIS se quedaría fuera del Parlamento con un pírrico 1,5% de los votos], y también pueden existir personas que voten a los sectores no independentistas puedan pero hayan entrado en una espiral del silencio", es decir, que no lo declaren por sentir que no es la opción mayoritaria.

LOS AVISOS SOBRE LA UE

En unas elecciones que se presentan tan determinantes como estas, diferentes actores están tomando posiciones ante el dilema de la independencia, y los grandes empresarios catalanes –reunidos en la patronal Foment del Treball– hicieron público hace unos días un manifiesto en el que expresaban su "máxima preocupación" por la posible secesión y alertaban de que esta "pone en cuestión la pertenencia a la UE y en la Zona Euro, con todas las consecuencias que esto tiene para el sistema financiero catalán, entre otros".

No son los únicos: en las últimas semanas, mandatarios europeos como el británico David Cameron o la alemana Angela Merkel han insistido en que una Cataluña independiente se tendría que "poner a la cola" para volver a acceder a la UE, en palabras del primer ministro de Reino Unido. "Hay tratados europeos que nos obligan a todos y que garantizan la integridad y la soberanía de todos los países miembros", sostuvo por su parte la dirigente germana.

Pero los expertos dudan que estas llamadas vayan a tener una gran influencia en el sentido del voto. "Ese tipo de discurso pretende promover la dimensión racional del problema frente a la emocional, otra cosa es si quienes lo utilizan" son los más indicados para hacerlo, afirma Julián Santamaría, que sostiene además que es más improbable que estas afirmaciones influyan en el electorado cuando desde el Gobierno autonómico se está potenciando "la dimensión afectiva" del debate.

Por su parte, Ignacio Jurado señala que las posiciones de uno y otro bloque están a estas alturas muy definidas y que estas declaraciones no van a hacer que se muevan. "Si mañana hubiera un referéndum real, este tipo de amenazas o eventualidades tendrían un factor movilizador del voto al no muy grande, como ocurrió en Escocia", asegura el politólogo, que no obstante afirma que al no ser ésta una consulta como tal "el sector independentista votará en esa clave, pero el no independentista lo hará con una interpretación relativamente más partidista". A esa tesis se suma Fernando Vallespín: "La gente sabe que esto no es un referéndum donde la decisión ya es vinculante, sino que de lo que se trata ahora es de contar cuánta gente es independentista y cuánta no y después negociar".

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LA CORRUPCIÓN

Los expertos muestran una total coincidencia en este punto: los casos de corrupción en los que se ha visto envuelto últimamente Convergència, el partido del presidente Mas que forma parte de Junts pel Sí, no van a pasarle factura en las elecciones. Jurado tiene claro que "los independentistas no van a desmovilizarse por esta cuestión" porque entienden que "tienen una posibilidad histórica", y lo mismo piensa Santamaría, que asegura que estas noticias "sólo sirven para dar argumentos a los no independentistas, pero no van a convencer a un votante de Junts pel Sí de no votarles".

Vallespín, por su parte, hace hincapié en que el hecho de que Junts pel Sí no sea "una lista de CDC" en solitario diluye el posible efecto negativo de los casos de corrupción. "Si se hubiera concurrido con listas separadas, a CDC le hubiera podido hacer mucho más daño este tema porque los independentistas hubieran votado a ERC, pero dado que aparecen todos juntos muchos votantes pueden pensar que no es el momento de hacerles pagar las responsabilidades, sino dar el salto adelante hacia la independencia", abunda el expresidente del CIS.

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