Elecciones catalanas 27-S

El Parlament tiene hasta el 9 de enero para elegir president o convocar elecciones

Los 100 días que decidirán el futuro político de Artur Mas

Ibon Uría

Junts pel Sí ganó las elecciones de este domingo en Cataluña con claridad: la lista que agrupa a Convergència y ERC se hizo con 62 de los 135 escaños del Parlament. Pero el futuro político de su candidato a la Presidencia, Artur Mas, es incierto. ¿El motivo? Necesita 68 votos para ser reelegido en primera vuelta –lo que parece imposible– e, incluso en sucesivas rondas, tendría que lograr más síes que noes, una condición que también se antoja complicada. Pase lo que pase, la cuenta atrás ha comenzado: estirando los plazos al máximo, Mas tiene hasta el 9 de enero para convencer a la oposición de que le deje gobernar.

Vayamos por partes. La Ley de Presidencia de la Generalitat y del Gobierno de Cataluña [ver aquí en PDF] es muy clara en lo que respecta a los plazos. La Cámara catalana debe constituirse como máximo 20 días hábiles después de la celebración de las elecciones, o lo que es lo mismo, el 26 de octubre. A partir de ahí comienza otro plazo de diez días hábiles para celebrar el primer pleno de investidura y la primera votación. La fecha límite, en este caso, es el 9 de noviembre. Si Ciudadanos, PSC, PP y Catalunya Sí que es Pot votan en contra o se abstienen, Mas sólo sería president en primera vuelta si contara con el sí de al menos seis de los diez diputados de las CUP.

El problema es que, durante la campaña, la Candidatura d'Unitat Popular y su cabeza de lista, Antonio Baños, ya advirtió de que no votarían a favor de Mas y únicamente dejaron la puerta abierta a una posible abstención. "No vamos a investir a Artur Mas", reiteró este lunes Anna Gabriel, número dos del partido. El propio Baños agregó en el primer día después del 27-S que, si de su partido depende, Artur Mas no será president. Así las cosas, y salvo que el partido de izquierda radical traicione su promesa y cambie de parecer a última hora, Mas no saldrá victorioso del primer envite. Y en ese caso, el tiempo seguirá corriendo.

President en segunda vuelta

Segunda opción: ser nombrado president por mayoría simple. Si el candidato de Junts pel Sí no logra su propósito en la primera ronda, puede convocar un sucesivos debates y votaciones cada dos días hábiles. Tantos como quiera. La barrera a superar, en este caso, es más asequible: simplemente necesitaría más votos afirmativos que negativos. En la nueva configuración del Parlament Junts pel Sí tiene 62 asientos, mientras que Ciudadanos, PSC, PP y Catalunya Sí que es Pot suman 63.

El abanico de opciones es, nuevamente, reducido. Si la CUP se abstuviera, Mas necesitaría la abstención de un mínimo de dos diputados más, y la única opción en teoría planteable es Catalunya Sí que es Pot. El escollo para Mas es que el cabeza de lista, Lluís Rabell, afirmó este lunes que no ayudará a formar un Gobierno de Convergència. También este lunes, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, aseguró que la coalición "no facilitará" un Gobierno de Junts pel Sí; y hace cinco días, la dirigente de Podemos en Barcelona, Irene Montero, sostuvo que "ni por activa ni por pasiva" facilitarán la investidura de Mas. Si la CUP vota en contra, ninguna otra combinación suma la mayoría necesaria.

La única posibilidad para que el panorama se altere es que el voto de los 23.612 ciudadanos catalanes que residen fuera del Estado deparara alguna sorpresa este miércoles, cuando está previsto su recuento, pero parece casi imposible. Fuentes de la candidatura de Junts pel Sí calculan que, para hacer cambiar de signo un escaño y obtener su representante número 63, necesitarían unos 15.000 votos extra en la circunscripción de Barcelona, donde más cerca estarían de arrebatar un asiento a una fuerza contraria a la independencia, en este caso el PP. Esa cifra es casi imposible de alcanzar, habida cuenta de que en la provincia quedan 16.402 votos por escrutar.

El tiempo juega en contra

Si la situación se enquista y Junts pel Sí no consigue nuevos apoyos para su candidato, la propia ley establece un límite temporal: "Si transcurridos dos meses desde la primera votación de investidura no ha sido elegido ningún candidato o candidata, la legislatura queda disuelta automáticamente y el presidente o presidenta de la Generalitat en funciones convoca elecciones de forma inmediata, que deben tener lugar entre cuarenta y sesenta días después", reza el artículo 4.6.

Así las cosas, si se apuran los tiempos y se retrasan al máximo tanto la constitución del Parlament, como el primer Pleno de investidura y las sucesivas votaciones, la legislatura podría caducar tan pronto como el 9 de enero de 2016. Se da la circunstancia de que el primer debate de investidura, que es la referencia a partir de la que se cuentan los 60 días para la elección, puede durar varias jornadas –en 2012, por ejemplo, fueron dos– y de que la votación de produce en la última de ellas. Si eso ocurriera, la fecha límite para la votar al nuevo president podría estirarse un día más, hasta el 10 de enero del próximo año, que es domingo. En ese caso, la Cámara catalana debería optar entre habilitar esa jornada para una votación in extremis, desplazarla al lunes 11, o reducir el plazo hasta el viernes anterior, el 8 de enero.

El remedio a una nueva cita con las urnas sería que Junts pel Sí propusiera un candidato alternativo. La CUP rechaza a Mas, pero no se niega a apoyar a otro miembro de la lista soberanista. "No somos fetichistas de Artur Mas", dijo este lunes Anna Gabriel, número dos de la CUP, que pidió situar al frente de la Generalitat a alguien que "no tenga nada que ver con los recortes, la corrupción y las privatizaciones". En uno de los debates televisados en la campaña, el cabeza de lista Antonio Baños explicó que en el camino hacia la independencia Convergència representa "un extremo" y la CUP "otro extremo", y que al frente del Ejecutivo sería deseable alguien que representara "un punto intermedio". Alguien, ejemplificó, como Raül Romeva.

Por ahora Junts pel Sí no da su brazo a torcer. "Entre los acuerdos que tiene Junts pel Sí, uno de ellos es que se me propondrá como candidato a la Presidencia de la Generalitat. No hay nada más que añadir", afirmó este lunes el president en funciones, Artur Mas. La portavoz de Convergència, Marta Pascal, reclamó ya por la tarde "sentido de suma, responsabilidad y deber" a la CUP para llegar a un acuerdo. "Debe haber un plus de generosidad por parte de todos. Estamos convencidos de que llegaremos a un acuerdo porque tenemos un mandato democrático al que no podemos fallar", insistió, para subrayar a renglón seguido que el candidato a la Presidencia es Artur Mas y no ningún otro.

Camino a la independencia

Si finalmente la legislatura avanza, el programa de Junts pel Sí detalla la hoja de ruta que pretende aplicar para lograr la separación de Cataluña del Estado español. Ese proceso consta de dos fases: la primera comenzaría con la formación de un Govern de concentración, una declaración del Parlament para anunciar el inicio del proceso de independencia –que se comunicaría tanto al Gobierno de España como a las instituciones internacionales– y conllevaría la creación de las estructuras de Estado necesarias para la Cataluña independiente. Esa etapa culminaría con la proclamación de la independencia, la desconexión del ordenamiento jurídico español y la aprobación de una legislación de transitoriedad.

La segunda sería la denominada fase constituyente, que comprendería unas elecciones, la aprobación de una Constitución y la ratificación de esa Carta Magna en referéndum. El programa no contempla un calendario preciso para poner en marcha cada una de las acciones, pero sí una referencia específica en el caso de las elecciones constituyentes, que deberían celebrarse no más tarde del 27 de marzo de 2017, exactamente 18 meses después de las elecciones autonómicas al Parlament de este pasado domingo. En ese espacio de tiempo, admiten los partidarios de la secesión, habría que negociar con el Estado español y la Unión Europea, y lograr además el reconocimiento internacional de la Cataluña independiente.

Para sacar adelante ese conjunto de propuestas, Junts pel Sí necesitaría los votos de la CUP. El número uno de la candidatura de izquierda anticapitalista, Antonio Baños, admitió este lunes que el plebiscito implícito que los independentistas veían en estas elecciones autonómicas "no se ha ganado" porque la suma de su propia lista y Junts pel Sí no alcanzó el 50% de los votos. Por eso, añadió, su partido descarta apoyar una eventual declaración unilateral de independencia (DUI). "La DUI iba ligada al plebiscito: no hemos ganado el plebiscito, luego no hay DUI", dijo.

Los efectos del 27-S de cara a las generales

Mayoría absoluta independentista en escaños, pero no en votos

Mayoría absoluta independentista en escaños, pero no en votos

Los resultados de las elecciones de este domingo tienen otra derivada, y es saber cómo afectarán los resultados al futuro de varias de las candidaturas de cara a las generales. En el caso de Junts pel Sí, la candidatura se concibió desde un principio como un instrumento de carácter excepcional para ganar las elecciones pretendidamente plebiscitarias del pasado domingo, pero la alianza de convergentes y republicanos podría reeditarse si se cumplieran los deseos de Artur Mas. El pasado 3 de septiembre el propio Mas señaló que las generales serán un "segundo plebiscito" y que "sería bueno" repetir la alianza, si bien no quiso entrar en más detalles hasta pasado el 27-S. Otras fuentes de Junts consultadas por este diario descartan "por completo la reedición del acuerdo para las generales".

Por su parte, y pese al batacazo en las urnas, la confluencia de Podemos, ICV, Esquerra Unida y Equo se dará nuevamente en diciembre, aunque esta vez bajo las siglas "Podemos-Catalunya Sí que es Pot". La incógnita ahora es saber cómo se completarán las listas y qué puestos ocuparán los integrantes de las distintas fuerzas que componen la coalición.

Finalmente Unió, que este domingo quedó relegada al papel de fuerza extraparlamentaria, decidió en su Comité de Gobierno que se presentará a las generales. Su candidato en las catalanas, Ramón Espadaler, agregó que Josep Antoni Duran i Lleida es el cabeza de lista "más capacitado" para ser número uno a la Moncloa, y confió en que el partido lo nombre candidato. Duran fue diputado entre 1982 y 1993, y en 2004 regresó nuevamente como parlamentario a la Cámara baja, en la que ha permanecido ininterrumpidamente.

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