Entrevista

Alberto Garzón: “Podemos hace propuestas económicas que cada vez son más de derechas"

Alberto Garzón: “Podemos hace propuestas económicas que cada vez son más de derechas"

La vida de Alberto Garzón (Logroño, 1985) ha dado un vuelco en apenas cuatro años: de ser un perfecto desconocido en el año 2011, cuando fue elegido diputado por Málaga, ha pasado a convertirse en el candidato de IU a la Presidencia del Gobierno en unas elecciones, las de diciembre, en las que no deja de repetir que "están en juego las próximas generaciones". Y no han sido cuatro años tranquilos: el dirigente ha vivido la irrupción del 15-M, el movimiento que comenzó a hacerle conocido entre la opinión pública, así como el recrudecimiento de la crisis y la aparición de dos nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, que han dejado tocados a PP y PSOE.

Garzón ha reunido estas experiencias en su libro A pie de escaño (Península), una obra en la que analiza el cambio social acaecido como consecuencia de la crisis, la influencia del 15-M y la nueva composición del sistema de partidos. En el texto, el candidato admite que infravaloró a Podemos y hace autocrítica con respecto al aparato de su propio partido; también muestra su apuesta firme por la confluencia de las fuerzas de izquierda, aunque el texto está fechado antes de que la unión de Podemos e IU se frustrase tras la ruptura de las negociaciones para acudir juntos a las elecciones generales.

En cualquier caso, el candidato de IU no rechaza las etiquetas: es marxista y anticapitalista. Y, aunque en su libro afirma que lo importante no es la "identidad" –"cuando nos jugamos toda una vida, además de una memoria, conviene saber distinguir"–, Garzón recibe a infoLibre en un hotel del centro de Madrid con rostro de cansancio por la sucesión de actos y entrevistas de las últimas semanas, pero con las ideas muy claras: "El capitalismo es el origen de los problemas", y por ello las propuestas para salir de la crisis deben ser nítidamente de izquierdas y no tender al centro en la búsqueda de más votos.

PREGUNTA: Usted hace referencia en su libro a un documento de IU en el que, en 1996, ya se habla de la necesidad de "regeneración democrática", pero su discurso no ha calado. En 2014, sin embargo, surge Podemos y consigue vender mejor su discurso, muy similar al de IU. ¿Por qué en un momento como el actual IU no está sabiendo conectar con el descontento social?

RESPUESTA: Yo sí creo que IU ha estado capacitada para conectar, en cierta medida. No es lo mismo escribir en 1996 que en 2003 o que en 2014, porque el contexto es distinto: en un momento en el que el bipartidismo recibía el 90% de los votos, como ocurría en 2003, resistir era ciertamente una tarea heróica. Lo que ha ocurrido después es que el tiempo histórico se ha acelerado: los ataques brutales que ha habido contra IU durante mucho tiempo han sido, evidentemente, una merma en la marca electoral de IU e incluso en la propia actitud de los militantes, y eso ha tenido mucho que ver con el hecho de que en 2014 una fuerza que decía en esencia lo mismo que IU, que era Podemos, se encontrase con esas facilidades. La gente, en ese momento de frustración, buscaba algo nuevo, y Podemos era nuevo, así que incluso sin examinar mucho lo que había detrás la gente les votaba. Pero hoy están aproximadamente en el 10% de estimación de voto, y eso es el resultado de que fue una luz cegadora que había ejercido cierto magnetismo, pero no fue una forma de solidificar el descontento de la gente, que empieza en 2011 y nutría la abstención. La abstención sigue siendo, desgraciadamente, igual de alta que en 2011.

P: Pero, aunque la situación de Grecia no es la misma que la de España, Syriza (que es su partido hermano allí) sí ha sabido aprovechar ese hastío para que sus propuestas fuesen bien acogidas y llegar al poder. ¿Qué ha sabido hacer la izquierda en Grecia y no está sabiendo hacer en España?

R: Syriza hace cinco años tenía un 3% de intención de voto, pero consiguió repensar la izquierda, adecuar su organización. IU, en cierta medida y lentamente, estaba haciendo eso, y ese proceso de renovación se ha acelerado y ha cristalizado en el hecho de que yo soy el candidato a la Presidencia del Gobierno. Pero IU, en el año 2013, llegó a tener incluso el 16% de intención de voto, el 20% en la provincia de Madrid, que es mucho más de lo que tiene Podemos en muchas encuestas. Tampoco hay que mitificar a Podemos, porque si atendemos a los resultados electorales sólo ha tenido un 8% en las europeas, un 14% de media en las autonómicas y un 9% en las catalanas, así que no creo que haya que centrarse sólo en lo mal quelo hizo IU.

P: Pero la pregunta se refiere no tanto a IU, sino a la izquierda en general, incluido Podemos

R: Yo creo que lo que se hizo en Syriza fue acumular fuerzas. Ellos han estado en los conflictos sociales y laborales, donde la gente sufría, y han sido una herramienta para la gente en el día a día. Quizá lo que más se ha parecido a eso ha sido la PAH, una verdadera organización que estaba en el conflicto social, aunque no se presentaba a las elecciones. Lo que ocurre es que nosotros, como izquierda, hemos perdido un poco la capacidad de intervenir en los conflictos y que eso se traslade a las instituciones: sí es verdad que mucha gente de los partidos ha estado en los conflictos sociales, pero no había una vinculación tan directa como en Grecia. Además, las circunstancias son muy distintas con respecto a España, y aquí la izquierda está mucho más fragmentada, así que hay que trabajar por la unidad.

P: Y a pesar de eso, ustedes y Podemos se presentan separados a las elecciones

R: Hemos intentado trabajar por la unidad hasta que Podemos ha cerrado la puerta, porque además Podemos pertenece a una tradición política muy distinta, que no reconoce ser de izquierdas y opta por ir al centro, por moderar su discurso, por hacer propuestas económicas que cada vez son más de derechas. Por ejemplo, el complemento salarial que proponen es la propuesta de Ciudadanos, y el mismo Pablo [Iglesias] lo criticó el otro día en el debate que tuvo con Albert Rivera. 

P: Visto que las encuestas pronostican un resultado menor del esperado para la izquierda a la izquierda del PSOE, ¿la ciudadanía va a entender el fracaso de las negociaciones de confluencia?

R: Yo creo que la gente no lo va a entender, ni lo entiende ahora. La gente no va a entender que Ahora Madrid, por ejemplo, no vaya a poder apoyar a ninguna candidatura. Eso es algo que ha conseguido Podemos al romper las negociaciones: tienes la ciudad más importante en número de habitantes de todo el Estado, la gobiernas y el instrumento que lo hace no puede hacer campaña porque no querías la unidad. Eso a mí me parece un despropósito, y ese y otros muchos casos son consecuencias de decir que no. Y yo lo que veo es que la gente no entiende por qué la izquierda no va junta, por eso nosotros nos hemos dejado la piel de forma muy evidente.

P: ¿Se ha reducido en los últimos meses el espacio de la izquierda alternativa?

R: En las europeas, el espacio electoral de la izquierda rupturista era del 20%, o el 18% si sumamos solo Podemos e IU. Ahora yo creo que ese espacio existe, pero la fragmentación nos destroza por la ley electoral, algo que no ocurría en las europeas, y por eso la unidad era también un elemento instrumental, no sólo ideológico. Pero ahora que Podemos ha renunciado, nuestro objetivo es garantizar que la población tiene una candidatura de izquierdas nítida para diciembre.

P: Hace unos días se ha firmado un pacto en Huesca para que Aragón en Común vayan junto a Podemos, y por su lado Barcelona en Comú ha anunciado que se presentará a las elecciones generales... ¿puede haber aún posibilidades de encontrarse?

R: A mí lo que me dicen desde Aragón es que no va a haber acuerdo, porque entra dentro del pack del resto del Estado, donde Podemos ha dicho que no quiere acuerdo. En cambio, en Cataluña y Galicia, donde Podemos dice en su propia contradicción que sí se puede llegar a un pacto a diferencia del resto del Estado, parece que sí puede haber acuerdo: la entrada de Ada [Colau] es una buena noticia, y nosotros, en coherencia con lo que hemos mantenido, estaremos encantados siempre que se haga desde la colaboración y la cooperación, no desde la imposición. Yo creo que allí sí puede haber acuerdos, todavía no están cerrados porque hay preacuerdos políticos pero no cuestiones jurídicas encima de la mesa, pero son buenas noticias lo que nos llegan de Galicia y Cataluña.

P: Ustedes han decidido presentarse dentro de Ahora en Común como una plataforma de confluencia. Pero sin fuerzas como Podemos o Equo, ¿tiene sentido hablar de convergencia?

R: No me importa la cuestión del nombre o las siglas, la cuestión es el fenómeno social. Y el fenómeno social sí es de convergencia, con gente organizada en partidos, aunque sean minoritarios, y gente que no está organizada y que no por ello tiene menos valor: son participantes de las marchas de la dignidad, activistas antidesahucios... Lo importante es que es un espacio cómodo de cooperación donde la gente es quien decide las candidaturas o el programa, y quienes no han querido estar lo han decidido ellos: Podemos podía haber participado, igual que Equo.

P: En su libro también habla de que "parte de la izquierda institucional española se encuentra ideológicamente despistada". ¿A qué se refiere?

R: A un escenario en el que algunos se creyeron la teoría del fin de la historia de Fukuyama, de que ya sólo queda gestionar el capitalismo. Hay una parte de la izquierda institucional que se limita a eso, a través una especie de capitalismo de rostro humano. Desde esa perspectiva, nosotros nos encontramos en la necesidad de decir "ojo, la sociedad se cambia desde las elecciones, pero también desde el ámbito de la cultura y la movilización social". Una izquierda que se había adaptado a creer que era el fin de la historia de repente es sorprendida por la crisis económica, igual que la derecha, y que se sorprende de que la gente critique al Congreso. Mi crítica hay que entenderla desde una crítica al sistema económico capitalista, y hay un elemento en la izquierda institucional reformista que no ha entendido nada de lo que ha pasado.

P: Entiendo que se refiere en parte al PSOE, pero ¿usted se plantearía apoyar a Pedro Sánchez para ser presidente del Gobierno si eso sirviera para desalojar al PP?

R: El problema no es de siglas, sino de políticas. Y eso significa que la solución tiene que venir con un acuerdo en base al programa que incluya cosas como la derogación de la reforma laboral, un plan de trabajo garantizado o un plan de rescate ciudadano. Si eso se firma, podemos hablar, pero si el PSOE quiere mantener la reforma laboral o reformar el estatuto de los trabajadores para hacerlo más regresivo, no va a ser posible hablar y será más fácil que el PSOE se encuentre con Ciudadanos o el PP, con quienes estaría más cómodo. Nosotros no vamos a aceptar el mantenimiento de la reforma laboral u otra serie de cuestiones.

P: Tal y como pintan ahora mismo las encuestas, ¿cree que IU corre el riesgo de ser relegada o incluso absorbida por Podemos?

R: No lo creo, porque de hecho estamos ante un escenario muy volátil en el que todavía es muy temprano para saber cuál será el resultado final. Pero en Andalucía, por ejemplo, nos encontramos con dos grupos parlamentarios separados de ambos partidos e IU no ha desaparecido, tiene un peso notable y, sin ser quien era antes, va a decir mucho en el futuro. El mundo no acaba en diciembre, y hace falta una izquierda organizada e ideologizada en este país, y desde luego yo soy muy optimista con los resultados de diciembre. Yo acepté ser candidato de IU cuando las encuestas daban que no sacábamos ni un diputado, y ahora todas dicen que estaremos en el Congreso, incluso algunas nos dan el 6%, que son sólo nueve décimas menos que lo que sacamos en 2011. Pero aún así, yo creo que hay mucha gente que quiere votar una candidatura de izquierda rupturista que yo encabece.

P: Precisamente en su libro habla de que hay que "repensar" la izquierda tras las elecciones. ¿En qué términos?

R: Ahora hay que pensar en términos de "el día después", y eso implica buscar una izquierda organizada e ideologizada que dé respuesta a problemas que son distintos a los de hace diez años. Esos problemas pueden ser el paro, la miseria o la desigualdad, pero en un contexto diferente en el que hay más fuerzas políticas, hay una operación del régimen de cambio de la ley electoral o de la Constitución, un proceso europeo... hay que dar respuesta a una serie de interrogantes colectivamente, y eso es lo que significa "repensar la izquierda". Dependerá mucho del resultado de las elecciones, no es lo mismo hacerlo con un diputado que con 10 o con 30.

P: También comenta en el libro que la gente "está comenzando a ver el rey desnudo". ¿Por qué la izquierda parece ahora mismo incapaz de elaborar un discurso que aúne este desengaño?

Los principales conceptos económicos legados por Rajoy

R: La crisis económica, en su profundidad, acaba derivando en una crisis institucional que afecta al Congreso, al Senado, a los jueces, a todo en general. Y eso hace que la gente cambie su forma de ver el mundo: comienza no sólo a criticar el neoliberalismo, sino también a los partidos, a los sindicatos, y es ahora cuando se ve el sistema en su profundidad: el sistema económico capitalista y su vertiente de la democracia representativa liberal son los que han naufragado. Por eso creo que la necesidad de reconstruir el espacio de la izquierda hay que ser muy claros, y llamar ladrón a quien lo sea, pero también decir que el capitalismo es el origen de los problemas.

P: Siempre comenta que en estas elecciones se decide no sólo sobre la próxima legislatura, sino sobre las próximas generaciones. No obstante, si la izquierda rupturista no consigue gobernar,¿cuales deberían ser sus siguientes pasos?

R: Yo he sido siempre muy crítico con el "ahora o nunca". Lo cierto es que la historia nos ha demostrado que no hay nunca un proceso que se cierra del todo, estamos caminando hacia un proceso de desmontaje del Estado social en toda Europa, pero eso no es inevitable. Y aunque puede verse fortalecido en diciembre si PP, PSOE y Ciudadanos pueden apuntalar ese sistema, nosotros tenemos que mirar no sólo electoralmente sino económicamente, y vamos hacia un ciclo económico en el que hay una crisis financiera en vísperas producto de las inyecciones masivas de liquidez de los bancos centrales. De nuevo entonces tendremos un escenario para hacer mucha pedagogía, aunque tenemos que empezar antes. Vamos a un escenario de una carrera más larga: vamos a diciembre a hacer todo lo que se pueda para después preparar una carrera más larga para defender las conquistas.

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