El desafío Yihadista

¿Qué puede hacer España para ayudar a Francia a combatir al yihadismo?

¿Qué puede hacer España para ayudar a Francia a combatir al yihadismo?

¿Incrementar la presencia de tropas militares españolas en las misiones en el exterior? ¿Bombardear Siria? ¿Relevar a Francia en Malí? ¿Participar en nuevas misiones? ¿Aportar más aviones de transporte? ¿Reforzar las misiones aéreas? Desde los atentados del 13 de noviembre en París, el Gobierno español está en el punto de mira por el apoyo que vaya a prestar a Francia. El guión marcado por el Ejecutivo de Mariano Rajoy es que no se pronunciará hasta que el presidente galo, François Hollande, haga una petición de manera formal. Que después no se moverá hasta consultarlo con el resto de fuerzas políticas. Y, como último paso, que cualquier decisión no será definitiva hasta someterla a votación en el Congreso de los Diputados. Una hoja de ruta que, además, debe encajar en un escenario preelectoral en un país marcado por los atentados del 11-M y el apoyo del Gobierno de José María Aznar (Partido Popular) a la intervención en Irak.

Más allá del trazo grueso reina la indefinición sobre cuál va a ser ahora la aportación concreta de España a la batalla contra el yihadismo. ¿Se puede prestar cualquier tipo de ayuda? ¿Tiene España los medios suficientes como para mantener nuevas misiones en el exterior durante un tiempo que se prevé prolongado?

Los analistas en defensa consultados por infoLibre coinciden en que sin cambiar el fin de las misiones de la Unión Europea en las que España ya está presente, algo que afectaría a la política comunitaria, la capacidad es limitada. No obstante, insisten en que para hacer un análisis más afinado es necesario que Francia muestre sus cartas y diga qué necesita y en qué plazos. 

Esta opinión es compartida con el Gobierno. Desde que se puso sobre la mesa la necesidad de reforzar la lucha antiyihadista, todos los miembros del Ejecutivo se han conjurado para defender que España es de los países que más ha colaborado en esta materia y que más apoyo ha prestado a Francia en los últimos años. Lo han dicho desde el presidente Rajoy hasta el ministro del Interior que, este jueves, en la rueda de prensa en la que presentó las nuevas adhesiones al pacto antiyihadista que en su día firmaron PP y PSOE, sostuvo que "mantenemos una colaboración con Francia difícilmente mejorable".

Casi a la misma hora se conocía a través de El País que España planeaba tomar el mando de la misión de la ONU en Líbano, una información confirmada por Defensa y que tendrá efecto a mediados del año que viene. "Nada tiene que ver con Francia. Así estaba previsto", señalan desde el departamento de Pedro Morenés. En Líbano, España tiene destacados 600 militares. El mando de la misión corresponde, cada dos años a España, Francia e Italia. Ahora ha llegado el turno a España.

No obstante, el anuncio sobre Líbano devolvió de nuevo la mirada a la primera de las opciones de colaboración con Francia que se puso sobre la mesa hace ya una semana: la de que España tomara el mando de la misión en Malí. El anuncio, aunque después fue negado por el Gobierno vía comunicado, había partido del ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo. "España puede suplir los esfuerzos que está haciendo Francia en Malí y en Centroáfrica para que ellos liberen soldados y sobre todo material y que lo manden a Siria y lo cubriríamos nosotros", dijo en una entrevista concedida a 13TV. 

Ni en defensa ni los expertos consultados lo tienen tan claro como Margallo.

Las dificultades de tomar el mando en Malí

El coronel del Ejército de Tierra Pedro Baños, experto en Terrorismo, Defensa y Seguridad, considera que "es difícil" que Francia reclame la sustitución absoluta de todas sus tropas en Malí. "No sería beneficioso desde el punto de vista táctico", considera. ¿Por qué? Porque "se podría trasladar la imagen de que han ganado [los terroristas] y Francia se está retirando". Diferente sería, prosigue Baños, que se reclamara el incremento del apoyo logístico, como aviones.

En Malí, Francia participa en tres operaciones: la operación Barkhane, con unos 3.000 militares desplegados; una misión de entrenamiento de las fuerzas de Malí (EUTM Malí), que se encuadra en el marco de la Política Común de Seguridad y Defensa de la UE y en la que colaboran 117 soldados españoles de un total de 539 de los que 15 son franceses y la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA), con la participación de 20 militares franceses.

"En Malí no podemos sustituir a nadie", explican desde el Ejecutivo. Las fuentes consultadas basan esta afirmación en el hecho de que Francia "ya ha dicho que no moverá a un sólo hombre en la misión de Barkhane, la más numerosa en la que está presente en Malí". España presta apoyo a esta misión con un avión desde Senegal. Se trata del destacamento Marfil

Baños recuerda que, a día de hoy hay 2.750 militares españoles desplegados en el exterior y que el máximo que se podría suministrar sería 3.000 más. ¿Convendría incrementar el número de fuerzas en Malí? Teniendo en cuenta que son de adiestramiento uno de los riesgos que se correría sería el de el sobredimensionamiento del despliegue, advierten otras fuentes militares.

La opción más factible: apoyo logístico

A día de hoy, y a la espera de que Hollande concrete a Rajoy el listado de capacidades militares que necesita para hacer frente al yihadismo, una de las posibilidades que tendría España en Malí sería la de incrementar su apoyo logístico, de inteligencia o reabastecimiento en vuelo a misiones aéreas. Pero siempre teniendo en cuenta los objetivos originales de la misión, que son los de entrenamiento a las fuerzas locales. Para un objetivo diferente, la UE tendría que dar luz verde a nuevas misiones, algo que requiere "meses", según los expertos consultados. Esto aleja la posibilidad de la presencia de tropas sobre el terreno para hacer frente a los terroristas. "Ha sido el propio Hollande el que ha descartado que Francia vaya a mandar tropas terrestres a Siria.

En definitiva, todo tipo de recursos para las misiones ya desplegadas para hacer frente a las necesidades de las Fuerzas Armadas Francesas.

Todo este debate sobre el apoyo a Francia alcanzó su punto más álgido cuando Hollande envió al portaaviones Charles de Gaulle al Mediterráneo oriental para bombardear Irak y Siria. La reacción de Gran Bretaña y Bélgica fue la de anunciar el envío de sendas fragatas como escolta. Una decisión discutible según algunas de las fuentes consultadas. "Es un gesto político que no va más allá de un mero gesto", explica un diputado experto en temas de defensa y política internacional.

¿Por qué? "El ISIS no tiene capacidad de atacar a un portaaviones. Al portaaviones no hay que defenderlo", subraya el parlamentario.

Otro momento delicado para el proceso, que dejó a Rajoy al descubierto, tuvo lugar este miércoles cuando Alemania anunció que enviaría 650 efectivos a Malí. Pero el Gobierno respiró más tranquilo cuando cayó en la cuenta de que ese despliegue ya estaba comprometido desde octubre, antes de los atentados del 13-N.

Al cierre de esta edición, el Gobierno alemán estudiaba la posibilidad de mandar aviones de reconocimiento a Siria y una fragata de apoyo al Charles de Gaulle. De recibir luz verde la iniciativa, ya serían tres las fragatas que escoltarían al portaaviones.

El coste de las misiones y la inversión en defensa

Baños recalca que las tropas españolas están bien preparadas. Pero que España tiene ciertas carencias en lo que a materiales se refiere.

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"Estamos invirtiendo en defensa el 0,53% del PIB, cuando la OTAN recomienda que ningún país invierta por debajo del 2%. Francia invierte el 2,2% del PIB y Francia en volumen de gasto total es casi nueve veces el presupuesto de España", subraya.

El coronel subraya que los ciudadanos tienen que saber que si se decide hacer un mayor esfuerzo en materia de defensa, también supondrá hacerlo económicamente. "No sólo es mandar tropas, sino dotarlas de los medios adecuados", añade.

Uno de los principales problemas que existen con este tipo de misiones es que hay que mantenerlas en el tiempo y ello implica garantizar que todos los materiales e infraestructuras estén siempre a punto.

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