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otegi deja la cárcel

FAES acusa a Pablo Iglesias y a “la nueva izquierda” de “blanquear” a Otegi

Otegi: "Hoy sale un preso político"

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El secretario general de FAES, Javier Zarzalejos, explica en el último "Análisis FAES" titulado Oficio de tinieblas, que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, blanquea a Arnaldo Otegi en su salida de prisión porque este representa la ETA que quería volar el sistema constitucional, tal y como informó Europa Press.

El citado texto se refiere a la bienvenida que han otorgado Pablo Iglesias y otros dirigentes independentistas catalanes a Arnaldo Otegi en su salida de prisión, después de haber cumplido seis años de cárcel por su intento de reconstruir Batasuna. El líder de Podemos le felicitó por haber quedado en libertad, asegurando que había sido encarcelado "por sus ideas", mientras que miembros de la CUP y de Junts pel Sí se desplazaron hasta las puertas de la cárcel de Logroño para darle la bienvenida.

En opinión de Zarzalejos, "el populismo ha proporcionado a la denominada izquierda abertzale los materiales discursivos con los que blanquearse". En este sentido, señala que la extrema izquierda reconoce a Otegi como "icono de ETA, de esa banda, terrorista sí, pero precursora con su teoría y su práctica, de la voladura del sistema constitucional".

De esta forma, dice, hacen de Otegi un "preso político" que ha sido "encarcelado por sus ideas" y fabrican la prueba de la "falta de autenticidad democrática de lo que despectivamente llama el régimen de la Transición, legitimando así como víctima la trayectoria del personaje".

El artículo de FAES sitúa a Otegi en el populismo al hablar de la "casta" y explicar a los suyos que su lucha ha sido siempre "contra el Estado español dominado por élites oligárquicas que niegan la libertad de los pueblos y la dignidad de los trabajadores".

Giro "grotesco" hacia "el terrorismo social"

En opinión del autor, además de identificarse "sin reservas" con la trayectoria criminal de ETA –cuando dice "nuestra lucha"–, se produce un giro hacia el "terrorismo social" que califica de "grotesco" y "revelador" de la "comunidad de discurso y de estrategia que está cuajando entre los oficiantes de la celebración de Logroño".

Como ejemplo, recuerda unas palabras pronunciadas por Pablo Iglesias en Pamplona el 6 de junio de 2013, en las que aseguraba lo siguiente: "La Constitución que se instaura en este país no instaura una suerte de reglas del juego democráticas, sino que de alguna manera mantiene una serie de poderes que, de una forma muy lampedusiana –cambiarlo todo para que todo siga igual– permitieron la permanencia de una serie de élites económicas en los principales mecanismos y dispositivos del poder del Estado español(...)".

Y añadía Iglesias: "Me gusta contar esto aquí, porque quien se dio cuenta de eso desde el principio fue la izquierda vasca y ETA. Por mucho procedimiento democrático que haya, hay determinados derechos que no se pueden ejercer en el marco de la legalidad española, por muchas cosas que diga la legalidad española".

Para Zarzalejos, el recibimiento de Otegi es la "plasmación visible" de se "continuo acto de homenaje al relato de ETA en que la extrema izquierda ha convertido sus discursos políticos tanto en su versión populista como independentista". Se trata, asegura, del relato de la ETA que ataca la democracia y pone "toda su saña" en hacer "descarrilar" la Transición; de la TA que "niega valor democrático" al a Constitución y que deslegitima el autogobierno, incluso el del País Vasco y el de la ERA que se acoge a la amnistía en 1977 para beneficiarse del "esfuerzo de conciliación" que hacía una democracia naciente pero que "acto seguido, presenta al sistema constitucional como una prolongación mendaz del franquismo" y que presenta la conciliación entre españoles como "impunidad y olvido".

Por ello, en el artículo, Zarzalejos trata de desmontar ese discurso y advierte de que "sacar a pasear al franquismo" no es más que un truco de "trilero" y deja claro que Otegi no secuestró a Franco sino a un demócrata "indefenso" como Javier Rupérez. Señala también que la ETA a la que pertenecía Otegi intentó asesinar al ponente de la Constitución Gabriel Cisneros, que rea un "firme convencido" de la necesidad de realizar un tránsito pacífico hacia la democracia.

Recuerda también que en el País Vasco eran asesinados militantes de UCD y Alianza Popular y años después ETA volvió a intentar el "exterminio" de los constitucionalistas, socialistas y populares, mientras Otegi actuaba como "glosador de los crímenes" y "ejecutor político" de la estrategia de la "socialización del sufrimiento".

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Fascinación de la "nueva izquierda" por la violencia

De hecho, expone que cuando los antiguos camaradas de Otegi en ETA político-militar decidieron su disolución, éste volvió a optar por el terrorismo y "se unió a la otra ETA, a la que le sobraba lo de político".

En este sentido, plantea leer lo que dice sobre Robespierre una de las figuras del pensamiento de la "nueva izquierda", Slavoj Zizek, para "reparar hasta qué punto la violencia sigue ejerciendo una fascinación ideológica irresistible en esos territorios políticos". FAES considera que para los que sufren esa fascinación, "ETA representa la realización más cercana al sueño del totalitarismo revolucionario que se afirma en el vaciamiento de la individualidad y el sometimiento por el miedo".

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