Caso espionaje

Guardias civiles señalan a González como el que dió la orden de espiar a Gallardón, Cifuentes, Cobo y Prada

Francisco Granados, Ignacio González y Esperanza Aguirre.

T. C. F.

Los guardias civiles José Oreja y Antonio Coronado, exasesores de la Dirección General de Seguridad de la Comunidad e imputados en el caso de presunto espionaje a políticos madrileños, han asegurado este viernes en la Asamblea de Madrid que en 2008 el exdirector regional de Seguridad Sergio Gamón les pidió, por orden del entonces vicepresidente primero Ignacio González, que espiaran e hicieran seguimientos a varios políticos y cargos públicos.

Así, además de los conocidos exvicealcalde de Madrid Manuel Cobo, y el exvicepresidente segundo Alfredo Prada, también mandaron espiar a la entonces vicepresidenta de la Asamblea de Madrid, Cristina Cifuentes, al presidente delegado del Arpegio y a los primeros ediles de Madrid, Getafe y Fuenlabrada, Alberto Ruiz-Gallardón, Pedro Castro y Manuel Robles, respectivamente, informa Europa Press.

"En 2008 Gamón nos cita en su despacho en la calle Gobelas y en esa reunión participa él y también su subdirector, Miguel Castaño, los tres asesores de la Policía y los tres de la Guardia Civil y nos dice que por especial interés de González tenían que hacer unos objetivos, como Prada, Gallardón, Cifuentes, Cobo, Cabezas, Núñez y el presidente de Arpegio. Nosotros nos encomendamos a Prada", ha dicho Oreja.

Entrevista con Granados

Pero, según han alegado, en el momento en el que recibieron esas órdenes los tres asesores de Guardia Civil se entrevistaron con Francisco Granados y denunciaron los hechos, sin embargo, aseguran que el entonces consejero de Justicia no hizo nada.

"Le advertimos de que eso podía ser un delito. Desde entonces comienza el periplo de adversidades hacia nosotros hasta hoy. En el momento que nosotros denunciamos los hechos ante el consejero, la relación con Castaño y Gamón era tensa, pero desde entonces fue insoportable e infernal", ha añadido Oreja.

Pero este compareciente ha relatado, "basándose en las publicaciones", que la cúpula de la Dirección de Seguridad estaba funcionando "incluso antes de haberse constituido" al servicio de Esperanza Aguirre y de su sucesor.

De hecho, ha indicado que en 2005 Gamón y un grupo "se dedicaron a actuaciones e investigaciones opacas e ilícitas al margen de la Ley por y para Ignacio González". "Lo que realmente pasó es que se instrumentalizó la cúpula de la Dirección. En este caso parece ser de don Ignacio González al servicio de la presunta corrupción", ha añadido.

"Guerra sucia" entre Granados y González

El guardia civil ahora en excedencia cree que todo se enmarca "en mitad de una guerra sucia" de supuesto espionaje entre el sector de Francisco Granados e Ignacio González y ha citado para ello las publicaciones periodísticas y el libro sobre Método 3 conocidos mucho tiempo después.

"El amigo de Granados, el empresario Marjaliza, a través de dos empresas, contrata los servicios de Método 3 para hacer un dossier patrimonial en contra de Ignacio González, que contrata la misma empresa de seguridad para investigar a personas de su propio partido, según el libro 'El Método'", ha indicado.

José Oreja ha reconocido que entró como asesor en aquella época recomendado por el entonces concejal de Valdemoro Manuel Salguero, en septiembre 2007. "En ese momento aparecemos los tres asesores de la Guardia Civil y con esa realidad se atreven a mandarnos esa barbaridad y esa guarrería. No necesitaban de nosotros nada de eso y la única relación que saco es para implicarnos en un montaje y encubrir sus actuaciones y que después se filtrara a la prensa, como así sucedió", ha esgrimido.

Oreja ha revelado que tanto Prada como Granados no controlaban a sus directores de Seguridad, primero Sergio Gamón y luego Enrique Barón, que llegó tras la dimisión del primero tras la desaparición de un ordenador del Campus de la Justicia. "Alfredo Prada estaba en contra de ese nombramiento de Gamón porque le ninguneaba en los ayuntamientos. Por eso creo que fueron impuestos por Ignacio González", ha dicho.

Tres años de vacaciones

El exasesor de Seguridad también ha contado que cuando se fue Gamón, uno de los asesores de la Policía Nacional volvió al Cuerpo mientras los otros dos, José Manuel Rodríguez González y Belén Espartero Rodríguez, "se permitieron el lujo de irse de vacaciones y desaparecieron durante más de tres años con medios de la propia Dirección de Seguridad como coche y teléfonos".

El exasesor entiende que todo esto "no se puede llamar de otra manera que presunta corrupción política" y ha aludido, entre otras cuestiones, a la conversación que mantuvo "gracias a la intermediación de Barón" Ignacio González con dos comisarios en la pastelería La Mallorquina supuestamente por el caso del ático de Estepona.

Por su parte, Coronado ha contado que mantuvieron una reunión en una finca de Valdemoro con Francisco Granados en la que les dijo que lo de los espionajes "era un montaje, que Barón había filtrado los documentos a la prensa y que a González le interesaba" si iban "a cantar o no porque él quería ser presidente". "Vimos que el montaje iba encarrilado hacia nosotros, un montaje para comernos todo eso y salvarse de penas todos", ha explicado.

"Gamón preconstituyó pruebas"

En resumen, los dos guardias civiles que han comparecido en la comisión han asegurado que fueron Gamón y Castaño, después de negarse a los seguimientos, los que "preconstituyeron pruebas" contra ellos obligándoles a que fueran a determinados lugares y que así quedara reflejado en los posicionamientos de sus móviles. "Era insufrible la presión que sufríamos por parte de ellos", ha afirmado Oreja.

"En vergonzoso y aberrante que tres personas honradas estemos aquí condenados anticipadamente por toda la sociedad gracias a la guerra de presuntos corruptos políticos. Vamos a llegar hasta el final caiga quien caiga. Removeré las instituciones y si tengo la más mínima oportunidad tanto estatales como supranacionales y voy a llegar hasta el final", ha concluido el guardia civil.

José Manuel Pinto

Por su parte, el técnico de la Dirección de Seguridad de la Comunidad de Madrid José Manuel Pinto, el tercero de los imputados en el caso del espionaje a políticos del PP de Madrid y acusado en un primer momento de anotar partes de seguimiento, ha afirmado que la mano derecha del entonces director regional de Seguridad Enrique Barón le dijo literalmente que "querían cazar a Esperanza Aguirre, Ignacio González y Francisco Granados porque eran unos chorizos".

Pinto, que trabaja como empleado público en la Dirección de Seguridad, ha aseverado que "no tiene conocimiento de ningún tipo de espionaje, seguimientos o de algo que vaya en contra de la ley". 

"Mi trabajo es para ayudar a los ciudadanos y no para delinquir. La cuestión se basa en descubrir lo que estaba sucediendo. No hubo forma en ningún momento de cualquier espionaje o seguimiento. Lo que se me achaca es totalmente falso. Está cotejado de que hay unos partes que son falsos y no son muy letra", ha indicado.

Prada y Cobo

El técnico de Seguridad ha relacionado el asunto del supuesto espionaje al exvicepresidente regional Alfredo Prada y al exvicealcade de la capital Manuel Cobo, entre otros, con el robo de un ordenador en 2009 a una de las personas de confianza de Prada en la Ciudad de la Justicia y con la pretensión de que Ignacio González fuera "sí o sí" presidente de Caja Madrid.

De hecho, Pinto señala que todo empezó cuando el jefe del despacho de Enrique Barón, Pedro Agudo, le acusó a él y a su jefe, José Palomo, de robar dicho computador.

"A mí me sorprendió cuando me dijo eso en un despacho oficial. Pensé que me estaba buscando un lío. Intentaba hacerme partícipe a un hecho delictivo. El bote que pegamos fue significativo. Él esperaba que le dijera que fuéramos a por ellos, pero a mí se me pusieron los pelos como escarpias. Yo amenacé con llevarle a los tribunales y le dije que le iba a partir la cara. Tras el enfrentamiento, tardó 20 días en irse de la Consejería", ha indicado.

Contravigilancias a políticos

Pinto ha asegurado que los partes que aparecieron en la prensa con matrículas sobre contravigilancias a políticos fueron realizados por el subdirector de Seguridad de la Comunidad, Miguel Castaño, "que era el policía de la Comunidad en el Canal de Isabel IICanal de Isabel II" y filtradas a la prensa por Barón, ya que los partes "estaban en su despacho y era custodio de la documentación". "También hay una cinta en la que se oye a Granados reconocer que fue Gamón", ha agregado.

"Dichas anotaciones salen en un periódico de la noche a la mañana, diciendo que los partes son míos, que lo he hecho yo. Desde el minuto cero yo digo que son mentira porque hay letras de diferentes personas. Pero la Policía Nacional sorprendentemente dice que son mías las letras", ha añadido. El técnico de Seguridad pidió hablar con Granados y le solicitó que le sacara de la Dirección General porque "iba a pasar algo muy grave".

"Me citó a su despacho y entré llorando de rabia porque estaban destrozando la vida de la familia. Granados me dijo delante de otras personas que no me preocupara, que Castaño había reconocido que la letra es de él. Luego en la sede judicial dijeron que no. Uno de los testigos era el asesor Marcos Peña, otro el señor Oreja y otro Ignacio Palacios", ha apuntado.

Reunión con Granados

Pinto recuerda que en esa reunión Granados le pidió que no fuera a trabajar y que quedara en su casa. "Yo iba todas las semanas a Pontejos un par de veces. Yo aguanté un año y medio y al final intenté hablar con la presidenta para que tuviera conocimiento de lo que estuviera ocurriendo. Llegó un momento que denuncié. En primera instancia su señoría no me dio la razón al final el Supremo me dio la razón de que se me habían vulnerado los derecho a la presunción de inocencia y derecho al trabajo, por lo que obtuve una indemización", ha manifestado.

José Manuel Pinto también ha denunciado que luego mantuvo cinco o seis reuniones con el viceconsejero de Interior Luis Armada en su despacho, en el que también participó el entonces gerente de la Academia de la Policía Local de la Comunidad, el juez Agustín Carretero.

Una plaza en la Academia

"Se me ofreció no hacer ningún tipo de alegato a cambio de darme una plaza en la Academia de Policía. Yo ya era profesor colaborador de dicha Academia pero luego dijeron que me puso Granados en la Academia para pagarme todos estos hechos delictivos. Pero no me puso Granados en la Academia, sino Prada", ha dicho.

A preguntas del portavoz de Ciudadanos en la comisión César Zafra, Pinto cree que lo que quería con esa reunión Carretero era que no declarara en el juicio. "Es un hecho grave que un juez intente que mi abogado me diga que no declare. Fue un hecho que me resultó traumático", ha dicho.

Además, ha revelado que día anterior al juicio el técnico de Seguridad recibió la visita de Sergio Gamón, el exdirector de Seguridad imputado en el caso y que supuestamente mandó espiar a políticos. "Me dijo que no echara mierda sobre Granados y Castaño. Y yo le dije que no tengo ningún interés de hacer nada mal contra nadie, sino decir la verdad", ha precisado.

Niega que siguiera a Prada

El técnico regional de Seguridad ha negado rotundamente que siguiera a Prada porque él tenía encomendado protegerle. "Yo estaba todos los días en la puerta de su casa porque hubo un tiempo que sufrió amenazas. Yo era parte del dispositivo de vigilancia de su calle. Me conocía y montó conmigo en el coche más de una vez. Y el día que se robó el ordenador de la Ciudad de la Justicia yo estaba librando", ha alegado.

También ha arremetido contra el exconsejero de Justicia, Salvador Victoria. "Dijo que habíamos cambiado la declaración, lo que es falso. Y dijo también que me iban a dar un puesto en la Academia por encargarme el espionaje que me había encargado Granados, cuestión que es falso porque yo no soy nadie", ha indicado.

Después de todo esto, José Manuel Pinto entiende que todo este asunto es "una cortina de humo". "Querían a toda costa que González fuera presidente de Caja Madrid. Intentaron que nadie se diera cuenta de ello y tenían que buscar algo que distrajera porque era muy curioso. Necesitaban sacar algo nuevo para incriminarnos. Es una lucha entre poderes políticos y económico", ha sostenido.

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"Lucha de poder"

"Aquí hay muchos actores. Están Aguirre, González y Granados. No sé si se espiaban entre ellos porque no era mi trabajo. No tengo nada que ver con los temas de espionaje y sería ilusorio y ridículo que un técnico especialista fuera el capo de esta película que desde el primer día han pretendido que fuera. Yo pienso que fue una lucha de poder entre diferentes frentes políticos por diferentes situaciones como el Congreso Nacional del PP, la Presidencia de Caja Madrid y entonces creo que de aquellos lodos, aquellos barros", ha resumido.

Tras la declaración, la portavoz de Podemos ha aludido a la "mafia" y a la película El PadrinoEl Padrino para hablar de lo ocurrido, mientras que la portavoz socialista en la Comisión, Encarnación Moya, ha rebajado la trama a un asunto de 'Mortadelo y Filemón' a no ser "por lo peligroso, lo contrario a la legalidad y el atentado a los derechos de los ciudadanos" que ha significado para ella este asunto.

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