Crisis de los refugiados

El acuerdo UE-Turquía alienta el temor sobre la apertura de nuevas vías inseguras para los refugiados

Refugiados hacen cola para recibir alimentos en el campamento de refugiados levantado en el puerto del Pireo (Grecia).

El acuerdo suscrito entre la Unión Europea y Turquía para intentar frenar de golpe la oleada de llegadas a Grecia no acabará con los intentos de los refugiados provenientes de Siria, Afganistán, Irak o Eritrea y de los migrantes económicos de huir de la guerra, la inseguridad o el hambre. Ese pacto prevé sellar la ruta del mar Egeo mediante la devolución exprés de migrantes y refugiados y que Europa acoja únicamente a tantos sirios como haya expulsado. Pero la realidad es que ante el cierre de la principal puerta de entrada a territorio comunitario las mafias ya preparan vías alternativas.

Una de las rutas que puede abrirse es la que va directamente a Italia desde la costa turca bordeando las islas griegas. Según el diario alemán Frankfurter Allgemeine los traficantes ya anuncian a través de Facebook pasajes de entre 3.000 y 5.000 euros para hacer este recorrido en barcos de pesca u otras embarcaciones de tamaño considerable. La idea es que esos primeros viajes empiecen a desarrollarse desde la primera semana de abril.

El plan es que las travesías comiencen en la turística ciudad de Antalya o en la localidad de Mersin, más cercana a la frontera siria. Aprovechando la oscuridad de la noche, los traficantes montan a los refugiados en pequeños botes de plástico y los llevan a las embarcaciones de más tamaño. Una vez allí –siempre según las fuentes citadas por el diario alemán– la orden es que los refugiados –que inician el viaje sin saber a qué parte de Italia llegarán– permanezcan hacinados en las bodegas de las embarcaciones hasta que se llegue a aguas internacionales, lo que multiplica el riesgo en caso de accidentes

Sólo este miércoles la marina militar italiana rescató de sus costas a más de 2.000 personas, según informó a través de su cuenta de Twitter el portavoz de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en Italia, Flavio Di Giacomo. No obstante, la mayoría de ellos son nacionales africanos que huyen principalmente de Libia, país convertido en un Estado fallido y en el que el Daesh tiene cada vez más presencia y se muestra más amenazante sobre el control de la industria petrolera. 

Por su parte, la portavoz comunitaria de Migración, Interior y Ciudadanía de la Comisión Europea, Natasha Bertaud, dijo este martes que, según datos de Frontex, "no ha habido nada que sugiriese un aumento significativo en la ruta" de refugiados entre Libia e Italia. Y aseguró que ha habido "un fuerte descenso" en las llegadas de refugiados y migrantes desde Turquía a Grecia: menos de 1.000 personas la semana pasada frente a las 2.000 diarias en semanas previas. "Este descenso es alentador", señaló. 

Vías seguras necesarias 

Pero las ONG, en general muy críticas con el acuerdo firmado entre la UE y Turquía, siguen reclamando a las instituciones europeas que habiliten vías legales y seguras para que estas personas puedan solicitar asilo sin perder la vida en el intento. E intentan aplacar el optimismo de Bruselas. Javier Senent, presidente de Cruz Roja Española, señala que el éxito de la cooperación entre Turquía y la UE debe ser medido "en términos cualitativos", en el sentido de que" los derechos de los migrantes sean respetados y satisfechas sus necesidades humanitarias", y no cuantitativos, es decir, en el descenso del número de personas que cruzan el mar Egeo.

En este sentido, Senent insiste en que ese acuerdo genera a su organización "una profunda inquietud en cuanto al impacto en la efectiva protección de las personas" y recuerda la necesidad de habilitar vías seguras para el acceso a los sistemas de protección de aquellas personas que huyen de conflictos, o tienen temor de ser perseguidas por los motivos contemplados en la normativa internacional. Asimismo, muestra su preocupación por la situación de extrema vulnerabilidad de las personas en tránsito, para las que reclaman "una acción efectiva y rápida dirigida a evitar muertes y el agravamiento de la vulnerabilidad que ya experimentan". 

Estrella Galán, secretaria general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), lamenta que el hecho de que los dirigentes europeos, a su juicio, sigan instalados en el discurso de culpar a las mafias en vez de asumir su responsabilidad de ofrecer vías seguras a los refugiados. "Es una vergüenza que las autoridades europeas no dediquen los mismos esfuerzos en dar una acogida digna a las personas que huyen de la guerra que a intentar que alejarlas de sus fronteras", asevera. Para su organización, Europa está asistiendo a "un nuevo episodio de subasta de refugiados" en el que se intercambian vidas humanas y derechos "por interesados favores económicos o estratégicos".

Incapacidad de la UE 

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En cualquier caso, lo que sí parece claro es que el cierre de la ruta del Egeo no evitará que las mafias que trafican con personas sigan instando a los refugiados a tomar vías ilegales para salir del horror de sus países de origen, ya sea este provocado por la guerra, la inseguridad o  el hambre. Y todo apunta a que, tras Grecia, será ahora Italia quien tenga que soportar esa fuerte presión migratoria.

Entre tanto, se vuelve a poner en evidencia la incapacidad de Europa para reubicar a los refugiados a los que se había comprometido. Apenas un millar de los 160.000 refugiados provenientes de Siria, Afganistán, Irak o Eritrea que han llegado en los últimos meses y, de forma masiva, a las costas de Grecia e Italia han sido reubicados (18 de ellos en España). Y de los 22.000 pactados con Turquía, apenas 4.000 han sido reasentados en Europa. 

Mientras, recuerda Galán, Grecia tiene todavía en su territorio casi 50.000 refugiados e inmigrantes sirios, afganos, iraquíes, libios, somalíes, de Bangladesh, de Mali, kurdos... gran parte de ellos recluidos en campos que carecen de las más elementales condiciones de vida, y que están atrapados allí por el cierre de las fronteras balcánicas.

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