Educación

Cinco motivos de los estudiantes para vaciar las aulas como protesta

Aulas práticamente vacías en el IES Juan de La Cierva de Madrid por la jornada de huelga.

El Sindicato de Estudiantes llama a vaciar por segundo día consecutivo las aulas este jueves 14 de abril. Tras una primera jornada de "seguimiento masivo" según la organización estudiantil –las autonomías dieron cifras de seguimiento menores– el objetivo es seguir visibilizando su rechazo a los recortes educativos, la reforma educativa del exministro José Ignacio Wert, la consolidación de la subida de las tasas, las modificaciones en los criterios de acceso a las becas y la reciente reforma de los grados universitarios que acortará de cuatro a tres años los estudios de grado.

Los estudiantes no quieren levantar el pie del acelerador en sus protestas. Y cuentan en esta ocasión con el respaldo de padres y sindicatos de docentes que, aunque no llaman a la huelga, sí apoyan la movilización estudiantil. Está previsto que los dos días de huelga concluyan este jueves con más de un centenar manifestaciones por distintos puntos del país. En Madrid, donde se espera la mayor afluencia, la marcha saldrá a las 12.00 de Atocha y acabará en la Puerta del Sol.

infoLibre detalla a continuación cuáles son los motivos que han llevado a los estudiantes a convocar estas jornadas: 

01. La reforma de los grados universitarios

En el centro del debate, y de las críticas, está el decreto aprobado a finales de enero de 2015 por el Gobierno del PP y que da a los campus la posibilidad de impartir carreras de tres años a complementar con másteres de dos años, es el conocido 3+2. No obstante, los rectores acordaron el año pasado aplazar esta reforma de las carreras hasta el curso 2017-2018 al considerar que el Ejecutivo proponía una aplicación "apresurada" y hace una semanas, en su última asamblea, determinaron que expulsarán de la conferencia a las universidades que ofrezcan grados de tres años antes de esa fecha.

El Sindicato de Estudiantes defiende que con esta reforma los grados se devaluarán y los posgrados, con precios más altos, se harán "más necesarios". De esa forma, señalan, se propiciará el "cierre definitivo" de las puertas de la Universidad para "los hijos de trabajadores". "Se volverá a la Universidad de hace décadas, cuando sólo los sectores más adinerados, tenían acceso a la misma. A los que provenimos de familias obreras, de barrios humildes, a los que tenemos a nuestros padres o hermanos en paro se nos negará el derecho a poder estudiar en la Universidad", denuncian.

02. Los recortes presupuestarios 

Asimismo, los estudiantes recuerdan que entre los motivos de estas dos jornadas de huelga están también los recortes que han sufrido los centros públicos educativos, tanto en la enseñanza obligatoria como en la superior. En este sentido, recuerdan la consolidación de las restricciones presupuestarias en los ámbitos estatal y autonómico.

En 2015 hubo 570 millones de euros menos que cuatro años antes. El presupuesto educativo del Gobierno central pasó de 2.843 millones de euros en 2011 a 2.273 millones en el año pasado. Esa cifra suponía un aumento del 4,5% respecto a 2014, aunque esa ligera subida no opacó la consolidación de unos recortes que tienen en los alumnos con dificultades uno de los grupos más perjudicados. Los programas de educación compensatoria también se redujeron más de un 90% entre 2014 y 2015. Pasaron de 53,66 a 5,25 millones.

Pero la Universidad tampoco ha escapado a los recortes. Entre 2010 (año en el que hubo el mayor nivel de gasto universitario de las últimas décadas) y 2014 la inversión en educación superior disminuyó en 1.523 millones de euros, lo que supone un 15,1% menos de presupuesto, según un informe elaborado por CCOO en el que se analizan los presupuestos de las universidades públicas en ese periodo de tiempo.

03. El cambio en el sistema de becas

El Gobierno del PP dio en 2012 un vuelco radical al sistema de ayudas al estudio. En un polémico reglamento añadió criterios académicos, que suponen principalmente alcanzar una nota mínima de 5,5 para optar a la matrícula gratuita y obtener al menos un 6,5 en el expediente para optar a la ayuda general. E introdujo un baremo que incluye una parte de ayuda fija y otra variable que se otorga función del número de demandantes y del presupuesto.

Este cambio ha venido aparejado de una reducción de la ayuda media que reciben los estudiantes  becados para comprar libros, material o pagarse el alojamiento en otra ciudad.  Mientras en el curso 2011-2012 la cuantía media de la ayuda monetaria –sin incluir el precio de la matrícula– fue de 2.497 euros, para este curso es de 2.160. La diferencia es, por tanto, de 337 euros, de un 13%.

Desde el Ministerio de Educación insisten en recordar en que en los cuatro últimos cursos el número de becarios en la educación superior ha aumentado en un 6,9%. Ha pasado de 300.037 en el curso 2011-2012 a 320.788 en el actual. Pero, no obstante, la conclusión es clara: hay más beneficiarios, pero reciben menos dinero.

04. La consolidación de la subida de las tasas

Además, este cambio en el sistema de reparto vino acompañado por un incremento sustancial y generalizado en las tasas precisamente en un contexto de pérdida de poder adquisitivo de las familias. El exministro Wert abanderó en 2012 un real decreto que dio a las autonomías la posibilidad de establecer la parte del coste educativo que asume directamente el estudiante en base a unas horquillas.

Desde entonces, en primera matrícula, el crédito se puede posicionar entre el 15 y el 25% del coste real que supone impartir un grado, variable que puede alcanzar hasta el 100% a partir de la cuarta matrícula. Asfixiadas por el déficit, algunas autonomías llevaron esta norma hasta el extremo. Aunque en los últimos cursos la mayoría de las autonomías han congelado los precios de las matrículas no los han devuelto a las cuantías previas al tasazo.

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05. La reforma del exministro Wert 

El Sindicato de Estudiantes se ha mostrado muy crítico con la llamada ley Wert, a la definen como una ley "franquista" y "clasista". Cuestionan aspectos como las pruebas externas al final de cada etapa desde Primaria que serán reválidas al final de ESO y Bachillerato; que la asignatura de Religión cuente para la media y para acceder a becas, algo que no ocurría desde los noventa; la eliminación del currículo de la asignatura de Educación para la Ciudadanía; o el adelanto al tercer curso de la ESO la elección de itinerarios hacia la FP o el Bachillerato. 

Los estudiantes critican también que esa norma consolide el giro hacia la enseñanza concertada y, entre otros asuntos, apuntale aspectos como la cesión de fondos públicos a colegios que segregan por sexo o las atribuciones de los docentes de la privada subvencionada.

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