'Caso Nóos'

La defensa de la infanta dice que nada la incrimina e insinúa que Manos Limpias libró del banquillo a un acusado con un pacto oculto

La infanta Cristina, y su esposo, Iñaki Urdangarin, a su llegada a la sesión del juicio del 'caso Nóos'.

El abogado Pau Molins, del equipo de defensa de la infanta, ha convertido su alegato final en el juicio del caso Nóos en un discurso nucleado en torno a un doble eje: la "inocencia" de su cliente y la "temeridad y mala fe" de sus acusadores de Manos Limpias. Tras cinco meses y medio, el juicio quedó visto para sentencia a la una de la tarde. Ninguno de los 17 acusados ejerció su derecho a la última palabra.

Por un lado, Molins desplegó una proclamación de la total inocencia de su clienta respecto del delito fiscal atribuido a su marido y contra el "juicio paralelo" del que, en su opinión, ha sido víctima: ni hay pruebas -dijo- de que usara la tarjeta visa de la empresa familiar Aizoon, uno de los elementos clave para la acusación, ni la propia compañía desempeñó nunca en su vida más que un "papel marginal". Simplemente, "confiaba" en su marido, repitió el letrado en línea con la estrategia impulsada por el bufete de Miguel Roca desde que la aristócrata fue imputada. Molins 

remató su alegato con una invocación a la justicia igualitaria: "sin favorecer pero tampoco sin perjudicar a nadie" por razón de su linaje, dijo. 

El segundo eje del discurso de Molins fue un rotundo ataque a Manos Limpias, que ha ejercido en solitario la acusación contra Cristina de Borbón. Molins lanzó graves sospechas sobre el porqué de determinadas actuaciones procesales desarrolladas por el pretendido sindicato. La principal de ellas, la retirada de la acusación contra Miguel Tejeiro, asesor fiscal de la pareja Urdangarin-Borbón.

Manos Limpias retiró la acusación, subrayó el abogado, justo cuando había comenzado el juicio y sin que todavía haya contado "qué obtuvo" con esa retirada. La declaración de Tejeiro, que pasó a ser testigo, no aportó ningún dato relevante contra la infanta. "El gran testigo de cargo de Manos Limpias exculpó a la infanta de toda la gestión de Aizoon", afirmó Molins con un evidente tono sarcástico.

El abogado dio otra vuelta de tuerca al acusar a Manos Limpias de "mantener como rehén" en el banquillo  Marco Antonio Tejeiro, contable de la trama Nóos, "para que su hermano Miguel cumpliese lo pactado, fuera lo que fuese". Finalmente, la acusación popular rebajó la condena que pedía para Marco Antonio Tejeiro desde los 11 años de cárcel iniciales a los 1,5 finales, seis meses menos que lo solicitado por la Fiscalía.

Con el respaldo de Hacienda, la Fiscalía sostiene que la empresa Aizoon, propiedad de los duques de Palma, apenas tuvo otro cometido que facilitar a Iñaki Urdangarin el camuflaje de ingresos que tendría que haber incluido en su declaración de IRPF y que, al no hacerlo así, se tradujeron en un fraude tributario de más de 325.000 euros entre 2007 y 2008.

Según Anticorrupción, no cabe atribuir ese delito a la hermana del rey porque nunca participó de forma efectiva en Aizoon y permaneció ajena a los manejos de su marido.

Manos Limpias considera en cambio que nada de lo que supuestamente hizo Urdangarin habría sido posible sin la participación de la infanta, propietaria del 50% de la compañía. La tesis de Manos Limpias estriba en que Cristina de Borbón se pertrechó tras un disfraz de ignorancia -ceguera voluntaria, en el argot jurídico- para aparentar que nada sabía. Y esa es la clave de su acusación.

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Arropado por la operación judicial que ha colocado a Manos Limpias en el ojo del huracán por el presunto chantaje al que habría sometido al entorno de la infanta a cambio de retirar la acusación contra ella en el juicio del caso Nóos, el letrado Molins lanzó graves sospechas apenas veladas por un manto de insinuación.

Su propio discurso constata que las escandalosas revelaciones sobre las negociaciones abiertas por el tándem que formaban Luis Pineda, fundador de Ausbanc, y Miguel Bernad, jefe de Manos Limpias, benefician objetivamente a la infanta. Ambos permanecen en prisión desde abril.

El sumario apunta a que lo que supuestamente estaba en juego a cambio de la retirada de acusación era una cifra situada entre dos y tres millones de euros: una oportunidad única, admitió Pineda en una de las conversaciones pinchadas por la Policía. "El tren de nuestra vida", definió él mismo.

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