Elecciones 26J

El PP rechaza una reforma electoral a medida de Rivera sin contar con el consenso del PSOE

Reunión este lunes del Comité Ejecutivo Nacional del PP para analizar los resultados del 26J.

"Lo primero que vamos a hacer esta legislatura es devolver la dignidad y la igualdad a todos los españoles y tener una ley electoral donde todos los ciudadanos valgan igual". "El primer objetivo de esta legislatura es que vayamos a votar las próximas elecciones y todos los ciudadanos seamos iguales". Así hablaba la noche electoral del 26D el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, tras ver cómo sus escaños habían descendido desde 40 a 32. En Castilla y León, citaba a modo de ejemplo, 205.000 votos le habían supuesto a su formación un escaño. Al PP le habían bastado 600.000 votos para obtener 18 asientos en el Congreso de los DiputadosCongreso de los Diputados. Rivera sabía perfectamente que esta promesa no está en sus manos. Pero la puso sobre la mesa para avisar de que será uno de los temas que estará presente en sus conversaciones de cara a la formación de Gobierno.

¿Estaría dispuesto el Partido Popular a estudiar una reforma de la ley electoral como asunto clave para que Ciudadanos les dé su apoyo en la investidura? Fuentes de la dirección nacional consultadas por infoLibre subrayan que no estamos en el momento de poner líneas rojas. Que ellos no lo van a hacer y que esperan lo mismo de los demás porque "lo importante es dar estabilidad a España". Pero sostienen que, a priori, es difícil que acabe saliendo una reforma electoral como la que pide Rivera. No sólo porque, a juicio de los conservadores, está destinada principalmente a beneficiar a Ciudadanos, sino también porque en el partido de Mariano Rajoy no se declaran partidarios de abrir el melón de la reforma electoral si previamente no existe el consenso del resto de grupos parlamentarios, sobre todo el PSOE al ser la segunda fuerza más votada.

No es la primera vez que en el partido de Rajoy miran con escepticismo la posibilidad de cambiar la ley electoral. En el verano de 2014, a modo de preparación de las autonómicas y municipales de mayo de 2015 y ante el miedo de un batacazo electoral, el propio PP desarrolló una iniciativa para que en los ayuntamientos gobernase la lista más votada.

Varios intentos del PP de sellar el bipartidismo

Tras varios amagos y versiones contradictorias, el PP decidió dar marcha atrás y abandonaron la idea de aprobar esta medida en la recta final de la legislatura. Argumentaban que quizá los ciudadanos no entendían el porqué de las prisas, pero sobre todo apuntaban a que una ley de tal calado no podía ser sacada adelante sin el apoyo del PSOE. Ahora, desde Génova siguen insistiendo en lo mismo, en que no se debería tocar la ley electoral sin contar también con el partido al que las urnas han ubicado como líder de la oposición.

Un año después, en julio de 2015, los conservadores convocaron una conferencia política en Madrid y el tema volvió a primera línea. Lo recuperaron imitando la fórmula electoral que había permitido meses antes la llegada de Siryza al Gobierno griego, dando un puñado de escaños extra a la lista más votada, ya fuese en las generales, autonómicas o locales. Por estas fechas, el PP habló de que esto ocurriría siempre que la fuerza más votada hubiese obtenido el 35% o más de los sufragios. De lo contrario, tendría que celebrarse una segunda ronda.

Esto ocurría hace un año y los conservadores señalaron que iban en serio y que, pese a que su intención era hablarlo con los socialistas, estaban dispuestos a dar el paso solos. No lo hicieron. Era una forma de vacunarse ante un mal resultado en las generales que tocaban en el mes de diciembre pero no se atrevieron a dar el paso. Consideraron que lo impopular de la medida, con los partidos de la oposición acusándoles de buscar perpetuarse en el poder, podía ser muy contraproducente.Mayor proporcionalidad

De todo este proceso se desprende lo complicado de esta reforma, sobre todo en lo que tiene que ver con el necesario consenso. La propuesta del PP siempre ha ido orientada a favorecer el bipartidismo, y especialmente al partido más votado, de ahí que insistan en que el PSOE tiene mucho que decir. La propuesta de Ciudadanos, por su parte, tendría como finalidad que el reparto de escaños a las fuerzas que obtienen menor representación sea más proporcional. Es una demanda clásica de formaciones como Izquierda Unida, ahora aliada con Podemos, o Unión Progreso y Democracia (UPyD), ahora extraparlamentaria.

Con un sistema de circunscripción única, el resultado habría cambiado. Así, el PP habría obtenido 119 escaños (tiene 137); el PSOE, 81 (85); Unidos Podemos, 76 (71) y Ciudadanos 47 (32). Otras pequeñas formaciones se habrían repartido el resto de actas.

¿Qué propone Ciudadanos?

El partido de Albert Rivera presentó en la campaña de las generales de diciembre una propuesta de reforma de la ley electoral bastante concreta. Apuesta por un sistema de carácter mixto, en el que "la elección de los diputados se hará simultáneamente entre escaños unipersonales y listas proporcionales desbloqueadas". Esto provocaría que cada elector tuviese dos votos: uno para escoger a 175 diputados que representarían cada uno a una circunscripción, y otro para elegir a los 175 diputados restantes a través de un sistema de candidaturas parecido al actual.

Ciudadanos no concreta el tamaño de las circunscripciones unipersonales por las que serían elegidos los primeros 175 diputados, si bien señala que tendrían que ser definidas "geográficamente en función de la población" y que no podrían abarcar un territorio superior a una provincia. En cuanto a la segunda mitad de escaños restante, la circunscripción pasaría a ser nacional y los partidos tendrían que presentar listas que, no obstante, estarían desbloqueadas, con lo que el elector podría alterar el orden decidido por las formaciones.

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"Los diputados elegidos en los distritos uninominales se integran en la lista definitiva que corresponde a cada partido en el resultado final", explica el partido en su propuesta, en la que señala que "si los escaños obtenidos por algún partido en las circunscripciones uninominales superaran los asignados por la votación proporcional se crearán escaños adicionales". Es prácticamente una copia del sistema electoral que tiene Alemania.

En todo caso, antes de empezar a hablar con el PP sobre la letra pequeña de cualquier posible acuerdo, Rivera debería pronunciarse sobre si su 'no' a Mariano Rajoy es definitivo. En el PP admiten que si el PSOE no les apoya o se abstiene, postura en la que está ahora instalado Pedro Sánchez, deberán ir a buscar apoyos en Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria. Y necesitan saber hasta dónde llegan las líneas rojas de Rivera de forma clara.

Salvo cambios de última hora, a día de hoy el PP subraya que su candidato es "innegociable" porque ha sido el más votado y el que más reforzado ha salido tras el 26J.

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