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Incendios forestales

Las brigadas contraincendios reclaman más protección y mejor material

Los trabajadores contraincendios reclaman más protección y mejor material para luchar contra el fuego

Cada verano los incendios forestales en España copan, desgraciadamente, todas las portadas. Galicia y Canarias se han llevado la peor parte en la temporada de 2016 en un año relativamente tranquilo hasta la fecha: según datos del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, se trata del mejor de la década en esta materia, con 14.053 hectáreas arrasadas a 24 de julio. Lo ideal es que el daño sea el mínimo posible, y para ello trabajan cientos de trabajadores contraincendios cada periodo estival. La lucha es peliaguda, se juegan la vida y a veces pierden, como el agente forestal que falleció la semana pasada intentando extinguir el terrible incendio de La Palma.

Estos trabajadores mantienen una pelea continua que se intensifica cada verano, paralela al pulso con el fuego: la de reivindicar sus derechos. Cada retén, brigada o grupo de trabajadores contraincendios es responsabilidad, salvo excepciones, de su comunidad autónoma. En cada región las exigencias son distintas, aunque hay puntos comunes: el reconocimiento de la peligrosidad de su labor, más material, mejores medios e inversión estatal para lamentar cada vez menos muertes y menos devastación en nuestros bosques.

Las BRIF, en 'standby'

Las BRIF (Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales) son unidades helitransportadas que, según el Ministerio de Medio Ambiente, constan de personal "altamente especializado" en la extinción de incendios forestales. Cuentan con 10 bases desde las cuales se trasladan a cualquier lugar del territorio español donde se les necesite. Dependen de la empresa pública Tragsa, y el 27 de julio de 2015 iniciaron una huelga en defensa de sus derechos.

El paro quedó en suspenso tras llegar a un preacuerdo con la empresa que, tras una votación, fue rechazado por los trabajadores. Las protestas este verano están paradas por la ausencia de Gobierno, que implica que no hay un Ministerio de Medio Ambiente estable hacia el que canalizar las quejas. "Seguimos obviamente la lucha, pero midiendo los tiempos", explica el presidente de la Asociación de Trabajadores de las BRIF (Atbrif), Pablo González.

Su principal reivindicación es el reconocimiento de la categoría profesional de bombero forestal, algo de lo que carecen no solo estas brigadas, sino gran parte de los trabajadores contraincendios en toda España. En principio, implicaría reconocer a nivel laboral los riesgos que entraña apagar fuegos en el bosque y establecer una lista de enfermedades profesionales asociadas a su labor. "No tenemos nada reconocido en torno a lo que realmente desempeñamos, que es extinguir incendios forestales", incide González, ya que en la actualidad se rigen por un convenio de Tragsa destinado, en principio, al sector de la construcción.

La categoría de bombero forestal conllevaría además establecer coeficientes de reducción para lograr la jubilación anticipada, que solicitan dada la peligrosidad y el esfuerzo físico del trabajo. "Con 65 años hay mucha gente que no puede continuar en primera línea de fuego", explica González a infoLibre. Cada cierto tiempo hay que superar unas pruebas físicas para continuar en la brigada, y el trabajador que no las pasa "se queda en la calle", en palabras del presidente de la asociación.

Estos trabajadores medioambientales piden un plan de segunda actividad para los que ya no puedan luchar contra el fuego cara a cara: en vez de pedir el paro, podrían desempeñar trabajos relacionados de logística o avituallamiento, reivindica González. También exigen una subida de sueldo: cobran 900 euros, insuficiente para ellos cuando está demostrado que se juegan la vida.

Andalucía: avances insuficientes

En Andalucía, el pasado 9 de junio se ratificó la categoría de bombero forestal para los miembros del Plan Infoca, el dispositivo público que lidera la lucha contra los incendios forestales en la región. En palabras del representante sindical del Infoca en Málaga, Sergio Blanco, no ha servido para nada. Ni subida de sueldo, ni enfermedades profesionales reconocidas. Solo el nombre. Blanco explica que se está trabajando en una prejubilación parcial con contrato de relevo, que consistiría en permanecer seis meses en el dispositivo y seis meses fuera. Les parece insuficiente. "Yo me quiero ir con 55 años. No hacer frente al fuego, tener un trabajo más relajado", lamenta.

Los sindicatos del Plan Infoca reivindican este verano una mejora del material que utilizan. "Nos han entregado el nuevo casco, pero el fabricante no ofrece garantía alguna si no se usan los accesorios originales. Y nosotros utilizamos bridas para aprovechar el material que tenemos en el almacén. Es una chapuza", se queja el representante sindical, que añade que llevan dos años protestando porque las mascarillas que utilizan protegen contra partículas, no contra los vapores que los trabajadores inhalan cada jornada.

Ya avisaron en Galicia

Los sindicatos contraincendios en Galicia avisaron de que sería una “campaña complicada” de fuegos forestales, y denunciaron que el dispositivo contra los incendios estaba "mermado" por la política de recortes de la Xunta. El coordinador federal de agentes forestales y medioambientales de CCOO, Alejandro Rodríguez, trabaja en Galicia y critica la deficiente flota de vehículos con la que cuentan en la comunidad, un problema extensible a otros territorios. A su juicio, se ha producido una "desinversión" en estos "elementos imprescindibles" para la extinción. Sus medios de transporte "cuentan con más de 15 años o 500.000 kilómetros de rodaje. Y no tienen en muchos casos aire acondicionado", asegura, por lo que están expuestos en cualquier momento a una avería que retrase las labores de apagado del fuego.

Los trabajadores contraincendios de Galicia reclaman un sistema "único y público" para la extinción forestal. En palabras de Rodríguez, los fondos europeos para este propósito acaban en manos de ayuntamientos que contratan a brigadas privadas para proteger su territorio. A cada brigada les otorgan medios muy dispares para luchar contra el fuego: hay quienes carecen, asegura, de "cosas tan básicas como una cantimplora o una linterna". La homogeneización de estos trabajadores no solo se pide para igualar los requisitos mínimos: "Es necesario para que toda la población pueda definir qué es un agente medioambiental, qué es un agente forestal, los reconozcan y agradezcan sus esfuerzos", añade.

En otras comunidades

Los trabajadores de Castilla y León se quejaron hace unos días del escaso avituallamiento que la Junta les facilitó para completar las labores de extinción de un fuego en Burgos. Más allá de los bocadillos, exigen que el personal de las torretas de aviso deje de ser fijo discontinuo: que no trabaje solo durante el verano, sino que el resto del año se dedique a tareas de prevención.

Los agentes forestales de La Rioja se suman a la reivindicación clásica: la categoría de bombero forestal y sus beneficios intrínsecos, que exigieron en una manifestación en Logroño el pasado miércoles. Y en otra concentración en julio, los bomberos forestales de Aragón pidieron dejar de trabajar en labores de prevención durante las peores horas de exposición al sol, ya que los trajes de protección que deben portar evitan la transpiración del sudor y provocan golpes de calor.

La clave está en la prevención

Animales y plantas, las otras víctimas de los incendios forestales

Muchos de estos trabajadores incluyen las labores de prevención antiincendios como un factor a tener en cuenta para mejorar sus condiciones laborales. Realizarlas en inverno de manera intensa y no solo en verano permitiría estabilizar la situación de los fijos discontinuos y, de manera indirecta, reducir la peligrosidad de sus trabajos, ya que los expertos consideran que hay que redoblar los esfuerzos en prevenir más que en extinguir.

La portavoz de la campaña de incendios de WWF, Diana Colomina, explica que en los últimos años la asociación se viene centrando en pedir más recursos para desbrozar y limpiar los bosques y evitar asi la destrucción. "Creemos que existe una gran eficacia en la extinción. El 99,8% de los incendios son apagados antes de que quemen 500 hectáreas", asegura Colomina. Sin embargo, denuncia, solo el 20% del presupuesto antiincendios es dedicado a prevenir y el recorte del Ministerio en este capítulo fue del 70% entre 2011 y 2013.

Alejandro Rodríguez explica a infoLibre que en el incendio de La Palma, que ha consumido casi el 7% de la isla, no se había realizado un trabajo de protección adecuado de la masa forestal. "Las cunetas del lugar donde se originó el incendio estaban llenas de piñas", denuncia.  "Y muere gente, y no pasa nada", se lamenta. 

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