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Elecciones vascas y gallegas

Guía para saber quién gana y quién pierde este 25S

Alberto Núñez Feijóo junto Mariano Rajoy, en la clausura de la campaña en Pontevedra.

Este domingo 2.701.837 deelectores en Galicia y 1.714.256 en el País Vasco están llamados a las urnas para renovar sus parlamentos autonómicos. Las direcciones nacionales de los principales partidos lo hacen con la vista puesta también en la Moncloa, sede de la Presidencia del Gobierno, que lleva desde el 21 de diciembre de 2016 con un inquilino interino: Mariano Rajoy. Sobre todo Partido Popular y PSOE han proyectado sobre estos comicios la esperanza de que los resultados sirvan para desbloquear los nueve meses de Gobierno en funciones. Pero también servirán para medir el clima interno de los partidos y anticipar posibles crisisanticipar posibles crisisa partir de los resultados de los que parten y las expectativas con las que acuden a las urnas. Unas expectativas generadas, sobre todo, por las encuestas publicadas y los datos internos que manejan cada uno de ellos.

Este domingo, cuando el recuento de papeletas haya culminado, cada partido intentará interpretar los resultados en público de la forma que considere más favorable. La letra pequeña se irá destapando con el paso de los días. infoLibre ha elaborado una guía para, partiendo de los diferentes escenarios que arrojen los resultados, saber si los partidos salen bien o mal parados de esta contienda.

PP: Feijóo, la esperanza de Génova

En el PP en los últimos días había cierto temor, una especie de superstición, respecto a los resultados en Galicia. Como si a fuerza de tanto repetir que su candidato a la Xunta, Alberto Núñez-Feijóo, iba de cabeza a otra mayoría absoluta, la cosa se fuese a gafar. Ese es el listón que se ha puesto al dirigente conservador dentro de su propio partido. Con 280 días de Gobierno en funciones, tras el fracaso de Mariano Rajoy en el pleno de investidura y el caso Barberá, el PP necesita alguna buena noticia, un revulsivo. Perder esa mayoría absoluta de la que goza ahora Feijóo, al que en su partido miran ya en clave muy nacional, sería un fracaso para los conservadores.

La mayoría absoluta, ubicada en el Parlamento de Galicia en 38 escaños, es la única fórmula para que Feijóo evite que el resto de fuerzas sumen en contra y logren mandarlo a la oposición (salvo que C's lograse entrar en la Cámara gallega). Parte de los 41 escaños logrados en 2012. Y según las encuestas publicadas en campaña en los principales periódicos gallegos y nacionales, perderá algún escaño pero no tendrá problemas para seguir gobernando. Mariano Rajoy es todavía más optimista que los sondeos y ha llegado a asegurar que su compañero tendrá "muchos más" votos que los necesarios para lograr la mayoría absoluta.

Alberto Núñez Feijóo durante un mitin del partido celebrado en A Coruña. EFE

El PP y el Gobierno en funciones se han volcado en la campaña gallega como lo han hecho en la vasca. No hay día que los candidatos hayan estado sin respaldo llegado de Madrid. Pero el panorama es mucho más negro para el candidato a lehendakari. Rajoy escogió a su ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, como cabeza de lista para Euskadi con la intención de impulsar a una formación autonómica que no acaba de redefinir sus mensajes en un contexto en el que ETA ha dejado de matar.  

El PP sabe que tiene difícil llegar a los 13 escaños de 2009, cuando Antonio Basagoiti logró ser clave para desalojar a los nacionalistas de Ajuria Enea y permitir al socialista Patxi López ser investido lehendakari. También sabe que el PNV, o al menos eso han trasladado los nacionalistas, se acercará a otras formaciones antes que a ellos si no les salen las cuentas para mantenerse en el poder. A partir de este lunes se podrá comprobar si el discurso del PNV, según el cual no iban a intercambiar con Rajoy apoyo en Euskadi a cambio de apoyo en Madrid, iba en serio.

Cualquier cosa que no sea mantener los diez escaños [de un total de 75] que tiene ahora en la Cámara de Vitoria sería una pérdida para el PP. Sería el punto de inflexión de la formación para que ahora, liderada por Alonso, abra un proceso interno que le permita huir de la irrelevancia dentro de cuatro años.

Los ocho escaños que atribuyen al exministro las encuestas, un 20% menos de la representación actual, serían un mazazo para un partido que ha vendido en campaña la idea de que un buen resultado en Euskadi les llevaría a ser "decisivos" para desbloquear la formación de Gobierno en Madrid.

PSOE: evitar el 'sorpasso' 

El temor de los socialistas para Galicia es el mismo que tenían a escala nacional en las generales del 26J: el sorpasso. Que las otras fuerzas a su izquierda les adelanten. Este sería su fracaso. Una derrota para una formación que ahora es la segunda en escaños, 18, tras el PP.

La mayoría de las encuestas publicadas el fin de semana anterior a las elecciones anunciaban ese sorpasso político. Si aciertan en sus pronósticos, la versión gallega del PSOE, el Partido dos Socialistas de Galicia (PSdeG), perderá la condición de alternativa al Partido Popular y se convertirá en tercera fuerza. No obstante, algunos sondeos realizados durante los últimos días y no publicados porque lo impide la ley mantienen a los socialistas en segundo lugar y con un resultado casi idéntico al cosechado en 2012.

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, junto a la candidata socialista a lehendakari, Idoia Mendia. EFE

No estaríamos ante un escenario inédito. El PSOE gallego se vio superado por su rival en el escenario político de la izquierda hace casi veinte años, en las elecciones autonómicas de 1997. El BNG obtuvo aquel año el mejor resultado de su historia liderado por Xosé Manuel Beiras.

En este contexto, el PSOE, cuya lista encabeza Xaquín Fernández Leiceaga, salvaría los muebles si se mantiene como segunda fuerza tras la candidatura encabezada por Feijóo

Los socialistas aseguran que su impresión es que los apoyos han ido creciendo a medida que avanzaba la campaña y confían en no ser superados por las Mareas.

En Euskadi, el panorama pinta incluso peor para el partido de Pedro Sánchez y las encuestas han dibujado una formación en caída libre. Ahora es, con 16 escaños, la tercera fuerza tras PNV y EH Bildu. Cualquier resultado que acerque a la candidatura liderada por Idoia Mendia a la de Alfonso Alonso sería una gran derrota y les ubicaría como los principales perdedores de estos comicios. Hace siete años el PSE logró gobernar Euskadi. Pasar a ser cuarta fuerza no ayudaría nada a Pedro Sánchez a pacificar el partido.

Podemos y sus alianzas: a por el segundo puesto

Para la formación de Pablo Iglesias, las expectativas para las coaliciones En Marea –formada por Podemos, IU y Anova– y Elkarrekin Podemos –Ezker Anitza y su partido– son las mismas: obtener el segundo puesto. Ese sería su éxito. En el caso de Galicia significaría desplazar al Partido Socialista, el sorpasso.sorpasso En el de Euskadi, a EH Bildu y al PSE.

        

La candidata a lehendakari por Elkarrekin Podemos, Pili Zabala; Errejón, y la cabeza de lista por Álava, Cristina Macazaga. EFE

Los resultados de las citas electorales que preceden a estas son positivos para el partido de Iglesias. Ganó las elecciones en Euskadi en las generales de diciembre y junio. En Galicia venció el 20D, pero el 26J fue superado por el PSdeG, aunque por poco más de mil votos. Ahora, en Euskadi la evolución ha ido a la baja: en enero el Euskobarómetro les otorgaba entre 19 y 21 escaños, segundo puesto. El sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de hace unas semanas dio a Elkarrekin Podemos entre 15 y 16 actas, disputando el segundo puesto a EH Bildu, que obtendría 16 diputados

Por su parte, en Galicia, la lucha para En Marea es con el PSdeG. Las encuestas se muestran muy ajustadas y cualquiera de las dos formaciones estaría en disposición de liderar la izquierda. El barómetro del CIS pronosticó un empate entre ambas con un 19,9% de los sufragios cada una, pero con los socialistas con 16 escaños y la coalición con entre 15 y 17.

Si las cuentas salen y Feijóo no llega a los 38 escaños que suponen la mayoría absoluta, En Marea, PSOE y BNG tendrían menos dificultades para entenderse en Galicia de las que tienen a nivel nacional. Comparten el objetivo común de querer derrotar a Feijóo. Un pacto entre estas fuerzas para privar a Rajoy de una de las comunidades donde más fuerte está su partido también podría ser vendido como una victoria por cualquiera de sus participantes. Y sería el argumento de Iglesias a la hora de defender que lo que vale para Galicia también puede valer para Madrid.

CIUDADANOS: LA PELEA POR ESTAR PRESENTES

La formación de Albert Rivera acude a su primera cita ante las urnas después de haber firmado el pacto de investidura con Mariano Rajoy. Será, pues, su primer termómetro de cómo ha calado ese gesto en el electorado en el que es su estreno en unas autonómicas gallegas y vascas.

En este contexto, el listón para Ciudadanos está en lograr representación en ambas Cámaras autonómicas, aunque se limite a un diputado. Las encuestas más optimistas han otorgado a los de Rivera entre uno y dos escaños en Galicia, mientras que en Euskadi algunas le otorgan uno.

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En las generales del pasado 26 de junio, C´s fue la cuarta fuerza más votada en Galicia con 133.938 votos, el 8,63%. En Euskadi fueron sexta fuerza, tras el PP, con 40.326 votos (3,5%). Los resultados no son extrapolables porque el comportamiento de los electores no es igual en unos comicios generales que autonómicos, pero sirven para hacerse una idea de la implantación del partido de Rivera en ambas comunidades.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera (d), junto al candidato a lehendakari, Nicolás de Miguel (i), durante un mitin en Vitoria. EFE

Pese al pacto nacional, los candidatos del PP en Euskadi y en Galicia han recuperado para sus campañas el argumentario al que recurrió el PP en la campaña de las generales de 26J: que apostar por Ciudadanos es un voto perdido porque nunca se sabe a qué partido puede acabar beneficiando. Rivera podrá comprobar esta noche cómo se ha entendido su política de pactos. Si se les castiga por haber optado primero por el PSOE y después por el PP, o si se les premia por ese papel de árbitro que pretenden ejercer. No entrar en ninguno de los dos parlamentos sería un fracaso, hacerlo en ambas aunque sea con un escaño equivaldría a salvar los muebles y existe un escenario que permitiría a C's vender el resultado como un éxito: lograr en Galicia uno o dos escaños y que Feijóo los necesite para gobernar.

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