Crisis en el PSOE

La opción de mantener hasta el final el ‘no’ a Rajoy gana peso en el sector que se impuso a Sánchez

La opción de mantener hasta el final el 'no' a Rajoy gana peso en el sector que se impuso a Sánchez

Ibon Uría

El sector del PSOE que se impuso en el Comité Federal logró su primer objetivo el pasado sábado: acabar con la etapa de Pedro Sánchez al frente del partido. Pero los vencedores tienen ahora un gran reto por delante: decidir si los diputados socialistas se abstienen o si el "no es no" se mantiene hasta el final. Y, a falta de una posición unánime, esta última es la opción que según fuentes consultadas por infoLibre gana peso en las últimas horas. Distintas voces alertan de que dejar gobernar al PP hundiría al partido más que unos nuevos comicios. "La abstención sería el desastre del PSOE", dice un dirigente.

En esa línea hicieron declaraciones este lunes hasta tres barones territoriales que gobiernan sus respectivas comunidades. El valenciano Ximo Puig aseguró que "no se dan las circunstancias para apoyar a Rajoy", el castellanomanchego Emiliano García-Page afirmó que el PP debería buscar "otras opciones" para llegar a la Moncloa y el aragonés Javier Lambán confesó que ve ahora "más posible que hace dos meses" la celebración de terceras elecciones. 

Esta opinión también es compartida por otros cargos. Entre quienes apoyaron la candidatura en 2014 del diputado vasco Eduardo Madina para la Secretaría General del PSOE, por ejemplo, se defiende el no de manera prácticamente unánimeno . No son pocos los socialistas de este sector que alertan de que el PP no sólo exigiría la abstención en la investidura, sino también una mínima estabilidad parlamentaria. La cesión ante los conservadores, por tanto, tendría que producirse en no pocas ocasiones durante la legislatura. Ante ese escenario, prefieren ir a elecciones.

En Cataluña, la ejecutiva del PSC se reunió este lunes y acordó seguir defendiendo el voto contrario a la investidura de Rajoy. El presidente del partido, Àngel Ros, aseguró que "no hay ningún motivo para apoyar" a los conservadores. Fuentes de la dirección de la federación catalana señalan que "en ningún caso" contemplan defender el viraje a la abstención, incluso si se plantea la disyuntiva entre abstenerse o ir a elecciones. Los socialistas catalanes se cuentan de forma casi unánime entre quienes respaldaron al ya ex secretario general, Pedro Sánchez.

Desmontar el discurso de Sánchez

Entre quienes derrocaron a Sánchez hay además otra prioridad: diluir la idea de que se forzó la salida del ya ex secretario general para después pactar con el PP. Sánchez, en sus últimas horas al frente del PSOE, insistió reiteradamente en que sólo su liderazgo y la rápida convocatoria de un Congreso Federal garantizaba la resistencia ante la derecha, el "no es no" hasta el final, y en que quienes abogaban por dejar el partido en manos de una gestora lo planteaban con la intención de, inmediatamente después, claudicar ante el PP. Abstenerse reforzaría, por tanto, el discurso de Sánchez.

En este sentido, hay miembros del Comité Federal que aseguran que acudieron a la cita del pasado sábado sin tener en mente la posición del partido ante la investidura de Rajoy, sino con la única misión de "acabar con Pedro Sánchez". Entre otros motivos, aseguran, por el "cainismo" con el que se comportó al frente del PSOE desde su ascenso a la Secretaría General a mediados de 2014, y por las represalias a los que sometió, siempre según estas fuentes, a quienes apoyaron a Eduardo Madina en las primarias.

Buscar un candidato

Claro que, si finalmente se impone la opción de mantener el no, en el PSOE asumen que tendrán que buscar un candidato. No sería sencillo, porque las eventuales terceras elecciones cogerían al PSOE sin liderazgo y en estado de máxima debilidad. El presidente de la gestora del partido, Javier Fernández, señaló este lunes que habría que celebrar primarias salvo que se encontrara una "solución de emergencia". Esa posibilidad, indican algunas fuentes, pasaría porque la gestora propusiera directamente al Comité Federal un nombre.

El eventual candidato tendría que ser, señalan a este diario dirigentes socialistas, una persona de consenso, respetada, capaz de conectar tanto con quienes mantienen su lealtad a Sánchez como con quienes maniobraron para precipitar su caída. Una búsqueda difícil para la que todavía no hay nombres cerrados. Se barajan, según señalan a infoLibre varias fuentes del PSOE, los de Ángel Gabilondo –actual líder de la oposición en la Asamblea de Madrid– y el del propio Javier Fernández. La apuesta por Gabilondo, figura que genera respeto en distintos sectores del partido, tendría una ventaja añadida: su nombre fue propuesto por Pedro Sánchez en sustitución del de Tomás Gómez para la candidatura a la Comunidad de Madrid en 2015. Y, por una cuestión de tiempos, Gabilondo pasó a encabezar la lista socialista automáticamente, sin pasar por primarias, lo que complicaría a Sánchez ahora criticar su designación por el mismo motivo de urgencia para la Presidencia del Gobierno.

La toma de la decisión

Por último, algunos sectores del PSOE plantean la necesidad de someter a la consulta de la militancia la decisión de qué votar si Rajoy acude nuevamente a la investidura. La dirección del PSC, por ejemplo, acordó este lunes cuatro puntos entre los que figura reclamar que "si el PSOE quisiera cambiar su posición, deberá hacerlo consultando a la militancia". Fuentes de los socialistas catalanes subrayan que tan pronto como este martes, el PSC contactará con la gestora del PSOE para proponer oficialmente esa consulta. "No puede tomarse una decisión de esta envergadura sin preguntar a los militantes. Y hoy en día es fácil hacer consultas, hay tiempo suficiente para hacerlo", señala un alto dirigente del PSC.

Según Fernández, el presidente de la gestora, tanto la decisión de mantener o modificar el no al PP como la de convocar o no una consulta deberán tomarse en una nueva reunión del Comité Federal que se celebrará con toda probabilidad el día 15 o 22 de este mismo mes. "Hagamos lo que hagamos es evidente que el PSOE tiene un problema y que asume un desgaste", dijo Fernández, quien antes de convocar al comité también citará a los barones con el fin, comentó, de ir formando una opinión "más o menos colegiada". 

Si finalmente se abriera la puerta a celebrar una consulta a las bases, algunos diputados manejan la posibilidad de que se pregunte a los militantes socialistas sobre si desean que se repitan las elecciones y no directamente sobre la abstención. Ese planteamiento, defienden, serviría para separar el referéndum de las tesis reiteradamente defendidas por Sánchez.

Ruptura de voto

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Fernández también descartó la posibilidad de dar libertad de voto a los diputados socialistas si finalmente el PSOE diera el paso a la abstención. Pero hay sectores en el partido, afines a Sánchez, que se niegan a votar cualquier cosa distinta al no. Diputados muy próximos al ex secretario general aseguran que no se abstendrán: "Yo no me voy a abstener, y hay entre 10 y 15 compañeros que tampoco, en ningún caso, antes me voy al grupo mixto", dice un socialista con acta en el Congreso.

La posibilidad de romper la unidad de voto también la planteó este lunes la vicesecretaria primera del PSC y aspirante a liderar el partido, Núria Parlon, quien en un debate con el actual primer secretario, Miquel Iceta, afirmó que los socialistas no pueden actuar como "una muleta del PP". "Tenemos que defender nuestra autonomía", insistió Parlon. "El PSC –replicó por su parte Iceta– debe votar no y trabajar para que también lo haga todo el PSOE. No podemos quedarnos cerrados pensando en que si hacemos una cosa para quedar bien ya hemos cubierto".

Fuentes socialistas señalan que, si algún diputado rompiera la unidad de voto, la salida más plausible sería la de imponerles sanciones económicas. Lo habitual es una multa de 600 euros. Otras opciones más drásticas, como expulsarlas del grupo, parecen menos deseables y no contribuirían a cerrar las heridas de un PSOE que, a estas horas, está partido en dos tras la salida de Sánchez y que tampoco encuentra la unidad –ni siquiera entre los ganadores– en el complejo debate sobre la gobernabilidad.

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