Crisis en el PSOE

¿Se ha 'podemizado' el PSOE por culpa de Sánchez?

El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández (centro), junto a cargos del partido.

Ibon Uría

Desde que la gestora presidida por Javier Fernández tomara las riendas del PSOE el 1 de octubre, hace ahora tres semanas, un nuevo término se ha colado en el diccionario de uso frecuente de los cargos socialistas: podemización. "Se ha podemizado en gran medida el propio partido [el PSOE]podemizado y queremos responder a los planteamientos como una organización nueva", dijo Fernández el 3 de octubre en la Ser, en una de sus primeras intervenciones en calidad de líder provisional. En los veinte días de andadura de la cúpula transitoria, el debate sobre si el PSOE de Sánchez intentó copiar a Podemos ha aflorado una y otra vez.

En realidad el término no fue una creación de los dirigentes socialistas. En la hemeroteca reciente el precursor fue Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia y líder del PP en esa comunidad, que el 29 de septiembre ligó la crisis del PSOE a su supuesta "podemización" y a la "imposición del pensamiento único"podemización de puertas adentro. Pero quien importó el término al partido fue Fernández, que en la misma entrevista apeló a los "casi 140 años" de historia socialista para marcar terreno y distanciarse de Podemos, y rechazó plantear el debate sobre la posición definitiva en la investidura como "un conflicto entre élites y bases". 

El 4 de octubre fue el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar el que lamentó "la incrustación de cuñas de populismo" y la "podemización de parte del PSOE"podemización , al tiempo que acusó a quienes tachan de "traidores" a quienes defienden la abstención de hacer una "simplificación infantilizante" que merma la "calidad del debate" interno. Mario Jiménez, portavoz de la gestora, explicó un día después qué significa podemizarse: "Es un proceso al que hemos asistido. Podemos se ha convertido en referencia del postureo, donde lo teórico puede sonar bien y va al sentimiento pero tiene escasa aplicación práctica, y con cierto desprecio a normas e instituciones".

El elemento que hizo aflorar un debate más profundo es el disenso en torno a quién y cómo debe decidirse la posición en la investidura. Un sector del PSOE reclama una consulta a las bases, y otro pone el acento en la legitimidad del Comité Federal. El presidente de la gestora está entre estos últimos, y el 8 de octubre afeó a los defensores de la primera tesis su podemización. "Hay quien piensa que debería someterse a votación. Yo creo que no, porque creo en la representación. Sin representación no hay política, y son los delegados quien tienen que responsabilizarse de la decisión". "Renunciar a la cultura de la representación" sería, agregó, "podemizar" el PSOEpodemizar.

Enfrente, algunos dirigentes próximos a Sánchez defienden que no hay tal podemización. Lo que sucede, vienen a decir, es que la nueva cúpula dirigente se ha distanciado del sentir de la militancia. Son ellos quienes tienen un problema. Los ciudadanos que gritaban en las plazas y votaban en las urnas, razonó el 15 de octubre el secretario general del PSOE de Castilla y León, Luis Tudanca, "veían igual al PP y al PSOE, no al PSOE y a Podemos". "No creo que el que defienda la abstención esté más cerca del PP, pero tampoco creo que los que defendemos el no estemos podemizados", recalcó por su parte el senador Óscar López cuatro días después.

¿Qué es la podemización? ¿Cómo podría afectarle al PSOE en el futuro? ¿Realmente se están contagiando de esos rasgos los socialistas? infoLibre analiza estas cuestiones junto a cargos del partido y a cuatro expertos:Berta Barbet, doctora en Ciencias Políticas por la Universidad de Leicester; Pablo Simón, doctor en la misma disciplina por la Universitat Pompeu Fabra; Máriam Martínez-Bascuñán, doctora en Ciencia Política y profesora en la Universidad Autónoma de Madrid; y José Fernández Albertos, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard.

Respeto a las normas

Entre quienes defienden que Sánchez y su equipo condujeron el partido hacia la podemización hay tres argumentos que se repiten: primero, que el de los socialistas no es un partido asambleario, sino que tiene otras estructuras y cauces para la toma de decisiones; el segundo, que el ex secretario general contrapuso la legitimidad de las bases a la de los órganos como parte de una huida hacia delante para sobrevivir al frente del partido; y tercero, que Sánchez y los suyos demonizaron a los partidarios de la abstención y asumieron parte del discurso de Podemos, que viene a decir que no se puede negociar con la derecha para mantener la pureza de los principios ideológicos.

"Podemos tiene su origen en movimientos populares y trata de encauzarlos, y por eso tiene unas determinadas estructuras. Nosotros tenemos otras estructuras, que hasta ahora siempre habían sido respetadas y que se adaptaban en los Congresos Federales, basadas en órganos de legitimidad indirecta y de democracia representativa", explica una diputada. "El PSOE no es un partido asambleario, sino que el Comité Federal es el máximo órgano y sus decisiones tienen que ser respetadas. Además, nuestras bases están cada vez más radicalizadas y mucho más a la izquierda que nuestros votantes", apunta un cargo regional. Un parlamentario veterano coincide en la necesidad de "poner en valor el Comité Federal", pues lo contrario "sería hacer un flaco servicio al PSOE".

¿Cuándo empezó el partido a cambiar un funcionamiento basado en la democracia representativa por la votacion directa de las bases? Pues, precisamente, con las primarias que auparon a Sánchez a la Secretaría General. Corría el año 2014. "Introdujimos la democracia directa para que hubiera más democracia, no menos", recuerda una diputada. "Desde 2014 se han incumplido las normas sistemáticamente, y la podemización es eso, la improvisión constante, el todo vale: las primarias que pidió Edu Madina no estaban contempladas en los estatutos, eran ilegales. Igual que la consulta sobre el pacto con Ciudadanos que convocó Pedro [Sánchez]: ilegal, no estaba en las normas", apunta un cargo regional.

Los problemas, según la tesis que defiende este sector, se agravaron cuando Sánchez cayó en la cuenta de que podía hacer frente a su falta de apoyos entre los cargos del partido apelando a la militancia: "Cuanto peor le iban las cosas en los órganos de democracia indirecta, más contraponía a ellos la democracia directa. De repente hay un secretario general que le resta toda legitimidad a la estructura del partido y que plantea un giro hacia el asamblearismo, así que sí, el partido se podemiza", explica un diputado que califica de "erróneo" el intentó de Sánchez de "apoderarse de las bases": "Quiso apoderarse de la militancia porque los militantes le eligieron, pero en realidad las primarias las pidió Madina y las aceptó Rubalcaba. ¡Ni siquiera fue él quien dio voz a los afiliados!", añade.

"Enfrentar a los militantes con la democracia representativa es muy parecido a lo que hace Podemos al enfrentar a los ciudadanos y a las instituciones", agrega un compañero de escaño, para quien esta deriva alcanzó su máxima expresión en el momento en el que Sánchez, muy cuestionado, lanzó un órdago: convocar un Congreso Federal extraordinario antes de resolver la formación de Gobierno. "Con esa maniobra no quería consultar la investidura a las bases, iba a consultarles el liderazgo. No convocó el congreso para cambiar las condiciones para negociar un Gobierno que se acordaron el 28 de diciembre, sino para reforzar su poder, arrogarse una legitimidad que nadie podría contestar, e imponer las decisiones que la placieran", sostiene esta fuente. "En el PSOE se ha erosionado la democracia indirecta", resume una diputada.

Y, al margen de la podemización orgánica, está la podemización del discurso, apuntan estas fuentes. ¿Qué sintomas implica ese giro? Según cargos del sector ahora mayoritario en el PSOE, el intento de asemejarse a Podemos para atajar la fuga de votos hacia las posiciones a la izquierda de los socialistas. "Hemos mirado tanto al retrovisor cuando venía Podemos que a veces intentábamos confundirnos con ellos, cuando lo que teníamos que hacer es diferenciarnos. Podemos dice que con la derecha no se puede ni hablar porque eso es ser un traidor y un impuro, y eso lo han asumido muchos compañeros", comenta un parlamentario socialista.

"La discusión entre si la izquierda debe obtener sus logros negociando o debe avanzar sólo con la revolución del proletariado es vieja en la izquierda. Y la socialdemocracia es la izquierda que nunca renuncia a transformar y que se sienta y negocia. Cada pequeño logro es, en sí mismo, un acto revolucionario", añade una diputada. "Somos socialdemócratas, construímos el sistema; Podemos, en cambio, quiere reventarlo y le da igual ir a terceras, cuartas o quintas elecciones. A Podemos lo que le gusta es subir a la tribuna a llorar por los pobres, pero si gana la derecha mejor: más ocasiones para llorar, es una izquierda tan pura como esteril. Si por miedo nos hacemos como ellos la izquierda que representamos habrá desaparecido, y eso sería algo dramático".

Este viraje del discruso, concluyen los cargos consultados por infoLibre, tuvo efectos en la vida interna del partido: "En marzo Pedro apelaba a la transversalidad para construir un Gobierno de Podemos, PSOE y Ciudadanos; en julio, decía que la izquierda sólo podía hablar con la izquierda y la derecha con la derecha, identificó bandos dentro del partido y empleó el no es no en términos orgánicos, para seguir al frente. A Pedro sólo le valía ser presidente para sobrevivir, y eso no era posible. No podemos restar legitimidad a quien nos saca 52 diputados y tiene un acuerdo de 170. Ahora habrá un debate más sincero, libre y sin coacciones sobre la investidura", dice un diputado alineado con las tesis de la nueva mayoría del PSOE.

"Quienes han decidido que los que no están en el no es no son malos socialistas se parecen al podemismo, que es en suma populismo: simplifican el discurso, simplifican los problemas, establecen quiénes son los buenos y los malos y ofrecen soluciones simplistas. En realidad la decisión más coherente es otra porque, si es imposible un Gobierno alternativo, ¿qué es mejor? ¿Votar no a Rajoy? Votar no a Rajoy es votar a un Rajoy mucho más fuerte en diferido después de otras elecciones. Abstenerse es la forma de tener menos Rajoy: tendremos Rajoy durante un año o año y medio, y con un parlamento que no controla. La alternativa es ir a elecciones y tener cuatro años de un Rajoy con mayoría en el Congreso junto a Ciudadanos", razona un miembro de la bancada socialista.

Una cúpula desconectada

Los argumentos de quienes niegan que el PSOE esté podemizado son diametralmente opuestos. En síntesis, afirman que la nueva cúpula quiere conducir al partido hacia la abstención aun a costa de enfrentarse al sentir mayoritario de las bases, y que es la gestora la que se ha radicalizado... en un viraje hacia la derecha. "Han perdido el norte: la gestora nos lleva hacia la abstención siguiendo un guión que está escrito desde el primer día, mientras que las agrupaciones están en su inmensa mayoría en el no. Es decir, que hay una desconexión total de la gestora tanto con muchos cargos del partido como con la militancia", dice a infoLibre el líder de una de las federaciones del PSOE.

"El problema fundamental es la disociación entre una parte de los dirigentes y las bases: a los barones sólo les interesa su poder y poder aprobar los presupuestos en sus comunidades autónomas, y les da completamente igual entregar a cambio el PSOE a la derecha", critica un antiguo integrante de la Comisión Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez, que añade: "Javier Fernández dijo que frente al PP no se podía hacer una barricada ética por sus casos de corrupción, y yo digo lo contrario: hay que hacer una barricada contra sus casos de corrupción, otra barricada contra su política educativa, otra contra sus recortes en sanidad y dependencia, ¡claro que hay que hacer una barricada!".

En este sector se rechaza la idea de la podemización. Un cargo provincial argumenta que los movimientos de la militancia, como recoger firmas para reclamar la convocatoria de un congreso u organizar asambleas para reclamar que el partido se mantenga firme en el no es no, son una muestra de "la madurez de nuestros militantes para organizarse". "No estamos podemizados en el sentido de convertirnos en asamblearios: las agrupaciones y sus resoluciones también son parte de una estructura de democracia representativa". "¡Que me digan a mí que estoy podemizada, cuando he ido a cada tertulia a pegarme con Podemos, es completamente absurdo!", añade una diputada próxima a Sánchez.

Por último, estas voces explican su temor a que la abstención abra una brecha difícil de superar entre la conexión entre el partido y el sentir de la mayoría de los afiliados: "Los militantes, desde mayo de 2010, vienen defendiéndonos en un contexto muy complicado. En el último año estaban volviendo a confiar en nosotros, y ahora vamos a espantarlos con la abstención", apunta un dirigente autonómico. Un secretario provincial señala que la militancia se siente "despreciada" porque en la gestora "nadie escucha el clamor que pide el no", y que eso provoca una "tremenda desafección". "Vamos a perder la conexión social. Estábamos trabajando en arañar a Podemos con el no a Rajoy y ahora vamos a poner en riesgo a las bases, que son lo último que nos queda".

"Hay 200.000 soldados que salen a la calle y día a día dan la cara por nosotros para defendernos, y la gestora los tiene levantados en su contra. Vale que Pedro [Sánchez] no era el Felipe [González] de los años ochenta ni el líder perfecto, pero la cultura del partido es apoyar al secretario general y relevarlo en un congreso, no en jugadas como esta", zanja un diputado muy próximo al anterior líder del partido.

Ventajas e inconvenientes de la 'podemización'

Finalmente cabe preguntarse qué supondría para una organización como el PSOE esa podemización, o qué gana y pierde una formación política cuando deja en manos de la militancia decisiones de calado. La politóloga Berta Barbet señala como puntos positivos de esta forma de actuar la "corresponsabilización de las bases en la toma de decisiones", que hace que "una vez tomadas, las decisiones generen menos problemas y dan legitimidad a los líderes para defenderlas hasta sus últimas consecuencias", así como la capacidad de "movilizar e involucrar a los militantes en la vida del partido". Como puntos negativos, dice que es "más complicado articular vías intermedias o adoptar soluciones de consenso" y que la oposición interna "a menudo tiene más problemas para organizarse".

Unido a este último punto, Pablo Simón considera que "cuando los líderes apelan constantemente a las bases pueden generar cierto bonapartismo", ya que "no hay antecedentes de una consulta convocada por un líder y que haya perdido". "Incluso la consulta sobre el pacto con Ciudadanos, que podía generar reticencias en el sector más izquierdista del PSOE, salió adelante", comenta Simón. Por tanto, argumenta el experto, las consultas pueden ser "buenas para cortocircuitar a un aparato podrido", pero también pueden emplearse por parte de la dirección de forma perversa para "cortocircuitar a todo el partido y blindarse" frente al resto de la formación. En otras palabras: los líderes pueden "convertir a las bases en un punto de veto más frente al resto de cargos".

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Y, según José Fernández Albertos, lo que hizo Sánchez en su última etapa fue precisamente "usar la conexión directa con las bases para beneficiarse orgánicamente". Sin embargo, advierte el analista, sería "equivocado" sacar la conclusión apresurada de que "Sánchez acudía a los militantes para sacar adelante decisiones al margen del partido". Es algo más complejo que eso, añade, porque "el no al PP lo aprobó todo el Comité Federal, de modo que Sánchez no trataba de esquivar a los órganos". Además, añade, "los datos de las encuestas reflejan que el PP es el anticristo para los votantes del PSOE, y eso era así antes de Sánchez, lo fue durante su etapa y lo sigue siendo". "Tampoco se puede decir –agrega– que el PSOE se haya acercado a Podemos ideológicamente: según los datos se las encuestas, desde que Podemos existe el PSOE se ha ido separando progresivamente en lo ideológico de ese partido".

En cuanto a la podemización discursiva a la que hacen referencia algunos socialistas, Máriam Martínez-Bascuñán apunta queel PSOE ha asumido "metáforas y marcos discursivos creados por Podemos". "Hemos escuchado en boca de Sánchez frases como 'los auténticos patriotas no tienen su dinero en paraísos fiscales' o 'a un verdadero demócrata no le asustan unas elecciones'", que contienen elementos puestos en circulación por el partido morado y que "hizo suyos" el secretario general socialista. La analista también comenta que el líder del PSOE tomó de Podemos "algunos elementos de estilo, como la famosa camisa blanca o comenzar a participar en la misma cultura mediática que Podemos, como programas televisivos, redes digitales o programas de prensa rosa".

En definitiva, resume Martínez-Bascuñán, el PSOE dejó de "centrarse en articular un ideario político propio para asumir un discurso que no habría creado". "El problema es que cuando disocias el ideario político de la comunicación política esta se convierte en puro marketing: ese ha sido el principal problema del PSOE", añade. "El PSOE hace tiempo que no tiene ni un buen equipo de teóricos políticos, ni un buen equipo de diseñadores de políticas públicas, ni un discurso potente que cuide esa comunicación política. Podemos se ha centrado en la comunicación política y en una cierta visión del país, pero le falta llenarlo con propuestas programáticas. El PSOE se ha empapado de su cultura comunicativa y mediática, pero no ha sabido encontrar un discurso y un ideario propio", concluye.

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