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Crisis en el PSOE

Un PSOE roto decide este domingo si permite el Gobierno del PP de Rajoy

Un PSOE roto decide si entrega el Gobierno al PP de Rajoy

Ibon Uría

Un partido dividido, enfrentado entre los partidarios del no es no y quienes aconsejan la abstención ante el PP, sin secretario general, pilotado por una gestora, con las bases revueltas, una recogida de firmas en marcha y acaloradas asambleas en muchas agrupaciones. Y una decisión, la de permitir que Rajoy siga gobernando, histórica y de efectos impredecibles, que para algunos es el mal menor y que otros anticipan que dará la puntilla a un partido en sus horas más bajas. Así afronta el PSOE el Comité Federal de este domingo, la segunda reunión de infarto en apenas tres semanas.

Tras los últimos acontecimientos y la salida de Sánchez, derrotado el 1 de octubre precisamente en el Comité Federal, el viraje a la abstención se da ya por confirmado. La mayoría de miembros del comité prefieren evitar otras elecciones. Esta semana, el presidente de la gestora, Javier Fernández, señaló que "no hay alternativa" a un Ejecutivo conservador y que los ciudadanos "no quieren" unos nuevos comicios que sólo servirían para decidir "con cuántos diputados va a gobernar la derecha". En la votación definitiva, la nueva dirección afirma que en las últimas semanas ha habido "realineamientos" de cargos que le permitirán ganar con "claridad".

Los críticos con la actual gestora temían este sábado que la pregunta sometida finalmente a votación sea: "¿Prefiere usted abstención o terceras elecciones?". Si es así, consideran que es una redacción engañosa y estarían dispuestos a dar la batalla. Desde el sector oficialista se niega, sin embargo, que se haya preparado una pregunta así de sencilla: "Habrá una resolución más elaborada".

El actual equipo dirigente no considera que de cara a la reunión esté todo hecho, ni mucho menos. La cúpula de Ferraz no se conforma con ganar, sino que quiere hacerlo con el mayor margen posible. Hace tres semanas, Sánchez quedó desautorizado tras perder por 25 votos. La caída de su ejecutiva y la entrada de los miembros de la gestora en el Comité Federal implica un margen adicional a favor de la abstención de unos 20 votos. A partir de ahí, el sector que pilota el partido ha puesto en los últimos días toda la carne en el asador para imponerse por al menos 50 delegados. El escenario ideal, señalan, sería doblar a los defensores del no.no

Fuentes de la gestora creen que pueden alcanzar ese último resultado. El Comité Federal tiene, a día de hoy, 263 miembros, de los que 258 tienen derecho a voto. A la pasada reunión acudieron 253 y finalmente votaron 239. En esta ocasión pronostican una asistencia algo menor: calculan que se acreditarán entre 230 y 240 miembros, y los oficialistas esperan que la votación sea de entre 155 y 160 votos a favor de la abstención y de entre 75 a 80 por el no. El sector mayoritario está, además, organizando la reunión de tal modo que haya un "aluvión de intervenciones" favor de abstenerse para evitar terceras elecciones, de modo que esta opción se imponga con claridad.

Reducir la disidencia

Para lograrlo no se han escatimado presiones. Dirigentes socialistas han advertido a los diputados que enarbolan la bandera del rechazo a Rajoy de que pueden abrirles un expediente de expulsión. Cuando el Comité Federal decrete la abstención, apartarse de la disciplina de voto no se saldará con una multa económica: fuentes socialistas apuntan que los díscolos pueden ser excluidos de las filas del partido. "Entregaría el acta" antes de desacatar una decisión del comité, avisó el lunes el secretario de Organización del PSOE andaluz, Juan Cornejo. "Sobran" los desobedientes, dijeron algunos diputados y senadores el martes, en una reunión a puerta cerrada.

En el punto de mira están los diputados que en público han avisado de que mantendrán el no. Susana Sumelzo y Margarita Robles, por ejemplo. Pero más que esos casos particulares, preocupa entre el sector mayoritario la posición del PSC, que mantiene que sus siete diputados votarán contra Rajoy. La última toma de contacto entre Ferraz y Miquel Iceta fue este martes: el primer secretario de los socialistas catalanes se reunió con el presidente de la gestora, Javier Fernández, y le confirmó su no al PP. Además, Iceta le pidió una consulta a la militancia en caso de que el comité decida modificar el no por la abstención.

Este miércoles, el portavoz de la comisión gestora, el andaluz Mario Jiménez, advirtió de que si el PSC desacata la decisión del Comité Federal tendrá que "evaluarse responsablemente y con honestidad" el escenario "entre el PSOE y el PSC". El argumento de la dirección es que no es lógico que los socialistas catalanes –que son un partido distinto del PSOE– puedan participar en los órganos donde se toman las decisiones a nivel federal y luego, si no las comparten, desacatarlas. "Si el PSC toma una posición que pudiera ir en contra de la disciplina, habría que hablar con honestidad y claridad", agregó Jiménez.

El número de disidentes no es cuestión baladí. Para dejar gobernar al PP hay al menos dos opciones: que se abstengan los 84 diputados del PSOE o que lo hagan 11, los imprescindibles para la reelección de Rajoy. La primera tesis la defienden figuras como Susana Díaz, Javier Fernández, Alfredo Pérez Rubalcaba y Felipe González. La segunda, la "abstención técnica", la prefieren de la mayoría de miembros de la gestora. Si los dispuestos a desobedecer son al menos 15, los críticos creen que el Comité Federal se limitará a ordenar la abstención de 11 parlamentarios. Si sus filas menguan, se impondrá la tesis de la abstención en bloque ante el PP.

El papel de Pedro Sánchez

La abstención total tiene, a ojos de la gestora y sus adeptos, otra ventaja: coloca en una complicada situación al ex secretario general Pedro Sánchez. Porque si sólo tienen que abstenerse 11 de los 84 socialistas con acta en el Congreso, argumentan los nuevos inquilinos de Ferraz, Sánchez tiene una "salida fácil": puede votar no, mantener intacto su capital como defensor hasta las últimas consecuencias del rechazo a Rajoy y, quizás, plantearse en un futuro congreso dar la batalla por la Secretaría General en primarias. Cargos cercanos a la andaluza Susana Díaz reconocen que, "a día de hoy, Sánchez es el único que podría llegar a ganarle".

Si el partido decide que todos los diputados tienen que abstenerse, en cambio, no hay opción sencilla para Sánchez. Si vota no puede ser incluso expulsado, aseguran fuentes socialistas consultadas por infoLibre. Y, además, se convertiría en el líder desautorizado por su partido que decidió desobedecer una orden del máximo órgano entre congresos. Una mala tarjeta de presentación para cualquier aspiración futura, dicen cargos del sector mayoritario. Tampoco daría Sánchez buena imagen, razonan estos mismos socialistas, si decidiera ausentarse del Congreso el día de la votación. 

Así que al exlíder del PSOE sólo le quedarían otras dos posibilidades: la primera, abstenerse. Si pulsara ese botón echaría por tierra el apoyo cosechado entre amplios sectores de las bases, encandilados por su defensa del no es no. Pasaría a ser uno más de quienes dejaron gobernar al PP, perdería esa baza para futuras batallas. La última, dimitir antes del Pleno de investidura. Sería "un último gesto de dignidad" pero perdería su escaño y, por ende, el Congreso de los Diputados como posible plataforma de lanzamiento y exposición pública, si es que decide dar de nuevo la batalla por el control del partido.

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La revuelta de las bases

Atentos a lo que suceda este domingo en la sede de Ferraz estarán los casi 190.000 afiliados que tiene el PSOE, según los últimos datos difundidos por el partido en febrero, con motivo de la consulta sobre el pacto con Ciudadanos. En las últimas semanas sectores de la militancia se han organizado para recoger firmas y pedir un Congreso Federal extraordinario en el que se elija a un nuevo secretario general en primarias y del que salga una nueva dirección que releve cuanto antes a la gestora. Para forzar esa convocatoria serían necesarias casi 95.000 firmas. Los promotores de la iniciativa dicen haber recogido ya más de 86.000.

También se han celebrado asambleas en multitud de las 4.395 agrupaciones locales socialistas. El PSOE tiene presencia orgánica en el 54% de los 8.126 municipios españoles, aunque más del 80% son pequeñas agrupaciones con menos de 50 militantes y, en muchos casos, sin ni siquiera sede física. Pero la conclusión generalizada de esos encuentros es que las bases respaldan mayoritariamente el no a Rajoy no y más aún la exigencia de que los militantes sean consultados para decidir el voto en la investidura. 

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