Corrupción

La confesión de Millet golpea los planes de Mas de regresar como candidato a la Generalitat

El expresident de la Generalitat, Artur Mas.

Los planes de Artur Mas por reactivar su actividad política en primera línea de cara a presentarse como candidato a la Generalitat se han visto interrumpidos, al menos parcialmente, por las declaraciones ante el tribunal del expresidente del Palau de la Música Fèlix Millet, quien este miércoles afirmó que la constructora Ferrovial "hacía donaciones para que el dinero fuera a Convergéncia a cambio de obras públicas".

Las aspiraciones del expresident por ser el candidato de PDECat –la nueva Convergència– dejaban poco margen de duda: "Yo estoy dentro de los que no hay que descartar", señalaba Artur Mas el pasado 16 de enero, una vez confirmado que el actual president, Carles Puigdemont, no optará finalmente a la Presidencia. La intensa campaña que ha iniciado alrededor del proceso soberanista catalán, de hecho, trasciende fronteras. El pasado 1 de marzo viajó a Oxford para explicar los planes de desconexión, y tres días después repitió en Harvard. Ambos viajes no han estado exentos de polémica. Este jueves la CUP pidió explicaciones al Govern, a quien solicitó "documentación para identificar la cadena de toma de decisiones en torno la cobertura comunicativa de los viajes del expresident Artur Mas en Inglaterra y en EEUU". Los cuperos quieren saber, entre otras cosas, por qué se usa el correo corporativo de la Conselleria de Presidència para mandar las convocatorias del expresidente a los medios.

Mas también decidió a lo largo del mes de febrero copar de nuevo el espacio mediático. Estuvo hasta en dos ocasiones en TV3, y el domingo 26 de febrero fue invitado al programa El Objetivo, presentado por la periodista Ana Pastor en laSexta. Durante esta entrevista el expresident catalán aseguró que las donaciones a CDC son "transparentes y legales", que "no hay financiación irregular" y, además, puso "la mano en el fuego" por el tesorero del partido, Andreu Viloca, y por el extesorero, Daniel Osàcar. Este último ha señalado en sus declaraciones judiciales que las acusaciones que lo responsabilizan de las irregularidades son mentira, versión que Artur Mas se ha apresurado en respaldar.

El caso Palau salpica ahora más que nunca a Mas y a su formación. La Fiscalía considera que CDC se financiaba ilegalmente recibiendo fondos de la constructora Ferrovial que se camuflaban como donativos al Palau pero que, en realidad, respondían a la adjudicación de obras públicas por parte de instituciones que controlaba el partido. Las recientes declaraciones de Millet, unidas a las palabras de su brazo derecho, Jordi Montull, en las que admite que la presunta comisión del 3% se subió al 4% porque "CDC quería más dinero", podrían obstaculizar el camino del expresident hacia una posible candidatura a la Generalitat. El testimonio de los directivos de Ferrovial, que declararán ante el juez este viernes, podría ser clave para el futuro del expresident.

En este panorama, la oposición parlamentaria catalana no ha titubeado a la hora de tomar posiciones. Todos los grupos, a excepción de JxSí, registraron este jueves una petición de comparecencia de Artur Mas para que explique en la Comisión de Asuntos Institucionales la presunta financiación irregular de CDC. El mismo día en que fue presentada la petición, el propio JxSí resolvió votar a favor, y el expresident expresó su voluntad por hacerlo.

Candidatura en el aire

Sobre el futuro político de Artur Mas, el profesor de Ciencia Política en la Universidad Pompeu Fabra Ignacio Lago considera que existen varios puntos a analiza. En primer lugar, juzga "sorprendente y preocupante" la escasa reacción de ERC, que tradicionalmente se ha caracterizado "por ser muy contundente en cuestiones de corrupción" a lo largo de su periodo como partido de la oposición. Hasta el momento, únicamente el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ha subrayado que su partido "siempre ha estado y estará contra la corrupción, sea la de aquí, la de allí, el 3% de allá o del Estado español", mientras que el portavoz Sergi Sabrià expresó su "rechazo y asco profundo" por las declaraciones de Millet. 

Por otro lado, continúa Lago, resulta "evidente que salpica de lleno a la antigua Convergència, y en este caso a Mas como líder", algo que recuerda ya ocurrió en 2005 cuando Pasqual Maragall acusó a CiU de corrupción y Artur Mas exigió que retirara tales acusaciones. No obstante, añade el experto, resulta fundamental la medida en que el caso seguirá siendo investigado y pueda generar acusaciones directas hacia Mas. "Esto es grave y puede tener consecuencias para el futuro de la posible vuelta política de Mas, pero las derivadas que existen son amplias", concluye.

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El doctor en Ciencia Política por la Universidad de Oxford Lluís Orriols considera evidente que Mas "se sentía legitimado para volver a presentarse", y aunque "había asegurado que no lo haría otras veces, sí que tenía aspiraciones de volver a liderar la plataforma de la nueva Convergència". No obstante, señala, las revelaciones judiciales de Millet suponen un claro obstáculo para tales objetivos. "Es un elemento añadido de preocupación por parte de Convergència porque Artur Mas era un activo hasta ahora, y por lo tanto en un momento de enorme dificultad para el partido podría haber sido interesante que se presentara de nuevo".

El politólogo recuerda, asimismo, que los procesos judiciales abiertos hasta ahora estaban relacionados con el referéndum del 9N, algo que, lejos de perjudicar al expresident, "le daba aliento". En cambio, "los procesos judiciales relacionados con la corrupción van en el sentido opuesto", de modo que, zanja, "sí puede afectarle definitivamente".

También José Fernández-Albertos, doctor en Ciencia Política por Harvard, considera evidente la existencia de un panorama negativo para el expresident. "Es un problema para el partido y es algo que a Mas no le viene personalmente bien", señala. Sin embargo, el experto percibe como complicado que las consecuencias se materialicen en resultados concretos: "Si hubiera una clave de diferenciación entre el actual PDECat, entre una nueva ola de líderes totalmente desconectados de los gobiernos y de las estructuras organizativas de Convergència, igual esto tendría sentido". Subraya, por el contrario, que no existe una "clara división" entre el nuevo partido y la formación señalada ahora en los procedimientos judiciales, por lo que la exigencia de responsabilidades y la toma de acciones consecuentes se torna, a su juicio, remota.

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