Memoria histórica

La importancia de que la memoria histórica llegue a los más jóvenes

Varios jóvenes trabajan en la exhumación de una fosa en Villanueva de la Serena.

No vivieron el golpe de Estado, la Guerra Civil y la posterior dictadura. Sin embargo, podrán ayudar cada verano a desenterrar la memoria de todas aquellas personas asesinadas por el franquismo. Ese es uno de los objetivos de los campos de trabajo para la recuperación de la memoria histórica que en temporada estival pone en marcha la Junta de Extremadura, a través de su Instituto de la Juventud, en colaboración con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (Armhex). Una especie de campamento de verano que este año aglutinará a una quincena de jóvenes en Olivenza (Badajoz) entre el 17 y el 31 de julio.

La de 2017 es la novena edición de un proyecto que arrancó hace ahora 14 años en la comarca de San Vicente de Alcántara-Alburquerque con la excavación de una mina donde fueron arrojados varios asesinados durante la Guerra Civil. Y que se ha ido desarrollando desde entonces a lo largo y ancho de la geografía extremeña: una zona de trincheras en Talarrubias (2004); la fosa del arroyo Romanzal en Llerena (2005), donde se recuperaron 38 cuerpos; la Sierra de Tentudia (2006), en la que recopilaron datos; cuatro fosas en el cementerio de Mérida (2008); dos fosas en Miajadas-Escurial (2009); y otra más un año después, en 2010, en el cementerio de Santa Amalia.

Con la salida del PSOE del Ejecutivo extremeño, la actividad se enterró. Durante los cuatro años del conservador José Antonio Monago al frente de la Junta, no se volvió a organizar el ya habitual campo de trabajo veraniego. Sin embargo, la victoria de los socialistas en las elecciones autonómicas de mayo de 2015 ha permitido que la memoria histórica vuelva a ponerse en el primer plano. Así, además de elaborar una ley autonómica en esta materia, el Gobierno liderado por Guillermo Fernández Vara volvió a retomar en 2016 el proyecto impulsado por la Armhex. Y lo hizo en Villanueva de la Serena.

Exhumación e investigación histórica

El campo está abierto a jóvenes de toda España, aunque desde el Instituto de la Juventud explican a este diario que siempre se reserva un cupo para los extremeños. Con edades comprendidas entre los 18 y los 30 años, el trabajo a realizar, siempre bajo la supervisión de un grupo de expertos de la Armhex, se sustenta en dos pilares. Por un lado, la realización de labores de búsqueda, localización, excavación arqueológica y exhumación de restos en la fosa común. Por otro, la elaboración de una investigación histórica sobre la época, buscando en los archivos de la zona y localizando el testimonio de familiares o supervivientes.

El proyecto, señalan desde el colectivo memorialista, está enfocado, principalmente, para "estudiantes de historia, medicina, arqueología o antropología". Sin embargo, quieren dejar claro que también está abierto para todos aquellos jóvenes "interesados en los hechos acaecidos en la Guerra Civil Española y la posguerra". Ángel Olmedo, el historiador que se encarga de dirigir estos campos, señala en conversación con infoLibre que "no se pide experiencia" y añade que los chicos y chicas siempre están respaldados por un "equipo de profesionales" que se encarga de controlar que el trabajo se hace "con base científica".

Las labores de exhumación, continúa, siempre se realizan en lugares en los que tienen autorización de la Dirección General de Patrimonio extremeña y siguiendo "los protocolos establecidos". No obstante, al ser preguntado por el riesgo de que jóvenes sin experiencia cometan errores en la exhumación, Olmedo detalla que "durante los primeros días se les dan unas nociones básicas de excavación", aunque añade que el "riesgo siempre existe". En este sentido, dice que en ocho ediciones "no se ha metido nunca la pata" porque, apostilla, los participantes no pueden hacer ningún movimiento en la fosa en la que se está trabajando sin que los profesionales que estén al frente "den el visto bueno".

110 euros: alojamiento y manutención

Los interesados en asistir a la actividad organizada por el Instituto de la Juventud de Extremadura sólo tienen que rellenar un formulario. Luego, explica Olmedo, el organismo selecciona a los participantes "a través de un sorteo". Para poder participar en el campo de trabajo, los jóvenes tienen que abonar alrededor de 100 euros. Un "coste simbólico" que , completa el historiador, incluye alojamiento, manutención y otras actividades "de ocio y tiempo libre". "Los fines de semana solemos ir con los chavales a que vean el teatro romano, hacemos salidas a zonas que tienen que ver con la Guerra Civil... Que tengan tiempo para conocer Extremadura y conocerse entre ellos también", detalla el historiador.

Desde la Armhex reconocen que es "muy importante" que la Junta apoye este proyecto porque, de no hacerlo, "sería imposible organizar estos campos". "Estamos hablando de una actividad muy costosa, por el mantenimiento de tanta gente y un equipo tan potente durante 15 días. Y no podemos pedir a los familiares el dinero necesario para ir a excavar", señala Olmedo, que asevera que tampoco las asociaciones pueden hacer frente a estos costes. Las ayudas estatales destinadas a la memoria histórica llevan congeladas desde 2013.

"Concienciar a las nuevas generaciones"

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Según afirman desde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura y desde el Instituto para la Juventud de la comunidad autónoma, el proyecto ha tenido buena acogida. "Se suelen cubrir todas las plazas y suele haber lista de espera", explica José Manuel Corbacho, presidente del colectivo memorialista, que añade que les gustaría ampliar el número de participantes pero que no lo hacen porque "está montado como una actividad para un grupo reducido de gente". "Siempre recibimos más peticiones de las que ofertamos", completa el director del campo de trabajo.

Según asegura Corbacho, los participantes llegan "con ganas de trabajar y muy motivados": "En alguna ocasión, cuando todavía quedaba trabajo y poco tiempo, se han ofrecido a sacrificar sus horas libres, por las tardes o los fines de semana, para ir a la fosa". Desde la Armhex, además, señalan que los jóvenes se van con buen sabor de boca. "Cuando termina la quincena, rellenan una encuesta anónima en la que se les pregunta sobre la experiencia. Las respuestas indican que se van bastante satisfechos", cuenta a este diario el presidente del colectivo. De hecho, concreta Olmedo, "algunos han repetido y, al terminar sus carreras, se han especializado en memoria histórica".

Además de impulsar la convivencia entre jóvenes de toda España y hacer que vivan una parte de nuestra historia, el objetivo principal de estos campos es sensibilizar. "Queremos concienciar a las nuevas generaciones sobre este tema, pasarles el testigo", reflexiona Corbacho. Pero también enseñar sobre una época histórica que, dice, "no se estudia a fondo" en los colegios y "explicarles que en nuestro país hay todavía cerca de 3.000 fosas sin estudiar, que somos el segundo país del mundo con mayor número de desaparecidos...". "No queremos reabrir heridas, sólo queremos cerrar las que tantos años llevan abiertas para muchas familias", sentencia el presidente de la Armhex.

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