Precariedad laboral

'Las Kellys' tras la reunión con Rajoy: "El PP ya no puede decir que no conoce nuestra situación"

'Las Kellys' en rueda de prensa en el Senado.

"La salud y la dignidad ni se negocia ni se externaliza". Con esta consigna por bandera, las camareras de piso, conocidas como Las Kellys, se reunieron este jueves con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. No eran pocas las demandas que el grupo de trabajadoras llevaban consigo. Y para muestra el desbarajuste horario: lo que se había previsto como un encuentro de unos 40 minutos se convirtió en una amplia reunión de casi dos horas. Las cinco camareras de piso que participaron en la reunión llevaban aprendidas todas las fórmulas que les permitieran sintetizar las muchas exigencias que han trasladado de la calle a la Moncloa. Aunque mantenían firme el optimismo, sus expectativas estaban marcadas por un escepticismo confeso. Pese a ello, el balance común ha resultado positivo. Pero advierten que seguirán vigilantes. "De Moncloa ha salido una promesa, un tal vez, un puede ser. No vamos a quedarnos con eso. No nos vamos a conformar", asegura Ángela Muñoz, vicepresidenta de la organización. "No sé dónde vamos a tener que ir", reconoce, "pero no nos van a decir a lo mejor mañana, no queremos más estudios de calidad, no queremos más a ver qué dice la patronal, a ver qué dicen los empresarios. Nosotras sabemos cuál es nuestra realidad y contra esa realidad vamos a seguir adelante".

Los compromisos de Mariano Rajoy orbitaron en torno a cuestiones clave: la reforma del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores, la no externalización, el reconocimiento de las enfermedades laborales y la excesiva sobrecarga de trabajo que soportan. Si bien no hubo promesas determinantes, el presidente del Gobierno se mostró "muy receptivo" a escuchar todas estas demandas que las camareras de piso han plasmado en la conocida como Ley Kelly.

Ante los micrófonos de los medios de comunicación, las cinco kellys junto a la senadora de Nueva Canarias que las llevó hasta allí, María José López. Y frente a ellas, los periodistas acompañados por otra decena de camareras de piso que se trasladaron a la capital desde diversos puntos del país y que, intranquilas, esperaban conclusiones. "Compañera, pero ¿de la jubilación anticipada habéis hablado?", interpelaba nerviosa una de ellas, Ana Barranco. "Hemos hablado de todo", respondía Miriam Barro, presidenta de la organización. El grupo se ha asegurado de que ningún fleco quede suelto, para lo cual ha entregado al presidente conservador un dosier compuesto por denuncias, nombres de empresas, fotografías y toda la documentación capaz de plasmar lo más fielmente posible la situación que padecen. Una de ellas le ha mostrado incluso la faja con la que se ve obligada a ir a trabajar a causa de las dolencias que sufre. "El PP ya no puede decir que no conoce nuestra situación", garantiza Ángela Muñoz. 

Mariano Rajoy explicó a las camareras de piso su intención de trasladar todas sus denuncias a la mesa tripartita compuesta por comunidades autónomas, agentes sociales y administración. Aunque las kellys confían en un consenso que recoja sus peticiones, reconocen que en esa mesa "están los mismos" que les han "traído hasta aquí", y por ello seguirán su lucha activamente. Las empleadas, que hacen una media de 23 habitaciones en seis horas y media, mantienen intacta su vocación de cambio. "No quiero que esto le pase a ninguna camarera más. No nos va a callar nadie", afirma Pilar Cazorla, una de las trabajadoras que padece una lesión crónica en su mano como consecuencia del trabajo para la empresa Externa Team, multada con 2,6 millones de euros por contratos abusivos.

Condiciones dignas para todas

Los hoteles, razonan las trabajadoras, ofertan habitaciones limpias. Si es esa la principal oferta de las empresas hoteleras, "no pueden externalizar un departamento que es estructural". La vía que proponen para ello es la modificación del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores, con el fin de prohibir expresamente las externalizaciones y evitar así una "cesión ilegal de trabajadores". "Queremos ser plantilla", señalan las empleadas, quienes además insisten en que "los jueces necesitan herramientas para dictar sentencias". 

Respecto a las dolencias físicas, las camareras de piso exigen el reconocimiento de las enfermedades músculo-esqueléticas y respiratorias dentro del parámetro de enfermedad laboral, así como cuadros de depresión y ansiedad derivados del alto nivel de exigencia requerido. Las empleadas también proponen que los comités de Salud Laboral elaboren, pongan en marcha y vigilen los estudios ergonómicos que permitan establecer el ratio máximo por jornada, y que la jornada laboral quede establecida por el convenio colectivo del sector sin que quepan más modificaciones que aquellas que supongan la reducción de la misma.

En cuanto a la edad de jubilación anticipada, las kellys han denunciado la imposibilidad de cotizar como camareras de piso por 25 años y proponen, en su lugar, que de esos 25 años sólo 15 correspondan a trabajos como camareras de piso

Finalmente, las trabajadoras aseguran que Mariano Rajoy se ha comprometido a no bloquear en el Parlamento la proposición de ley del PSOE que está en vías de tramitación y que persigue mejoras laborales para este colectivo.

Reacciones y organización

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Las reacciones a la esperada reunión han sido inmediatas. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, celebra el encuentro como una "muy buena iniciativa", pero pide que la reunión no quede en una mera foto, sino que se traduzca en cambios legislativos que pongan fin a las condiciones que padecen las trabajadoras. Solicita, por este motivo, que tanto el PP como Ciudadanos apoyen la proposición de ley socialista. Según ha informado Europa Press, la proposición de ley de los socialistas entrará en la fase de ponencia el próximo 17 de abril, después de que el Congreso desbloqueara la tramitación de esta iniciativa que el Gobierno llegó a vetar y que incluso está recurrida en el Tribunal Constitucional porque la Mesa de la Cámara ignoró el escrito de disconformidad y el Ejecutivo planteó un conflicto de competencias. Esta reforma busca derogar una pequeña parte de la reforma laboral de 2012.

Los sindicatos mayoritarios, por su parte, han recordado mediante un comunicado la existencia de una mesa de calidad en el empleo donde se puede abordar el asunto y denuncian, tanto CCOO como UGT, que el presidente del Gobierno "instrumentalice con fines políticos" la situación laboral de las camareras de piso. 

Las trabajadoras, sin embargo, reivindican ser ellas mismas las autoras y portavoces de su propio relato. Rechazan a representantes que hasta el momento no han sabido, denuncian, recoger sus reivindicaciones. "Los grandes sindicatos no han sabido atajar la situación", señala Miriam Barro, mientras que su compañera Ángela Muñoz añade que su organización es consecuencia del "desamparo" percibido por todas. Así lo señalan también Yesenia Saldaña y Teresa Vega, dos empleadas con las que ha conversado este diario. Ambas coinciden en que el aprendizaje y el apoyo en las calles ha sido y continuará siendo fundamental para conseguir los objetivos marcados. El respaldo, sostienen, entre las compañeras sirve no sólo para aquellas que han decidido dar un paso al frente, sino también para quienes se encuentran paralizadas por el miedo a represalias. Las mujeres, que presumen además el trabajo conjunto con los movimientos feministas en torno al 8M, se aferran a que, sea cuál sea la respuesta política, la lucha es ya irrefrenable. "Hemos perdido el miedo", dicen orgullosas.

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