Igualdad

Porno, padres y poco más: el debate sobre el consumo de vídeos x deja al descubierto la ausencia de educación afectivo-sexual en las aulas

Imagen de menores en un aula.
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La pornografía se ha apropiado del espacio que debía haber ocupado la educación afectivo-sexual. La conclusión parte de un consenso por parte de educadores, organizaciones sociales y colectivos feministas. El debate en torno a la pornografía, al margen de sus muchas aristas, evidencia las trabas con las que ha tenido que lidiar tradicionalmente la coeducación en las aulas. El Senado acaba de aprobar por unanimidad prevenir el consumo de porno entre los adolescentes y lo hace con la mirada puesta en la educación afectivo-sexual como herramienta de cambio.

El informe de Save the Children (Des)información sexual: pornografía y adolescencia, publicado en septiembre del presente año, señala que el 40% de las personas encuestadas reconoce la pornografía como fuente de aprendizaje afectivo-sexual, frente a un 26% que apunta al centro educativo. Un 48% de los participantes en el estudio estima que la pornografía es una fuente válida de información.

Al preguntarles si necesitan saber más sobre sexualidad, la respuesta que dan los adolescentes es la siguiente: un 49,6% sí querría tener más información, pero al 44,6% le da igual y sólo el 5,8% considera que no necesita ampliar sus conocimientos. Además, las chicas y adolescentes homosexuales manifiestan una mayor necesidad de información.

La moción, aprobada por la Cámara Alta y registrada por el Grupo Socialista, incluye aspectos como el desarrollo de marcos de competencia digital educativa centrados en "un modelo de relaciones sociales adaptados a una adecuada educación afectiva y sexual", así como el impulso de "actividades de concienciación y sensibilización, desde una perspectiva de género, que incidan en la necesidad de eliminar los estereotipos y actitudes violentas" contra las mujeres. Una enmienda del Grupo Izquierda Confederal pide además desarrollar "la implementación de programas de coeducación y educación afectivo-sexual en todos los centros educativos financiados con recursos públicos".

El problema, señalan las voces pulsadas, es que la implantación de educación afectivo-sexual ha tenido escaso recorrido hasta el momento y se ha encontrado con más obstáculos que ayudas. Es el caso del programa Skolae. Se trata de un proyecto pionero, desarrollado por el Gobierno de Navarra, que adapta la educación afectivo-sexual a diferentes etapas educativas. La iniciativa se implantó, en forma de prueba, en dieciséis centros escolares de la comunidad en el curso 2017-18. Enseguida se convirtió en blanco de la extrema derecha y de organizaciones ultracatólicas, por suponer a su juicio una forma de "adoctrinamiento". Pese a ser premiado por la Unesco, Skolae acabó en los tribunales. En junio de este año la justicia terminó desterrándolo del currículum, por un defecto formal.

Marian Moreno, una de las creadoras del programa, celebra al otro lado del teléfono la necesaria reflexión en torno a la pornografía. Pero tampoco oculta el desgaste tras años de pelea. "Nos gusta mucho echarnos las manos a la cabeza, pero no ir a las causas, a lo profundo, a prevenir ciertas actitudes y comportamientos que se dan en la adolescencia", reflexiona. En ese sentido, recuerda que la pornografía es "un negocio tremendo que mueve un dineral" y que afecta no sólo a los más pequeños, sino a todas las "personas adultas que también la tienen como referencia". Condenar esto desde el plano institucional es un avance, considera la educadora, pero es necesario ir un paso más allá. "Nos gusta escandalizarnos, pero no arreglar lo que ocurre. Eso provoca cansancio".

Para Catalina Perazzo, responsable de Infancia en Save the Children, el informe que cita la moción permitió el paso más importante: contar con datos de primera mano. "Pudimos ver que ellos mismos [los adolescentes] reconocían la pornografía como fuente de conocimiento". En ese sentido, expone, la pornografía no es en sí el problema, sino el tipo de pornografía al que se están refiriendo, una "dañina en tanto que está representando violencia, desigualdad y desequilibrio de poder". A partir de esa idea, los adolescentes están "construyendo su deseo sexual".

Con este contexto como punto de partida, la experta estima que la educación afectivo-sexual ha ido despojándose de la controversia que hasta ahora suscitaba. En el Senado ha habido unanimidad, subraya como síntoma de lo expuesto. "Cuando nos ponemos a pensar si queremos que nuestros hijos tengan una educación afectivo-sexual, podemos tener dudas. Pero si te dicen que la profesora es esa pornografía, las dudas desaparecen".

Una de las enmiendas registradas por Vox al texto del PSOE, corrección finalmente rechazada, matizaba que las campañas debían ir "dirigidas exclusivamente a la adolescencia y nunca a la infancia". Es otro de los puntos más conflictivos respecto a la educación afectivo-sexual. Y una de las trabas con las que se topó Skolae. Marian Moreno se pregunta "a qué tiene miedo la ultraderecha". "¿Qué suciedad tienen en la cabeza para no querer que las criaturas aprendan sobre el respeto al propio cuerpo y al de otras personas?", completa la docente. Aclara que la educación a los más pequeños poco tiene que ver con la idea gestada en el seno de la ultraderecha. Se trata de "conocer sus propios cuerpos, de marcar los límites, de prevenir los abusos sexuales en la infancia". Lo contrario, argumenta, responde a una campaña para "meter miedo a la sociedad".

Moreno defiende, además, el papel de la escuela como espacio seguro. "Es la que más medios de control tiene: está a la vista de las asociaciones de padres, de las direcciones, de la inspección y de todo el mundo". Es, precisamente por ello, lugar de consenso y aprendizaje desde un abordaje seguro para los menores.

También Perazzo es partidaria de introducir la educación afectivo-sexual desde las etapas más tempranas. "No sólo te permite identificar situaciones de violencia, sino también tener relaciones sanas y saludables". Aunque existe un mayor rechazo cuando se trata de los más pequeños, insistir en este tipo de educación servirá además para que "los padres y madres tengan herramientas para gestionar" la comunicación con sus hijos en materia afectivo-sexual

Así lo plantea también la reforma educativa. La conocida como Ley CelaáLey Celaá, aprobada este jueves, establece el "desarrollo de la igualdad de derechos, deberes y oportunidades, el respeto a la diversidad afectivo-sexual y familiar, el fomento de la igualdad efectiva de mujeres y hombres a través de la consideración del régimen de la coeducación de niños y niñas, la educación afectivosexual, adaptada al nivel madurativo, y la prevención de la violencia de género, así como el fomento del espíritu crítico y la ciudadanía activa". Un gran avance, opinan las voces consultadas, respecto a la legislación anterior.

La educación "para la salud, incluida la afectivo-sexual y la educación emocional y en valores", se trabajará en todas las áreas y en todas las materias, de acuerdo a la reforma educativa. Pero no es la única norma que así lo establece. Actualmente existen dos leyes en camino que también se detienen en el valor de la coeducación. Por un lado la Ley de Libertad Sexual, que llama a incluir "contenidos sobre educación sexual e igualdad de género y educación afectivo-sexual para el alumnado, apropiados en función de la edad, en todos los niveles educativos y con las adaptaciones y apoyos necesarios". Esta ley incluye, además, la incorporación en los currículos de todas las etapas formativas no universitarias contenidos sobre el uso "adecuado y crítico de internet", con el fin de sensibilizar y prevenir las violencias sexuales. Finalmente, la Ley de Protección a la Infancia y Adolescencia indica que todos los niños, niñas y adolescentes recibirán "de forma transversal una educación que incluya el respeto a los demás, la igualdad de género, la diversidad familiar" y la educación afectivo-sexual, una vez más "adaptada a su nivel madurativo", orientada al "aprendizaje de la prevención y evitación de toda forma de violencia", de manera que los menores sepan "reconocerla y reaccionar frente a la misma".

Marian Moreno, actualmente en el Instituto Asturiano de la Mujer, recuerda aquel proyecto pionero como una victoria, pese a la batalla que arrastró. "Me deja el mensaje más positivo: demostró que sí se puede hacer, que es posible sistematizar y generalizar la educación para la igualdad y afectivo-sexual. Me devolvió la ilusión en las posibilidades de la coeducación".

El papel de los padres

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Otra de las enmiendas presentada por la derecha tiene que ver con el control parental. Vox instaba a que todo curso o formación "deberán contar con el conocimiento previo de los progenitores y con su consentimiento". Lo planteado por el grupo de extrema derecha recuerda al veto parental que consiguió extender por determinadas comunidades autónomas y que supuso uno de los mayores obstáculos a la educación en igualdad.

Marian Moreno estima cuanto menos problemático el control excesivo por parte de los progenitores. "Si los datos que tenemos actualmente de consumo de pornografía son tan altísimos es porque estamos hablando de personas adultas consumiendo", razona. Y entre esos consumidores, también hay padres. "¿Les vamos a pedir a ellos consentimiento para hablar en contra de la pornografía?", plantea.

Catalina Perazzo coincide en que el control parental "no es la medida". La clave consiste, esencialmente, en conseguir "más herramientas para que los padres sepan cómo acompañar a sus hijos en esto", pero sobre todo para que sean los propios adultos quienes asuman que "ya estás educando en cualquier espacio".

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