Partidos políticos

Madrid en el PP y Andalucía en el PSOE, los campos de batalla internos en busca de nuevos líderes

Pedro Sánchez escucha a Susana Díaz, momentos antes de comenzar un acto político en Jaén.
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Una vez celebradas las elecciones catalanas, previstas para el 14F y a la espera de un pronunciamiento definitivo del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, España se prepara para un ciclo más o menos tranquilo en lo que a convocatorias electorales se refiere. En este contexto, los partidos políticos con renovaciones de su estructura interna pendiente se han propuesto aprovechar este año, pandemia mediante, para completar los procesos y poner a punto su maquinaria. Se trata de detectar sus mayores debilidades en las urnas, las regiones en las que tienen menos tirón y también, aunque esto lo admiten menos en público los representantes políticos, de intentar que se instalen –o afiancen– liderazgos próximos a las direcciones de los partidos.

Los cambios en los dos grandes partidos podrían afectar a varios territorios, sobre todo a aquellos en los que ahora están en la oposición. Pero son dos las comunidades que, por causas muy diferentes en ambos partidos, están marcadas en rojo por las direcciones nacionales. 

En el caso de los socialistas, casi todas las miradas se dirigen a Andalucía. No es ningún secreto que muchos en Ferraz creen que el tiempo de Susana Díaz ya ha terminado y que es hora del relevo para poner al partido en disposición de poder recuperar la Presidencia de la Junta, en manos del conservador Juanma Moreno, que gobierna en coalición con Ciudadanos y el apoyo externo de la extrema derecha de Vox

En el caso del PP, la batalla interna que más miradas acapara es la del PP de Madrid, en manos de una gestora dirigida por Pío García-Escudero desde mayo de 2018. El PP gobierna en Madrid de la misma forma que lo hace en Andalucía. Pero la dirección nacional tiene dudas de que lo mejor para el partido sea que la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, se haga también con la presidencia de la formación a nivel regional. Demasiado riesgo de contrapeso a Pablo Casado, un líder nacional en la oposición.

El PSOE activa el proceso este sábado

Socialistas y conservadores siguen ritmos inversos. En el primero de los casos, la reelección de Pedro Sánchez dará pie a la renovación de estructuras territoriales; en el del PP, será un congreso nacional en julio de 2022 el que pondrá el broche al proceso, una cita en la que el entorno de Casado aspira a una cómoda reelección del líder.

El PSOE echa a rodar la maquinaria este sábado en un Comité Federal ordinario que presidirá Pedro Sánchez en Barcelona. En esta reunión, la Ejecutiva va a proponer al Comité la realización del 40º Congreso Federal los días 15, 16 y 17 de octubre, propuesta que después deberá ser ratificada meses antes de la cita.

En este cónclave socialista se trasladará, además, a las distintas federaciones la propuesta de celebrar sus posteriores congresos regionales antes de que finalice 2021, de tal manera que se proceda a la renovación de órganos y liderazgos autonómicos y federal, antes del inicio de un periodo preelectoral y electoral en 2022 y 2023.

"De cara al próximo Congreso, la dirección socialista aboga por reforzar mucho la tarea del partido y, por extensión, reforzar y renovar en algunos casos los liderazgos autonómicos para hacer al PSOE competitivo en todos los territorios". Esta frase, recogida en un comunicado de la formación de este lunes levantó ampollas, sobre todo en Andalucía. Porque llueve sobre mojado. 

El futuro de Susana Díaz al frente de los socialistas andaluces lleva asociado un interrogante desde hace ya mucho tiempo. Fue derrotada por Sánchez en las primarias para liderar el partido. Estos días, sus críticos alaban el "gesto de generosidad" de Miquel Iceta, cediendo la candidatura de las catalanas al ministro de Sanidad, Salvador Illa, como ejemplo de lo que debería ocurrir en Andalucía de cara al congreso regional de los socialistas andaluces.

A día de hoy son dos los elementos que impedirían una operación Illa a la andaluza. Uno: que la protagonista, Susana Díaz, no está dispuesta a dar un paso atrás –"Esto no va de que se quite nadie ni que se impida que nadie se presente, sino al contrario, que los compañeros que se manifiestan digan quién va a ser su candidato o candidata, ha señalado recientemente–". Y dos: que no hay un recambio claro. Hasta la fecha, ningún dirigente ha salido de forma clara a manifestar su intención de disputar el liderazgo a la expresidenta de la Junta. 

¿Es equiparable a la 'operación Illa'? Dos visiones

Otras fuentes socialistas, no obstante, destacan que hay algo de "trampa" a la hora de extrapolar lo ocurrido en el Partido Socialista de Catalunya (PSC) al escenario andaluz. Porque se parte de dos escenarios que viven dos momentos diferentes. En el caso de la operación Illa, lo que se decidía era el candidato a la Generalitat. Y lo que hay en juego ahora son los liderazgos del partido, no los candidatos a unas elecciones que, en el caso de las andaluzas, podrían convocarse para finales de 2022.

Lo que Ferraz pretende ahora cuando habla de "renovar en algunos casos los liderazgos autonómicos" es dar un nuevo impulso en algunos territorios, echar a andar una maquinaria que debe ser después engrasada con las elecciones como meta. Liderazgos, defienden, "que encajen con el proyecto federal". No obstante, si esos liderazgos funcionan, como norma general sus protagonistas no deberían tener problemas para ser elegidos candidatos cuando vayan convocándose las primarias previas a las elecciones.

A quienes desde sectores rivales del partido lanzan a Díaz el dardo de que, a día de hoy, no estaría claro que ganase al Partido Popular de Juanma Moreno, aliado con Cs y auxiliado por Vox, sus defensores responden que ellos tienen otras encuestas y que no hay que olvidar que la secretaria general, a diferencia de Iceta, sí ha ganado elecciones.

Pero este mensaje tampoco se queda sin respuesta desde el otro lado de la formación socialista, donde defienden que el PSOE es un partido de Gobierno y que eso pasa por gobernar, no sólo por ganar las elecciones y asistir a la legislatura desde la oposición.

De aquí al otoño queda mucho tiempo. Pero esto no es óbice para que en los partidos políticos circulen quinielas de posibles rivales a Díaz en esta primera contienda. Suenan los nombres del diputado Felipe Sicilia o el del vicepresidente primero del Congreso y diputado por Sevilla, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Pero también se cita a otro tipo de perfiles más vinculados a la gestión, como al alcalde de Sevilla, Juan Espadas, o la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero.

Tranquilidad con quienes están en el poder

El territorio que más preocupa en Ferraz es Andalucía. Barones que en ocasiones muestran sus discrepancias con la dirección como Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) o Javier Lambán (Aragón) no tendrían, en principio, problemas para continuar al frente de sus respectivas secretarías generales. Algo más animados pueden presentarse los cónclaves de Madrid y Galicia, dos comunidades en las que el PSOE está en la oposición.

En Madrid el secretario general actual es José Manuel Franco, también delegado del Gobierno en Madrid; en Galicia, Gonzalo Caballero.

El PSOE madrileño se enfrenta a su asignatura pendiente desde hace muchos años, la de consolidar liderazgos que después también puedan tener tirón en las urnas. Sectores de la formación regional consideran que Franco no debería compatibilizar más su cargo en el Gobierno y en el partido, por lo que no sería extraño que se encontrase con un rival.

Y si el proyecto de los socialistas madrileños no acaba de cuajar, en Galicia Sánchez también tiene un problema. En las últimas elecciones, los socialistas gallegos se quedaron estancados en 14 escaños, tras los 42 de Alberto Núñez Feijóo (PP) y los 19 del BNG.

El PP: pendientes de un paso de Ayuso (o, no)

También será 2021 el año de la renovación regional del PP. A diferencia del PSOE, las estructuras regionales de los conservadores se renovarán antes de que se celebre el cónclave nacional, previsto para julio de 2022. La dirección nacional sitúa esos procesos en este otoño, siempre con todas las reservas puesto que se desconoce a día de hoy cómo puede ser la evolución del virus, ahora en plena tercera ola. 

Como ocurre en las filas socialistas, los territorios que más preocupan son aquellos en los que no gobiernan –Comunitat Valenciana, Extremadura, Cantabria o La Rioja, entre otros–. Génova no ha mostrado todavía sus cartas para no quemar candidatos hasta que sean convocados los congresos, pero ya ha habido algunos movimientos en las provincias adaptando estas estructuras al cambio que experimentó el PP cuando Pablo Casado sucedió a Mariano Rajoy a finales de julio de 2018. 

En la Comunitat Valenciana, por ejemplo, nadie ha dado un paso al frente. Pero los rumores que apuntan a que Casado quiere que el PP regional, en manos de Isabel Bonig, sea relevada, han provocado que los fieles a la dirigente conservadora hayan salido ya a advertir de que ella no se apartará de la carrera y que si alguien quiere ganarla tendrá que hacerlo en las primarias. Es innegable el poder del aparato de los partidos en los congresos regionales, aunque hay varias excepciones. El propio líder del PP sabe lo que es ganar un partido con el aparato del partido en contra porque él logró imponerse a Soraya Sáenz de Santamaría.

Sin ser un territorio que preocupe a día de hoy al PP porque sigue en manos conservadoras, el congreso que más visos tiene de retrasarse es el de Madrid. En manos de una gestora dirigida por Pío García-Escudero desde mayo de 2018, en la dirección nacional se impone ahora la tesis de que lo mejor para el partido es que se huya de la acumulación de cargos en Madrid en una misma persona y que Isabel Díaz Ayuso no sume a su puesto institucional el de la presidencia del PP de Madrid, una idea que le atrae, admiten en su entorno.

De momento, el acalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que también es portavoz nacional del partido, estaría alineado con Génova en esta cuestión. Y no se descarta que si Ayuso da el paso, él también lo dé animado por sectores del PP de Madrid.

La solución intermedia que evitaría un congreso de alta tensión sería que todos coincidieran en apoyar a una misma persona, una candidatura de consenso. El nombre que viene sonando desde hace meses es el de Ana Camins, secretaria general del PP de Madrid. Es de la máxima confianza de Casado. Y evitaría que la concentración de poder en una misma persona, como ocurrió en la etapa de Esperanza Aguirre, pueda presentarse como una fuente de conflictos permanentes con la dirección nacional. Bien lo sabe el líder del PP, que creció en la política en el seno del aguirrismo.

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Podemos y Ciudadanos, sin tareas pendientes

En el caso de Podemos, fuentes de la formación destacan que desde su III Asamblea Ciudadana Estatal del mes de mayo –Vistalegre III, cónclave en el que Pablo Iglesias revalidó su liderazgo– se renovaron todos los órganos autonómicos.

Algo similar ocurre en el frente naranja. A diferencia de PSOE y PP, Ciudadanos hace frente a este 2021 con estos deberes ya hechos. Fuentes de la dirección de Cs consultadas por infoLibre recuerdan que el año pasado, después de la Asamblea del partido que eligió a Inés Arrimadas líder nacional de la formación tras la marcha de Albert Rivera, ya fueron nombrados todos los comités autonómicos.

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