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La mejor televisión de la historia

La mejor televisión de la historia

Adoro los rankings. De toda la vida, basta que aparezca un ranking de cualquier asunto que de inmediato me llama la atención. Supongo que le pasa a mucha gente y, por eso, abundan. Me gustan tanto, que, de hecho, pienso que hay pocos. Creo que si nos acostumbráramos a jerarquizar todo en la vida resolveríamos la mayor parte de las polémicas en las que habitualmente nos vemos envueltos. Para la resolución de los conflictos políticos sería una herramienta extraordinaria. Ordenaríamos las preocupaciones de la gente y las resolveríamos por orden. En las polémicas públicas, hasta podríamos ordenar la capacidad de los opinadores y nos evitaríamos mezclarlos como se hace habitualmente en las tertulias televisivas. Realmente, no siempre me parece justo que se equiparen algunos puntos de vista. Para mí, la libertad de expresión es que cada voz encuentre su lugar adecuado, no que se entremezclen todas ellas sin discriminación alguna. Seguro que estoy equivocado. En un buen ranking, mis opiniones seguro que están en la parte baja de la tabla.

Esta absurda entrada viene a colación de que esta semana hemos conocido un ranking de los cientos que se han hecho sobre los mejores programas de televisión de la historia. Para mí tiene el doble valor de poderlo contrastar con otros y de que ha sido realizado por la revista norteamericana Rolling Stone, posiblemente mi revista favorita de la historia del periodismo. He sido subscriptor desde hace más de 30 años y siempre me ha aportado un punto de vista peculiar de la actualidad, a través de una mirada que entremezcla la tradición de la cultura pop y de los nuevos movimientos sociales. Aunque en España se han hecho algunos intentos de ocupar este espacio, utilizando incluso esa misma cabecera, el resultado ha sido siempre infructuoso.

El ranking de Rolling Stone sobre programas y series televisivas del mundo anglosajón es, por supuesto, discutible. Pero da igual. Lo importante es que exista y que se pueda polemizar al respecto. Han hecho el esfuerzo de escoger hasta 100 producciones con lo que el posible campo de desacuerdo es muy amplio. Pero insisto, da igual. Es divertido de ver. Y tan entretenido es coincidir en algún juicio, como discrepar en otros.

La lista se ha elaborado, según la revista, a partir de una amplia encuesta realizada durante los últimos meses entre artistas, productores, ejecutivos y periodistas relacionados con el mundo de la televisión. A todos ellos, se les pedía que dieran sus preferencias personales sin tener en cuenta otro principio. Es la suma de multitud de gustos y opiniones personales de gente a la que realmente les gusta la televisión. Este ha sido el resultado:

La lista da para discutir durante horas entre los muy aficionados a la televisión. A ese debate, me apunto. Adelanto, a continuación, algunas de mis opiniones con la única intención de animar la discusión.

1. Este ranking me gusta. Me parece bastante bueno. Coincido, desde mi personal punto de vista, en bastantes elecciones, aunque como es lógico si tuviera que hacer mi lista incluiría multitud de cambios.

2. Aprecio el esfuerzo por representar épocas diferentes. Me parece que el boom de las series vivido en los últimos años ha hecho perder a mucha gente, particularmente a algunos de los buenos aficionados más jóvenes, la importancia de la perspectiva histórica. Hay que analizar cada producto de creación artística por lo que aporta en su momento de aparición y, posteriormente, por su influencia futura. Sin este conocimiento, es insuficiente el análisis de lo que se produce actualmente.

3. Me llama la atención el respeto al género de la comedia. Soy de los que piensan que el drama está sobrevalorado respecto al humor. Hacer ficción dramática me parece más sencillo que hacer comedia. Es más fácil hacer llorar o emocionar a un espectador que hacerle reír a carcajadas. En la ficción actual, la comedia pasa por un momento delicado. El ranking de Rolling Stone, sin embargo, coloca en el cuadro de honor obras maestras del género como Los Simpsons, Saturday Night Live, All In The Family, Larry Sanders Show, M*A*S*H, Curb Your Enthusiasm o Cheers.

4. Comparto el reconocimiento al periodo de gloria televisiva que han supuesto los últimos quince años. Por diferentes circunstancias, durante los últimos tiempos hemos podido disfrutar de la sucesión de diferentes obras de una altura inimaginable. Hay que disfrutarlo. El proceso histórico parece inverso al que ha seguido la producción cinematográfica de Hollywood. Ambos fenómenos no son ajenos, por supuesto.

5. Me alegra la importancia que Rolling Stone concede a los programas de entretenimiento basados en el humor, fuera del ámbito de las series. Coincido en que han sido buena parte de la base de la mejor televisión que se ha elaborado desde los años 50. Destacan títulos como el Daily Show (El Intermedio bebió de él como fuente de inspiración) o los grandes late-nights de Letterman, O'Brien y Carson.

6. Me parece de gran valentía el discreto tratamiento que este ranking da a buena parte de los realities que han invadido las programaciones de los últimos años. Aparece el primero y, seguramente, el más apreciable de todos, el Real World de la MTV de los noventa y, posteriormente, American Idol, que es el abanderado de los programas de nuevos talentos musicales. En mi opinión personal, este tipo de contenidos han empobrecido de forma irreversible el concepto de la televisión comercial.

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7. Entiendo que el criterio principal de los que han participado en el ranking ha sido el de primar la calidad e importancia histórica de los programas, independientemente de su mayor o menor éxito de audiencia. Ese es otro asunto. El triunfo comercial y el masivo seguimiento por parte de los espectadores son dos factores de gran importancia en el funcionamiento de la industria audiovisual, pero me parece un error entremezclarlo con el concepto de la calidad, que tampoco debe tener relación alguna con el elitismo.

8. Como crítica personal, no entiendo ausencias absolutamente inexplicables y casi imperdonables como Lou Grant, L.A. Law, Frasier, My Name Is Earl o St. Elsewhere. Echo de menos también algunos títulos que forman parte de mi crónica sentimental como Alf, Fraggel Rock, Mr. Bean… Y cambiaría desde luego de orden, para no enredar mucho, Twlight Zone y Hill Street Blues, que debe aparecer, siempre, sin duda alguna, entre las más grandes e influyentes de la historia.

Para el que desee consultar vídeos sobre los programas seleccionados por Rolling Stone y encontrar información sobre el porqué de su elección, ahí va el enlace con la publicación original.

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