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Talento a la fuga

De ciudadanos de segunda en España a ciudadanos de primera en Ecuador

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Yo no vuelvo a España porque me he sentido insultado. Prefiero quedarme en Ecuador”. Lo dice Emiliano Gil, un zamorano de 54 años que, hace casi tres meses, decidió romper con un insoportable periodo de desempleo que se prolongó durante dos años. Vendió su coche, cerró su casa de Sevilla, se despidió de sus tres hijos y emprendió un viaje a Quito para trabajar como profesor de Historia en la universidad. Menos tiempo estuvo Aixa Jorquera (24 años) en paro. Con dos licenciaturas y un máster que no le sirvieron para encontrar trabajo en Madrid, esta joven malagueña comprendió que su futuro profesional estaría fuera de España. También eligió la capital de Ecuador, donde ejerce de profesora en la especialidad de comunicación.

Emiliano y Aixa no solo se dedican a la labor docente en la Universidad de los Hemisferios de Quito –un centro privado–, sino que forman parte de un ambicioso proyecto estatal que se ha propuesto impulsar la investigación, la docencia y la especialización en las universidades, escuelas politécnicas y centros de investigación del país. Cientos de españoles ya forman parte de este programa (Prometeo). “Están buscando profesionales de otros países para formar a los profesores de aquí”, explica Emiliano. “Les tenemos que enseñar a investigar y a presentar y dirigir proyectos de investigación que eleven el nivel de las universidades”. En definitiva, están contribuyendo a la transformación del sistema educativo de Ecuador.

Aixa vive en un barrio acomodado de Quito, nunca coge un autobús; se desplaza siempre en taxi. Se lo puede permitir con un sueldo de 1.500 dólares al mes, una cantidad que en Ecuador te convierte automáticamente en un asalariado de clase media. Sin embargo, su estatus socioeconómico está muy lejos todavía de ser la norma en un país donde la brecha entre ricos y pobres sigue siendo acentuada y donde el salario mínimo interprofesional tan solo alcanza los 340 dólares. “Yo no puedo decir que esté viviendo el auténtico Ecuador, donde la mayoría de la gente vive con poco más de 300 dólares al mes”, reconoce.

Emiliano en el punto Latitud 0 de Quito

“Que la gente se tenga que ir es algo insultante”

Emiliano cobra aún más. Su título de doctor en historia le otorga una categoría salarial superior que ronda los 2.000 dólares. Como a Aixa, su sueldo le permite vivir en una situación privilegiada que contrasta con las dificultades económicas que ha atravesado en los dos últimos años. Dice haberse sentido un “ciudadano de segunda” en España, donde después de haber probado múltiples empleos, acabó cobrando un subsidio de 426 euros. “Es un poco frustrante terminar así con 54 años, después de haber trabajado más de 30”, asevera. Y acentúa su indignación: “Que la gente se tenga que ir es algo insultante, sobre todo por las circunstancias en que se ha producido la crisis”.

Después de su última experiencia en España, Emiliano cree estar viviendo ahora “en otro mundo”, uno que apuesta por el crecimiento y en el que se siente valorado por su trabajo. Sin embargo, reconoce que hay mucho por hacer. Los medios son escasos, apenas hay libros, las bibliotecas están muy lejos y el hábitat es muy disperso. Pero las dificultades se convierten precisamente en un reto que le motiva.”Nos han seleccionado por nuestros métodos, te obligan a trabajar, a investigar y a crear escuela”, explica, y habla de la transformación de un nuevo Ecuador de la que se siente partícipe.

En otro mundo vive también Aixa. Tras licenciarse primero en Relaciones Públicas y Publicidad y después en Comunicación Audiovisual, decidió completar su formación con un máster de Realización y dirección de series de ficción. Ninguno de los títulos le sirvió para encontrar trabajo en Madrid. “Estuve meses echando currículos y no obtenía respuesta. O me ofrecían puestos de becaria sin cobrar”, recuerda. Soportó unos meses el vacío laboral que le ofrecía la capital, hasta que pensó en Latinoamérica como el destino que, al contrario que España, ofrecía optimismo y “comenzaba a despuntar en economía”. Se imaginó primero en Brasil, el país que albergaría el Mundial de fútbol y unas olimpiadas, pero la experiencia de una conocida le hizo decantarse por Ecuador. Encontró trabajo en dos semanas.

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Aixa no solo participa en el programa Prometeo, sino que compagina su trabajo en la universidad con el de directora de fotografía en una serie documental sobre sustancias psicotrópicas en las comunidades indígenas. Un trabajo que le ha permitido recorrerse el país, observar los contrastes y sorprenderse con el nivel de desarrollo de ciudades como Quito o Guayaquil y los elevados índices de pobreza de las zonas rurales. Con tan solo 24 años, su doble titulación también le ha servido para trabajar como editora en una productora y como jefa de edición en un programa de televisión. Una oportunidad impensable en la España actual y que Aixa no está dispuesta a desaprovechar.

Pero no todo son ventajas. A pesar de que ambos se sienten reconocidos profesionalmente y manifiestan su deseo por continuar viviendo en Ecuador, reconocen que la distancia con la familia se hace dura. “El único inconveniente es que no puedo ver a mis hijos”, reseña Emiliano. También echa de menos la actividad cultural que tienen otras ciudades españolas. Según el profesor apenas hay conciertos o teatros, algo que no descarta impulsar desde la propia universidad.

Mientras España se abraza a una política de austeridad marcada por el recorte sistemático y altas tasas de desempleo, Ecuador apuesta por un modelo económico basado en el crecimiento que le ha hecho escalar posiciones en el índice de desarrollo humano elaborado por la ONU, que reconoce al país andino como líder regional en políticas de reducción de las desigualdades. De momento, ya ha triplicado su presupuesto en educación, una partida que ya se ha llevado cientos de españoles que como Aixa y Emiliano abandonaron la precariedad laboral de su país para contribuir al crecimiento de la nueva universidad de Ecuador.

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