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Talento a la fuga

De masajistas en precario en España a fisioterapeutas en la Sanidad pública francesa

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"Para quedarme en España y que encima me explotaran decidí marcharme un par de años, pero en diciembre ya hago cuatro en Francia". Así de rotundo resume Alejo Beltrán, un joven fisioterapeuta español de 28 años, su trayectoria laboral que, iniciada en el momento álgido de la crisis económica y los recortes en los presupuestos sanitarios, le empujó a buscar su espacio profesional en el país vecino, donde ahora ejerce sin la perspectiva de regresar un día a España. “Decidí irme cuando la crisis económica ya estaba haciendo estragos. Había menos puestos de trabajo y los que se ofrecían estaban mal pagados”. Unas circunstancias compartidas por una amplia comunidad de fisioterapeutas españoles que se han visto obligados a buscar el reconocimiento laboral fuera de las fronteras españolas.

Es también el caso de Ana Conti, una fisioterapeuta granadina de la misma edad que Alejo y que como él, también se vio empujada a buscar trabajo en Francia. Sin embargo, sus deseos de regresar y trabajar en España no dejan de estrellarse con la realidad de un sector en claro retroceso."Quiero volver, pero no hay trabajo”, explica. “Busco empleo a través de internet, también cuando bajo reparto algún currículum, pero sé que es muy difícil”. Un vacío laboral que contrasta con su situación en Francia, donde desarrolla su labor en el área de neurología de un hospital público, algo que se antoja un sueño casi imposible para los licenciados que cada año se enfrentan al debilitado mercado laboral español.

Ana Conti en la costa francesa.

Pero la crisis económica también ha afectado al país vecino, que como el resto de países europeos ha empleado la tijera en sectores como la sanidad y la educación. No obstante, y según señala Alejo, los recortes se notan menos porque que “el árbol social francés era mucho más frondoso que el español”. Un punto de partida que, sin duda, suaviza las consecuencias de una política europea marcada por la austeridad.

También comienzan a asemejarse las condiciones de contratación para los recién licenciados, a los que se les exigen ahora de uno a dos meses de prácticas no remuneradas. “La diferencia es que en Francia, al finalizar las prácticas, cumplen con la promesa de contratarte. En el momento que homologas el título encuentras empleo en buenas condiciones.La otra alternativa es hacer lo mismo en España sin que después tengas opciones de trabajar, o acabar con un mal salario”, señala Alejo.

Más diferencias encuentra Ana entre un país y otro: “En Francia nos sentimos valorados y en España no. Aquí dices que trabajas de fisioterapeuta y saben lo que es, en España la gente piensa que eres masajista”. Una incomprensión que Alejo extiende a las propias administraciones: “Es una disciplina bastante nueva en España. En Andalucía estaba empezando a entrar la fisioterapia pública un poco más allá de los típicos servicios de rehabilitación e incluso implantándose en algunos pueblos. Pero llegó la crisis, y lo que estaba empezando a desarrollarse se cortó.”

Los médicos de cabecera te recetan sesiones de fisioterapia

Pero lejos de vivir un sueño, tanto Ana como Alejo encarnan más bien la cada vez más abrupta brecha entre la sanidad pública española, en progresivo retroceso, y la de Francia, que ha sabido mantener el vigor de su sistema incluso en los peores años de la crisis económica. Una brecha que se hace patente en el diferente tratamiento que recibe la fisioterapia en los sistemas públicos de ambos países. “En Francia toda la ciudadanía tiene acceso al servicio de fisioterapia. Está reembolsado por la seguridad social, lo que produce una demanda de profesionales enorme”, explica Alejo. Algo que corrobora Ana: “En Francia tienes un dolor de espalda, acudes al médico de cabecera y te receta los medicamentos pertinentes y las sesiones de fisioterapia que estime oportuno”. 

Según apunta Alejo, el control francés de acceso a la titulación de Fisioterapeuta explica que el mercado laboral francés absorba tanta demanda de profesionales. “El sistema educativo en Francia está más controlado a fin de adaptar el número de 'fisios' a la demanda de cuidados que se requieren”. Además, tanto Alejo como Ana coinciden en señalar el elevado coste de la matrícula en el país vecino, lo que en cierto modo, les obliga a importar personal de otros países. “¿Quiénes venimos? Pues aquellos en los que las circunstancias económicas de su país de origen son peores “, sentencia Alejo.

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La diferencia entre ambos sistemas se hace patente cuando descendemos al detalle del gasto público sanitario en los últimos años. Según datos del propio Ministerio de Sanidad español, éste experimentó un una significativa caída de más de seis mil cuatrocientos millones de euros en el periodo 2009-2012, año en el que el ministerio dirigido por Ana Mato redujo a cifras del 2008 el porcentaje del PIB de gasto público destinado a sanidad (un 6'2 %). Un giro de timón en la política sanitaria que ha tenido como principales víctimas a los profesionales, que se han llevado la peor parte, sufriendo una disminución significativa en “gastos de personal. 

Y aunque en Francia la crisis económica también ha mermado significativamente su sanidad, las dificultades en España siguen produciendo un goteo constante de fisioterapeutas españoles que emigran al país vecino. Tal y como explica Alejo, “está emigrando mucha más gente”, y añade, “ahora el tema principal de los foros en Internet es pedir consejo para venir a Francia.”

El vecino del norte, como en los peores años de la postguerra española, vuelve a ser el destino de acogida para toda una generación de jovenes españoles que, marcados por la precariedad y la falta de oportunidades, no tienen mas remedio que poner sus ojos en el extranjero para poder desarrollar sus carreras con dignidad. Todo ello muchas veces, a costa de verse obligados a vivir en el extranjero “como estudiantes”, tal y como confiesa Alejo, o a mantenerse estrictamente con “lo justo”, como declara Ana. Ambos han visto como las sucesivas politicas de recortes públicos,la destrucción del mercado laboral y la inexorabilidad de la crisis, ha cancelado sus billetes de regreso a España. Como sentencia Alejo “¿Quiénes venimos aquí ? Pues aquellos en los que las circunstancias de su país de origen son peores”.

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