Talento a la fuga

“Decir que nos vamos por espíritu aventurero es una barbaridad”

Martín en el parque nacional de Yorkshire Dales.

Martín López se marchó de España “por la crisis”. Así de rotundo explica este doctor en Matemáticas las razones que le llevaron hasta Inglaterra hace tres años. Merecedor de una selecta y prestigiosa beca estatal británica, dotada con una cuantía que roza el medio millón de euros, este brillante científico madrileño de 29 años, liderará un proyecto de investigación financiado por el Medical Research Council desde la Universidad de Leeds. Con tres años de trabajo por delante para desarrollarla, ya se ha asegurado una plaza en la universidad para la que ahora trabaja. Desde India, el país que visita en una breve estancia profesional, atiende a infoLibre por videoconferencia.

Rechazó una oferta de la Universidad Complutense de Madrid. “Demasiado tarde”, explica. La proposición que acababa de recibir desde Inglaterra superaba notablemente las condiciones de una España a la que ya asediaban los recortes. “Pocos meses antes de terminar el doctorado me dijeron que, tal y como estaban las cosas, sería muy complicado ofrecerme un contrato”, recuerda. Asumiendo el horizonte laboral que le ofrecía el país, Martín, como tantos otros compañeros de profesión, acabó buscando un espacio fuera de las fronteras. Un esfuerzo que ha visto recompensado en menos de tres años con el reconocimiento del Consejo de Investigación Médica de Reino Unido. “Es una financiación difícil de conseguir, yo he tenido suerte este año”, afirma con modestia.

Martín, que defiende que “las matemáticas están en todas partes”, plantea a la institución médica británica trasladar sus modelos abstractos hasta la realidad cotidiana de las salas de hospital. “Lo que se busca con el proyecto es utilizar modelos matemáticos para estudiar cómo se propagan las bacterias en los centros hospitalarios. Una situación que, en ocasiones, obliga a cerrar plantas o secciones”, explica. “Esto puede ayudar a conocer qué estrategias son más útiles para evitar que esto ocurra”, expone. De este modo, este español afincado en Inglaterra, culminará un proyecto que ha encontrado el respaldo de las instituciones públicas del país que lo ha recibido, y que, según indica, le ha servido también para garantizarse un lugar en el centro para el que ahora trabaja. “Aquí te valoran los logros. Y, como he llevado cerca de medio millón de euros a la universidad, pues me han ofrecido un contrato de profesor cuando termine el proyecto”.

¿Ha perdido España un investigador? “Dependerá de cuánto mejore el panorama”, responde con una halo de pesimismo. Convencido de que las políticas de recortes han colocado a la ciencia española en una situación difícilmente remontable, a Martín le cuesta creer en la regeneración de un sector cuyo estímulo tarda años en ofrecer resultados. “No se puede dejar de invertir en I+D+i, porque no estamos hablando de infraestructuras. No es un puente que dejas a medias y retomas a los cinco años. La ciencia no funciona con esa lógica. Si dejas de financiar un proyecto, o se pierde, o se va a otro sitio y ya no puedes retomarlo”. ¿Ha perdido España entonces una generación de investigadores? “Creo que ha perdido a mucha gente, sí. Esperemos que con un poco de suerte algunos puedan volver”, sentencia.

“Vivimos la lógica del 'sueño americano' que vende un mundo sin perdedores y lleno de oportunidades”

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Pero la repatriación de gran parte de una generación de profesionales que se han fugado al extranjero estará supeditada, según Martín, a que se reactive la financiación del sector. Una decisión que, afirma, deberá reforzarse con planes estratégicos que garanticen el retorno de las inversiones. “India [el país desde el que atiende a infoLibre] o China, están haciendo un esfuerzo económico en este sentido. Intentan obtener un retorno, antes o después. Buscan una conexión de transferencia tecnológica”, aclara desde un Estado que en las últimas décadas ha reforzado su apuesta por el sector científico buscando la competitividad.

A pesar de ser beneficiario de una beca estatal de reconocido prestigio y ostentar una plaza como investigador en la Universidad de Leeds, Martín no rehúsa referirse a sí mismo como emigrante. “Todas esas declaraciones que se han hecho en los últimos años, que si nos vamos por espíritu aventurero, que si moverse por Europa es como trasladarse de un pueblo a otro, o que si la fuga de cerebros era una leyenda urbana. Todo eso son barbaridades”, enfatiza indignado. A pesar de ello, reconoce que otros han corrido peor suerte en una experiencia migratoria que, sin embargo, es siempre difícil para cualquiera. “No me cabe duda de que estamos en mejor posición que generaciones de emigrantes anteriores, pero eso no significa que marcharse al extranjero sea fácil”, puntualiza. “Llegas a un país que no conoces, con un sistema sistema de trabajo que no conoces y una burocracia distinta, y todo es una barrera”.

Ahora, Martín contempla expectante las próximas elecciones generales españolas, con la esperanza de que se materialicen las señales que vienen anunciando un cambio. “Yo me lo quiero creer, pero no sé… Tampoco puedo hacer gran cosa, porque otro problema que tenemos los que estamos fuera de España es que no nos dejan votar cuando son las elecciones. No hay manera ni si quiera de poner tu granito de arena”.

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