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Haciendo la historia

La Guerra Civil española entre viñetas y bocadillos

La Guerra Civil española entre viñetas y bocadillos

Ahora que se ha puesto de moda todo lo vintage, no solo ha sido el mejor momento para recuperar prendas de vestir, música y decoración, también los formatos de lectura han sucumbido a las tendencias retro. Lejos de la indumentaria y los superpoderes que caracterizan a los superhéroes y villanos de los antiguos cómics de Marvel, el ilustrador, diseñador y dibujante de tebeos malagueño José Pablo García adapta el libro del historiador Paul Preston La Guerra Civil española (Debate) al formato de las viñetas.

En el 80 aniversario del golpe de 1936 que dio comienzo a la guerra, el ilustrador firma una obra que va desde el reinado Fernando VII hasta la posguerra a lo largo de 240 páginas. Este no ha sido hasta ahora su único reto. Es también autor de Las aventuras de Joselito (2015) –que contaba la vida del niño ruiseñor que triunfó en el cine de posguerra– y, por encargo de la ONG Acción Contra el Hambre, viajó a Palestina para que contar la labor que desempeñan en Cisjordania y Gaza.

Pero ¿cómo se las ingenia el dibujante para contar la contienda, llevar a las viñetas a sus protagonistas y hacer atractiva la historia? En varias entrevistas a José Pablo García, apunta que pretendía crear un retrato fidedigno de lo que ocurrió esos años para hacerlo accesible a todo tipo de lector con o sin interés, con o sin conocimiento de la historia. La obra sigue así los capítulos del libro de Preston, que se remonta a principios del siglo XIX para contextualizar el origen del conflicto. 

Del golpe de Estado a la Guerra Civil. Así se titula el capítulo que narra los hechos de los que el pasado 18 de julio se cumplieron el 80 aniversario. La obra ahonda en este punto las nefastas condiciones de vida de la clase obrera y campesina, el caldo de cultivo que vería nacer la guerra que se saldó con más de 600.000 muertos, decenas de miles de exiliados y una dictadura de casi 40 años. 

El Frente Popular –coalición de los principales partidos de izquierda liderada por Manuel Azaña– consiguió la victoria en los que serían los últimos comicios de la Segunda República, el 16 de febrero de 1936. La chispa que detonó la rebelión fue el asesinato del ministro de Hacienda durante la dictadura de Primo de Rivera José Calvo Sotelo, y que el bando golpista utilizó para justifizar el levantamiento militar. 

La derecha parlamentaria, el sector monárquico y movimientos fascistas como la Falange, que contaban con el aval de las principales dictaduras europeas (Hitler y Mussolini), fraguaron el golpe de Estado liderado, entre otros, por José Sanjurjo, que ya lo había intentado sin éxito en 1932. Sanjurjo murió en un accidente aéreo el 20 julio y fue entonces cuando la figura de Francisco Franco comenzó a perfilarse como líder del bando rebelde.

La traición de las democracias

En el capítulo Las grandes potencias traicionan a España se cuenta la decisión de "no intervención" de las grandes democracias europeas en el conflicto español. Los bandos estaban muy perfilados. Por un lado, y al amparo de la Alemania nazi y la Italia de Mussolini, sin cuyos aviones los rebeldes no hubiesen podido desplazar sus tropas a la península, los golpistas mostraron desde el primer momento una superioridad militar y económica que marcaría el futuro de la guerra. En el otro lado estaban los republicanos, que según la obra de Preston, fueron víctimas del miedo al comunismo en el continente y que derivó en una tibia respuesta de las potencias europeas al auge del fascismo, como se explica una de las viñetas. 

Así, democracias como Reino Unido o Francia, que un principio pensaban apoyar al Frente Popular, viraron finalmente a la no intervención dejando desamparado al bando republicano. Una de las viñetas de García muestra en este punto a Azaña ante un tablero de ajedrez con la mirada perdida, mientras explica que este "no podía creer que los estadistas británicos y franceses se mostraran tan ciegos ante la amenaza fascista".

La memoria apagada del 'gernika' andaluz

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En el capítulo Derrota a plazos se narran algunos de los hechos bélicos que anunciaron muy pronto el desenlace de la guerra. No falta la viñeta  con el Guernica de Picasso, símbolo de las atrocidades del fascismo; o la caída de Bilbao en junio de 1937; o la entrada de las tropas nacionales en Santander en septiembre de ese año entre retratos gigantes de Mussolini; o la caída de Gijón y Avilés en octubre. Es el principio del fin para el bando republicano.

La caída de Cataluña en febrero de 1939 supuso el fin de la República. Las viñetas muestran el exilio de medio millón de personas que cruzó la forntera hacia Francia ante el avance de las tropas franquistas. La mayoría de los exiliados terminó en campos de concentración.

Esta historia acaba con el último parte emitido desde el cuartel de Franco el 1 de abril de 1939: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, nuestras tropas victoriosas han alcanzado sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado".

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