Se abren las grandes alamedas
Uno de los discursos políticos más emocionantes y llenos de contenido del siglo XX fue, sin duda, el pronunciado el 11 de septiembre de 1973 por Salvador Allende presidente de Chile.
Cuando los aviones golpistas ya estaban bombardeando la Moneda y el Ejército había rodeado el palacio presidencial, Allende con voz tranquila pronunció el discurso que fue su herencia y mensaje al pueblo chileno y que ha resultado profético.
Era consciente de que la fuerza bruta había destruido su proyecto “tienen la fuerza y podrán avasallarnos” y también era consciente de que le quedaban pocas horas de vida: “Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”, pero quiso dejar un mensaje de esperanza al pueblo chileno, “ la semilla que hemos entregado no podrá ser segada definitivamente”.
Y así ha sido, el pueblo chileno combatió contra la dictadura y ha seguido combatiendo contra su peor herencia, hasta conseguir una asamblea constituyente que enterrará la constitución pinochetista. Gracias a esa lucha se ha podido elegir un presidente con un programa que pretende que todos los chilenos puedan vivir mejor, con una educación, sanidad y trabajo decentes, eliminando las peores consecuencias de un neoliberalismo depredador
Fue consciente de que su trayectoria había terminado, pero no así la del pueblo chileno “la historia es nuestra y la hacen los pueblos”. Vaticinó que el momento gris y amargo que Chile vivió aquel once de septiembre lo superarían otros hombres y así ha sido. El nuevo presidente de Chile ni siquiera había nacido aquel 11 de septiembre , pero lidera un nuevo proceso histórico que puede abrir las grandes alamedas “por donde pasará el hombre libre para construir una sociedad mejor”.
Así lo desean millones de personas en Chile y en todo el mundo.
Sirvan estas líneas de homenaje a Salvador Allende en este momento tan prometedor para Chile y para que no se olvide aquel hermoso discurso pronunciado en circunstancias que nunca deberán repetirse.
Julián Lobete Pastor es socio de infoLibre
